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Opinión

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El plato fuerte de la cumbre, en San Francisco

Con toda la tensión que pueden generar dos guerras en activo, una en Europa y la otra en Medio Oriente, la relación más tensa e importante en estos momentos para Estados Unidos es con China.

Vladimir Putin es una amenaza en la medida en que posee armamento nuclear, pero en términos económicos Rusia es marginal en el impacto que puede generar a la economía estadounidense, sin dejar de repasar los efectos que ha tenido su invasión a Ucrania en materia de energéticos para Europa.

En el caso de la respuesta militar de Israel tras los ataques terroristas de Hamás, el peligro está en que la respuesta desproporcionada del Estado hebreo involucre a otras naciones y se incendie la región o bien se activen las células más radicales del terrorismo.

Con todo, hoy la relación internacional más estresante para el gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, es con China.

Ese gigante asiático es el tercer socio comercial de Estados Unidos, después de México y Canadá, pero es una potencia económica comparable ya al tamaño de la economía estadounidense, es el principal acreedor de esa economía y es determinante en las relaciones tensas con Corea del Norte y Taiwán, y con el resto del sudeste asiático.

Si en algo dio continuidad el gobierno demócrata a las políticas del republicano Donald Trump fue en mantener esa lejanía con China. Sin embargo, mantener esa distancia no tiene que implicar alimentar un conflicto.

Por eso, un momento cumbre para hacer pronósticos de estabilidad habrá de ocurrir esta semana.

Claro, mañana allá hay dato de inflación, que resultará indispensable para anticipar si la Reserva Federal y su presidente, Jerome Powell, blofean con un nuevo incremento en la tasa de interés o si realmente hay razones para creer que el año terminará con un nuevo aumento de la tasa interbancaria.

Ya vimos que Powell decidió apretar un poco el discurso el jueves pasado, con aquello de no quitar el dedo del gatillo monetario, pero una inflación general baja y una inflación subyacente no tan alta podrían aligerar a los mercados.

Y de paso, si el dato de ventas al menudeo del miércoles confirma alguna desaceleración, podría haber algún respiro hasta para el peso mexicano.

Pero bueno, el punto es que este miércoles, en algún lugar de “la zona de San Francisco”, se habrán de encontrar el presidente estadounidense Joe Biden y el líder del régimen chino, Xi Jinping.

El puro encuentro cobra importancia por la distancia que habían marcado los dos países y sus dos líderes. Y si logran lo que adelantan funcionarios de La Casa Blanca, de intentar tomar medidas que estabilicen la relación entre Estados Unidos y China, además de aclarar malentendidos y abrir nuevas líneas de comunicación, será un avance mayúsculo.

El marco es la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (Apec), que inició este pasado fin de semana, pero el plato fuerte es este encuentro bilateral.

No hay que descartar participaciones de pena ajena en esta cumbre de la Apec, algunos episodios bochornosos y participantes intrascendentes. Pero por mucho, la mayor atención para todo el mundo será este encuentro entre los mandatarios de las dos potencias mundiales actuales. 

Este miércoles, en algún lugar de la zona de San Francisco, se habrán de encontrar el presidente estadounidense Joe Biden y el líder del régimen chino, Xi Jinping.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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