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Opinión

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El país que aspira a tener la energía más contaminante de LatAm

Cuando acabe el próximo sexenio, ningún país latinoamericano emitirá más carbono a partir de quema de combustibles que México. Esa es la nefasta promesa que viene implícita en el último set de contribuciones nacionalmente definidas que nuestro gobierno tanto presumió, y el de Estados Unidos celebró.

Claro que México parte de una base de emisiones energéticas anuales abultadas. En 2021, el año que la Agencia Internacional de Energía utiliza como base para la compilación que presenta en la primera edición de su Latin America Energy Outlook, ya ocupábamos el segundo lugar. Ese año, nuestras emisiones relacionadas con el sector energético llegaron a 375 millones de toneladas de carbono. Pero estábamos lejos de las 439 de Brasil.

Si ambos países cumplen sus metas, para 2030 nuestras emisiones energéticas serán casi nueve por ciento mayores que las de los brasileños, que hoy son casi el doble que nosotros. 

La tragedia se ha ido agravando. Climate Action Tracker, que se enfoca en hacer análisis comparado de las contribuciones nacionalmente definidas de todos los países, ahora juzga las acciones de México como ‘críticamente insuficientes’ –la peor de las calificaciones reprobatorias de su escala. De hecho, advierte que la actualización de las NDCs de México de 2022 violó el acuerdo de París y la ley mexicana, por implicar un retroceso. “Aunque la nueva meta incluye una reducción porcentual más grande, de todos modos, lleva a emisiones más altas”.

Gracias a los cálculos de la AIE, ahora sabemos qué tanto. El simple crecimiento en las emisiones anuales de México hacia 2030 respecto a su línea base de 2021 es más grande que el total de emisiones de Colombia, el tercer país más poblado de la región.

Suena sorprendente. Pero es una consecuencia bastante lógica de no tener metas ‘net-zero’. Como la Iniciativa Climática México recuerda en su Ruta Emisiones Netas Cero para México 2060, “México es el único país de la OCDE y del G-20 que aún no cuenta con una meta y una estrategia formal para alcanzar el cero neto en sus emisiones”.

Corregir el rumbo, y eventualmente alcanzar el net-zero a nivel país, implica una labor titánica. De acuerdo con ICM, tomará 37 años de inversiones promedio de 167,000 millones de dólares por año para llegar ahí. Esto es más de 10 veces lo que CFE y Pemex sumadas invierten en total. Pero, contrario a las improductivas inversiones de las empresas del Estado mexicano, el retorno esperado en el esfuerzo climático de la economía mexicana sería de 1.8 veces la inversión. Y eso es sin meternos a considerar imperativos morales.

En teoría, podríamos arrancar hoy mismo. Nuestro 19% de participación de renovables en la generación de electricidad en 2022, que nuestro gobierno actual pintaba casi como excesivo mientras promovía su reforma energética, en realidad es de risa. El promedio regional actual, de acuerdo con los datos de la AIE, es de 61 por ciento. México, que tanto presume tanto el peso como la vocación social y ambiental de su empresa eléctrica estatal, sólo supera a Trinidad y Tobago, Jamaica, Haití, Guayana y Cuba. ¿De verdad no podemos crecer rápido en renovables? A estas alturas, es claro que no son nuestros recursos naturales ni nuestra economía los que nos han puesto en camino a ser el peor infractor de la región en la lucha contra el cambio climático. Es nuestra política. Son nuestros políticos. Desafortunadamente, saber eso no lo hace menos real.

@pzarater

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