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Las PM2.5 minan nuestra salud. ¿Qué proponen Claudia y Xóchitl para reducirlas?
Las partículas PM2.5 son elementos presentes en el aire con un diámetro inferior a 2.5 micrómetros. Su tamaño permite que penetren en los pulmones y, en algunos casos, alcancen el torrente sanguíneo. Proceden de fuentes como vehículos, industrias, incendios y fenómenos naturales, como las erupciones volcánicas.
Las PM2.5 contienen diversas sustancias tóxicas y representan un riesgo para la salud. Están vinculadas con problemas respiratorios y cardiovasculares, afectando pulmones y corazón. Estudios indican que la exposición prolongada a altas concentraciones de estas partículas aumenta el riesgo de mortalidad por cáncer de pulmón y trastornos cardiovasculares. La medición de PM2.5 es, por tanto, un indicador relevante para evaluar la calidad del aire y su impacto en la salud pública.
Se publicó en días pasados el “Informe Mundial de la Calidad del Aire 2023” que da a conocer la calidad del aire a nivel mundial, con énfasis en las concentraciones de PM2.5 en distintas áreas y ciudades. Resalta la gravedad de la contaminación atmosférica, asociada a aproximadamente siete millones de muertes prematuras cada año en el mundo. El documento explica cómo se obtuvieron los datos, mencionando la participación de más de 30,000 estaciones de monitoreo de calidad del aire en todo el mundo.
Entre los principales hallazgos se destaca que, en 2023, solo 10 de 134 países y territorios cumplieron con el estándar anual de PM2.5 establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de no más de cinco microgramos de partículas PM2.5 por metro cúbico de aire (Un microgramo (μg) es la millonésima parte de un gramo). Además, el informe enfatiza la influencia del cambio climático en la calidad del aire y cómo las emisiones de gases de efecto invernadero afectan las concentraciones de PM2.5.
Los 10 países y territorios que sí cumplieron con el estándar fijado por la OMS son (entre comillas se notan los microgramos de PM2.5 por metro cúbico de aire): Polinesia Francesa (3.2), Mauricio (3.5); Islandia (4.0), Granada y Bermuda (4.1 cada uno), Nueva Zelanda (4.3), Australia y Puerto Rico (4.5), Estonia (4.7) y Finlandia (4.9).
Peor aún, solo siete de 114 capitales nacionales o territoriales cumplieron con el estándar: San Juan, Puerto Rico (2.7), Wellington, Nueva Zelanda (3.1), Canberra Australia (3.8), Reikiavik, Islandia (3.9), Hamilton, Bermuda (4.1) y Tallin, Estonia (4.6) y Helsinki, Finlandia (4.9).
En estos índices se constata la pésima gestión del tema ambiental realizada por los gobiernos federales, estatales y municipales de nuestro país desde 1972, año en que se creó la Subsecretaría para el Mejoramiento del Ambiente, precursora de la actual Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Con 20.1 microgramos de partículas PM2.5 por metro cúbico de aire, México se coloca en el lugar 89 en el índice de países y territorios y la Ciudad de México, con 22.3 microgramos de partículas PM2.5 por metro cúbico de aire, México ocupa el lugar 80 de entre 114 en el índice de capitales nacionales y territoriales.
¿Qué proponen Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez para reducir el alto monto de PM2.5 que respiramos la mayoría de los mexicanos? ¿Con qué recursos económicos, técnicos, materiales y humanos lo piensan hacer?
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