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Opinión

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La carrera electoral y la agenda de salud

En las elecciones de este próximo junio de 2024, en México tenemos la oportunidad histórica de elegir por primera vez a una mujer como presidente de la República. Las dos principales candidatas, de diferentes partidos y visiones, coinciden sin embargo en que es necesario dar mayor prioridad a temas fundamentales como la salud pública. Hay una tercera vía; personalmente quien esto escribe no ha podido aún escuchar, o leer, aún ninguna propuesta ni posicionamiento específico en torno a este tema.

Las propuestas, de los tres candidatos, en materia de la política y estrategia salud pública deben ocupar un lugar central en la discusión pública durante las campañas, pues el acceso universal a servicios de calidad es un asunto que impacta el bienestar de todas las familias mexicanas, sin importar su condición social, política o económica.

Ambas candidatas han hablado de la necesidad de aumentar la cobertura del sistema de salud, especialmente en zonas rurales donde históricamente ha habido carencias de infraestructura y personal médico. Implementar políticas dirigidas a estos grupos en situación de vulnerabilidad debe ser una prioridad de la próxima administración. Una tarea pendiente desde hace décadas.

También han advertido sobre las fallas en el abasto de medicamentos que persisten desde hace algunos años. Y es de esperar que más allá de buscar culpables, se enfoquen en la importancia de incentivar la producción nacional de medicamentos, la importación de aquellos que no estén disponibles localmente de proveedores que garanticen calidad y capacidad de abastecer sin interrupciones, así como revisar la cadena de suministro para volverla más eficiente; éste es el mayor de los retos. Se debe dejar de lado la metodología que en últimos años demostró una falencia innegable. De poco o nada sirve un almacén de decenas de miles de metros cúbicos sin un sistema eficiente de planeación, adjudicación, control de inventarios y/o planificación logística que garantice la trazabilidad desde el proceso de definición de la demanda agregada, pasando por la entrega en el punto de uso y llegando hasta la contraprestación de las obligaciones contractuales. El acceso a medicamentos dentro del sistema nacional de salud es una demanda social que el próximo gobierno no debe dejar de atender.

Los problemas en el sector no se limitan a lo anteriormente expuesto. También será necesario vigilar que se mejoren las condiciones laborales de médicos, enfermeras y demás profesionales de la salud; redoblar esfuerzos en prevención de enfermedades; impulsar un modelo enfocado en la atención primaria, preventiva y curativa; así como alentar hábitos de vida saludable desde temprana edad.

Ante este panorama, lo más grave sería que la salud pública se mantenga en un segundo plano a medida que la contienda electoral avance. De ahí la importancia de que los candidatos detallen cómo piensan financiar e implementar sus propuestas, más allá de las promesas generales y los buenos deseos.

Es aquí donde los equipos de transición, conformados durante las campañas, cumplen un rol fundamental: analizar a profundidad la situación del sector; definir prioridades presupuestarias y legislativas; preparar los proyectos para concretar los compromisos de campaña. Dicho trabajo debe reflejarse en un plan de gobierno consistente y viable.

Muchos colegas, expertos, coinciden en que la salud pública enfrenta una crisis profunda que requerirá de reformas estructurales, no sólo atención de crisis o con “soluciones temporales”. No existen balas de plata para resolver estos temas, por lo cual se necesita desplegar estrategias en varios frentes a la vez, con metas a corto y largo plazo. Pero sobre todo se requiere el fichaje de personas capaces, a diferencia de lo que vimos en posiciones clave para el abasto de medicamentos específicamente; y por otro lado será importante la identificación si es que hay personajes que han demostrado no solo capacidad y vocación, como lo visto en el Consejo de Salubridad General, que merezcan permanecer en aras de la continuidad de proyectos de valor en la estrategia de salud.

Los tres contendientes tendrán que enfrentar intereses de grupos afectados por una reconfiguración del sistema. Ante la certeza del conflicto, los equipos de transición son vitales para trazar una ruta viable de negociación y construir consensos en torno a las medidas por implementar. Son, a final de cuentas, quienes sentarán las bases para que la política pública en salud trascienda el sexenio entrante.

Es justamente en ese compromiso donde las campañas electorales pueden marcar una diferencia frente a administraciones anteriores. Pueden optar por el camino fácil de parchar los problemas heredados, de esta o administraciones anteriores, o pueden atreverse a incluir en sus planes de gobierno reformas integrales cuyos resultados sólo serán evidentes en el mediano y largo plazo. 

La construcción de un sistema nacional de salud integral e integrado, orientado a la prevención y a incrementar la cobertura de los servicios debe ser una prioridad.

Hoy cierro con una frase que se atribuye a Sócrates: “El secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en crear lo nuevo.”

*Oscar Flores cuenta con 25 años de experiencia en el sector de la salud en México y Latinoamérica, actualmente es socio director de Cabildum Consulting, una consultoría enfocada en el análisis de las políticas públicas en salud, salud digital y sostenibilidad.

 

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