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Opinión

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Interjet-Aeromar: Atando cabos

Foto: Cuartoscuro

Foto: Cuartoscuro

A diez años del cese de operaciones de Mexicana de Aviación, la aerolínea Interjet presenta impresionantes similitudes en su comportamiento empresarial con lo ocurrido en 2010: los rumores de su escasa viabilidad económica, sus deudas, la extraña presencia de una empresa que rescatará a la aerolínea, los amagos de paro, los desmentidos y la opacidad por doquier. Lo cierto es que algo se cocina.

Quizás todo empezó cuando los Alemán decidieron apostarle al Sukhoi, aeronave que no pudo otorgar lo que ofreció. Tal vez todo se agravó cuando decidieron sacar de la directiva a José Luis Garza y contratar a William Shaw, tan entusiasta como inexperto, quien vino de Colombia con un grupo de extranjeros a inventar el hilo negro. Tal vez, en realidad, es que las deudas se acumularon y ya no fue posible sostener el edificio.  

Después supimos que Carlos Cabal Peniche (el empresario tabasqueño) y Alejandro Del Valle (del Edomex) entraban al rescate de la empresa (como Tenedora K en su momento) y que Pedro Cerisola, exsecretario de Comunicaciones, anduvo merodeando las oficinas de la dirección general y al final se quedó asesorando un proyecto que aún nadie sabe en qué va a parar, pero aquí van algunas pistas. 

De pronto, una nueva razón social, Zenith, con oficinas en Paseo de la Reforma, comenzó a publicitarse como una alternativa de carga y pasaje aéreos. Curioso que sus especialidades sean Airbus familia 320 y ATR 42 y 72; curioso que Aeromar, la aerolínea que fundara don Marcos Katz y que atravesaba una situación similar a la Interjet (hasta tienen a la misma interventora del SAT), hiciera código compartido con ésta. Curioso que en las frecuencias de 123.45 se hable de que quienes fueron despedidos podrán ser contratados por… Zenith.  

Más curioso es, aún, que todo esté en el sigilo pero ya se hable de la nueva empresa que aglutine a las dos deudoras bajo esa nueva razón social. ¿Ya tendrán el permiso de las autoridades? Recordemos que parte de las irregularidades que cometieron los ex dueños de Mexicana de Aviación fue que las autoridades de la entonces dirección de Aeronáutica Civil y la SCT nunca dieron su aprobación para cambiar al titular de la concesión pública.  

Hasta ayer la incertidumbre era total. ¿De verdad habrá una nueva aerolínea? Y de ser así, ¿quiénes se quedarán laborando en ella? ¿Quién la va a dirigir? ¿Qué vocación tendrá como aerolínea? ¿Qué sindicato será el titular del Contrato Colectivo? ¿Liquidarán a los que se queden sin trabajo? Demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. 

Por lo pronto, se espera una reestructura bastante fuerte del mercado nacional. La crisis económica será el detonador de una recomposición no sólo local, sino mundial. Ya se habla de las 10 megatransportadoras globales y sus pequeñas subsidiarias locales, del auge del bajo costo y de la contracción espectacular del tráfico aéreo, el cual tardará tal vez cinco años en volver a su ritmo normal. Sálvese quien pueda.  

En nuestro país, por desgracia, no se le ha dado la importancia que requiere a la aviación, aunque sería una generadora neta de divisas y empleos, de crecimiento económico y de recuperación. Ojalá no veamos una nueva tragedia como la de Mexicana. Lo oí en 123.45: ¿Y Gastón, apá?

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