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Opinión

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La refinación en México, a ver si con aguacates entienden

Parece fútil tener que volver a explicar esto. A pesar de varios análisis, publicaciones recientes insisten en analogías absurdas como aguacates y guacamole, respecto a la refinación de petrolíferos. Repito, no es buen negocio.

La estrategia de este gobierno de aumentar por decreto el volumen de barriles procesados en el Sistema Nacional de Refinación (SNR) ha resultado en pérdidas millonarias para Pemex. Según los estados financieros auditados, Pemex Transformación Industrial sufrió pérdidas de 70,000 millones de pesos en 2019, 213,000 millones en 2020, 193,000 millones en 2021, y 163,000 millones en 2022. Además, se estima que en 2023 las pérdidas fueron de 183,000 millones. En total, suman 825,000 millones en 5 años, unos 43,000 millones de dólares. Pero estos datos no parecen ser suficientes para los aplaudidores a ciegas del gobierno.

¿Por qué Pemex ha perdido el equivalente del valor de Grupo México en 5 años?

Una razón es que la refinación es un negocio de márgenes pequeños. Cada barril de petróleo procesado produce varios productos, como gasolina, diésel, combustóleo y turbosina. El margen de refinación, la diferencia entre el valor del barril y lo que se obtiene del proceso de refinación, suele ser pequeño y a veces negativo. En EU llega a 10 dólares por barril, siendo aún menor en el SNR, donde fue negativo en el cuarto trimestre de 2023. Las utilidades de este margen de refinación deben cubrir los costos operativos y la depreciación y amortización de las enormes inversiones que requiere esta industria.

Ante rendimientos tan estrechos, la mayoría de estos proyectos tienen un valor presente neto negativo, ya que los flujos descontados de la operación de una refinería no cubren los costos de capital iniciales. Desde 1976, en EU no se han construido grandes refinerías, optando por proyectos modulares más pequeños, debido a su inviabilidad económica, lo que se advirtió con Dos Bocas. Para que algunos entiendan, la diferencia de precios entre el guacamole y los aguacates no alcanza para recuperar el costo del molcajete.

Nuestra situación es peor y crea un círculo vicioso. Para aumentar el volumen procesado por el SNR, alimentamos a las refinerías con una mezcla de crudo más pesado para la cual nuestras refinerías no están diseñadas, lo que lleva a más contaminación y mayor producción de combustóleo. Este se destina a plantas de electricidad contaminantes e ineficientes o se exporta. Pero para exportarlo se debe mezclar con crudo ligero, haciendo que la mezcla para el SNR sea aún más pesada. Esto amplifica la contaminación y la producción de combustóleo, alimentando el círculo que lleva a las pérdidas mencionadas al inicio.

Para que se entienda, nuestros molcajetes están viejos y sucios. Al agregar aguacates de mala calidad, el guacamole sale negro y para venderlo, debemos mezclarlo con aguacates de alta calidad, que podrían venderse en los supermercados más caros de EU. Esto nos lleva a producir más guacamole feo y perder dinero. Mientras tanto, en EU hay refinerías de aguacate que podrían comprar nuestros aguacates de mala calidad y convertirlos en aceite de aguacate, que todo mundo quiere, beneficiándonos a todos.

La nostalgia nacionalista trasnochada del presidente y de algunos aduladores han llevado a decisiones de negocio en Pemex basadas en ocurrencias, no en criterios técnicos y objetivos para maximizar el valor de una empresa de todos los mexicanos. Gane quien gane en unas semanas, ojalá al menos dejemos de quemar dinero como si nos sobrara.

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