Lectura 4:00 min
La promesa de Internet: similar a la del sistema de salud como en Dinamarca
Era apenas enero de 2019. No llevaba ni 60 días en el cargo, y el presidente López Obrador se quejaba de que solo el 20 por ciento del territorio nacional tenía cobertura de Internet. El 11 de mayo de ese mismo año, el titular del Ejecutivo ya advertía a los operadores privados: “les vamos a decir con mucho respeto a las empresas que han tenido las concesiones, háganse a un lado, porque ahora el gobierno va a poner su empresa para comunicar con Internet a todos los mexicanos”.
Y así como ha ido pateando el bote con la fecha para el cumplimiento de su oferta de dotar a México de un sistema de salud como el de Dinamarca, así también lo ha venido haciendo con su promesa ligera de ofrecer conectividad de Internet a todos los mexicanos.
Dichas promesas o anuncios pueden encontrarse con facilidad en los discursos presidenciales a propósito de los informes de gobierno. Por ejemplo, el 1o de septiembre de 2020, en pleno confinamiento por los estragos que ya provocaba la pandemia del Covid-19 (cuya gravedad se resistió a reconocer durante un buen rato), en uno de esos lances a los que ha recurrido reiteradamente a lo largo de su gestión para anunciar el cumplimiento de alguna promesa o la conclusión de algún proyecto de obra pública, el presidente afirmó -lleno de seguridad- que “...en 2021 habrá señal en todo el territorio nacional...”.
Sin embargo, un año después, el 1 de septiembre de 2021, también como parte de su discurso con motivo del informe de gobierno, ajustó su promesa, al señalar “...y en 2023 la red cubrirá todo el territorio nacional”. Ahora bien, cerca de año y medio antes, el 16 de marzo de 2020 ya se había atrevido a declarar que “en 2022 el gobierno de la Cuarta Transformación habrá cumplido su compromiso de llevar el servicio de internet a todo México”. Ese día, el equipo de comunicación de la presidencia difundía que “tras reunirse en Palacio Nacional con representantes de Altán Redes, el jefe del ejecutivo anunció que el trabajo conjunto entre esta empresa y CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos, «avanza conforme a lo planeado»”.
Para el discurso por el informe de gobierno correspondiente a 2022, el presidente recurrió de nuevo a generar los espacios de confusión que su retórica le permite. En esa ocasión, ajustó de manera importante la promesa pues ya solo ofreció “el año próximo terminaremos de alumbrar líneas de fibra óptica y se instalarán 2 mil 800 antenas para cumplir el compromiso de garantizar el servicio de Internet gratuito en escuelas, hospitales y espacios públicos en todo el territorio nacional”. Es decir, en ese momento la promesa ya no era conectar a todos los mexicanos, solo escuelas, hospitales y espacios públicos.
Este año, nuevamente acotó su promesa. En su discurso del 1 de septiembre de 2023, López Obrador afirmó se refirió a “lograr la meta de que en marzo del año próximo el internet esté al alcance del 94 por ciento de los mexicanos”. Se trata de una meta que evidentemente no logrará con las infraestructuras de CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos y de Altán Redes, juntas.
Esta recopilación de declaraciones presidenciales permite exhibir que la promesa de llevar internet a todos los mexicanos no solo se fue aplazando en cuanto a su fecha de cumplimiento, sino peor aún, se fue ajustando para aventar hasta el 2024 una meta acotada, que ya no habla de conectar a los mexicanos, sino de que un porcentaje de mexicanos tenga a su alcance una red.
Es decir, el presidente pasó de ofrecer “comunicar con Internet a todos los mexicanos” a solo ofrecerles acercar la señal, si pueden pagar el servicio o no, ese es otro boleto. Bonita política pública. Lo documentado aquí con el caso del internet es el mismo método que ha usado para confundir a los mexicanos en otras áreas clave para el bienestar de los mexicanos como la salud o la educación. En buena parte de los casos, han sido promesas que se lleva el viento.
*El autor es economista.
@GerardoFloresR