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Opinión

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Implicaciones del comportamiento reciente de la inflación

El Inegi publicó recientemente los datos del comportamiento de los precios al consumidor en la primera quincena de abril. El índice disminuyó 0.16% respecto de la quincena inmediata anterior, con lo que la inflación anualizada alcanzó 6.24 por ciento. En comparación, en la misma quincena del año pasado, la inflación anualizada se encontraba en niveles de 7.72.por ciento.

La inflación subyacente (que mide el comportamiento de precios que no son afectados por mercancías o servicios controlados o de aquellos fuertemente afectado de forma estacional), tuvo un nivel más elevado; alcanzando durante esta primera quincena 7.75%; más de 150 puntos base superior a la inflación general. La inflación no subyacente creció apenas 1.82% a tasa anual.

Dentro de la inflación subyacente destaca el alza de precios de mercancías, particularmente aquellas relacionadas con alimentos y bebidas, alcanzando casi el doble de la inflación general.

Para Banxico, si bien la inflación no subyacente muestra una caída importante en comparación con años anteriores, la subyacente apenas empieza a mostrar, también en la comparación anual, un inicio de tendencia de reducción.

La disyuntiva para el banco central, al igual que para la Reserva Federal de EU, consiste en determinar si la trayectoria de reducción del proceso inflacionario es ya definida o si aún corre el riesgo de reactivarse, como una nueva alza gradual de los precios.

De dicho diagnóstico dependerá fundamentalmente si la Fed y Banxico, en sus siguientes reuniones, determinan de manera acompasada (o ya eligiendo caminos divergentes): continuar con un proceso de alza de las tasas de referencia (ya en niveles de 25 pb) para asegurar el freno real de la inflación –aun a costa de sacrificar el crecimiento económico e incrementar las probabilidades de una recesión en el corto plazo–; si deciden terminar el ciclo alcista y mantener un periodo largo estos elevados niveles actuales de tasa de referencia o, con mucho menor probabilidad, si existe un escenario de inicio de una trayectoria de reducción.

Algunos analistas, exageradamente optimistas, pronostican no solo el fin del alza de tasas, sino un rápido inicio del proceso de reducción. Hoy, la información de la que disponemos apunta a que los bancos centrales, incluyendo el de México, tienen más temor de una reactivación de la inflación, que de una eventual recesión. La historia económica demuestra que, cuando se liberan los mecanismos de control de la inflación antes de tiempo, la inflación retorna y se vuelve más persistente, más estructural y consecuentemente, mucho más difícil de frenar. Por el contrario, una recesión o una disminución dramática del ritmo de crecimiento, puede ser atacada a través de mecanismos como los utilizados en el pasado: desde la tasa de referencia, hasta política fiscal y mecanismos de inyección de liquidez.

Hoy lo que pareciera ser inevitable, es que las economías del mundo, incluyendo la de México, deberán acostumbrarse a niveles de crecimiento de precios en el futuro muy superiores a los que en el pasado se plantearon como objetivos (de alrededor de 3 por ciento). Pareciera que los efectos combinados de las alteraciones a cadenas de suministro, la recomposición de las reglas de comercio internacional, la afectación de conflictos geopolíticos actuales y probables e, incluso los niveles de liquidez que se generaron en los hogares, producto de inyecciones directas o, como en nuestro país, de incrementos salariales por encima del nivel inflacionario, crearon ya condiciones para un nivel de precios futuro por encima de los nivele objetivo del pasado.

raul@martinezsolares.com.mx

El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo.

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