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El turismo en un gobierno femenino
En el Día Internacional de la Mujer conmemoramos, pero, sobre todo recordamos y nos comprometemos con la lucha histórica que las mujeres en el mundo han tenido que emprender para lograr su inclusión y protección, en un escenario de equidad, dentro de un mundo históricamente patriarcal.
Turismo es, en esta lucha, una industria ejemplar, pues, 54% de la fuerza laboral turística es ocupada por mujeres –tan sólo 17 de 32 secretarias de turismo en el país somos mujeres– y, tanto la brecha salarial como la distribución de puestos directivos entre hombres y mujeres, es menor en el turismo que en otros sectores. Además, esta industria beneficia de manera transversal a más de 130 ramas económicas que incluyen a otros grupos vulnerables y, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, representa 10% de los nuevos empleos en el mundo, siendo una de las principales fuentes de economía en nuestro país, con una aportación del 7.6% a nuestro PIB y una expectativa de crecimiento hasta 16.5% en los próximos 10 años.
Sin embargo, a pesar de los incuestionables avances y esfuerzos por visibilizar, desnormalizar, educar y combatir la violencia y desigualdad de género, es muy clara la deuda histórica que sigue existiendo con las mujeres en México y el mundo.
Por ello, celebro que nuestro país se encuentre próximo a tener, por primera vez, a una presidenta. Si bien ello no resuelve los múltiples retos que aún quedan por enfrentar, si esperaría de la próxima presidenta - y, aclaró, no porque las capacidades de un gobernante dependan de su género, sino por mera empatía y sensibilidad - que tenga la conciencia para priorizar la definición de una estrategia clara en favor de las mujeres y de cualquier grupo vulnerable.
En ese sentido, estoy convencida de que el apoyo al turismo será un inmejorable vehículo para el empoderamiento y desarrollo, no sólo de mujeres en México, sino de muchos otros grupos vulnerables.
Tan sólo por poner un ejemplo, desde la Secretaría de Fomento Turístico de Yucatán, hemos impulsado, capacitado y certificado a cientos de mujeres –cocineras, artesanas, guías, empresarias y más– quienes han visto en esta industria una oportunidad de desarrollo y autonomía económica, una alternativa para mantener la cohesión familiar y un vehículo de empoderamiento y orgullo.
Programas como las Aldeas Mayas han llevado turismo y empleo a comunidades marginadas donde ya son muchas las mujeres quienes traen el sustento para sus familias; sus proyectos turísticos emplean a familiares y miembros de su comunidad, generando grandes beneficios económicos, turísticos, de preservación patrimonial, pero más importante aún, de integración social, al evitar la migración laboral.
Este es tan sólo un ejemplo del empoderamiento que transforma positiva y sosteniblemente a cientos de vidas gracias al turismo. Estoy segura que, en esta nueva etapa que viene para el país, será la fuerza femenina, a través de la llamada “industria del futuro” la que nos abra de manera positiva muchas puertas hacia la, tan deseada, equidad de género.
*Secretaria de Fomento Turístico del Estado de Yucatán.