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Opinión

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Marea Rosa

La demostración de fuerza del pasado domingo en diversas ciudades del país, fue el cierre de campaña de una candidata a la presidencia que se impuso a las negociaciones partidistas que buscaban un abanderado sujeto a la voluntad de sus respectivas dirigencias, y que al representar una posible opción ganadora terminó por doblegar sus intereses particulares.

Una ciudadanía dispuesta en su momento a defender al INE autónomo de Lorenzo Córdova, se transformó en un movimiento popular que vio en la figura de Xóchitl Gálvez una opción ganadora frente a una 4T convertida en aparato de Estado con una candidata subordinada en su totalidad a un presidente empecinado en controlar el proceso electoral y trascender en el mando al menos durante el próximo sexenio.

La denominada Marea Rosa, es en realidad la reacción de una ciudadanía que se ha visto afectada y dañada por un gobierno que apostó por la polarización total de la sociedad mexicana y supuso que destruyendo a la oposición en su conjunto podría reconstruir al Estado mexicano del nacionalismo revolucionario y más aún al del caudillo insustituible al estilo Álvaro Obregón.

Los agravios del lópezobradorismo van desde los muertos durante la pandemia hasta el desabasto crónico de medicinas en el sector público, pasando por la destrucción de un andamiaje institucional ciudadano que ha sido desmantelado durante estos años, y ni que decir de su estrategia de seguridad. Los programas sociales de corte asistencialista y una estructura corporativa como la de Morena permiten reducir el nivel del descontento social,  pero no garantizan la sumisión de buena parte del electorado al caudillo y sus deseos.

La desafortunada expresión de Guadalupe Taddei en relación al color rosa como propiedad del INE agudizó el rechazo ciudadano no a la institución misma, sino a un liderazgo que ha sido incapaz de frenar las constantes violaciones a la ley electoral por parte de López Obrador, mientras descalifica a la oposición por el uso del color que simbolizó precisamente la resistencia contra el intento de desaparecer al máximo  organismo electoral.

Para Xóchitl la jornada del domingo representó un cierre de campaña triunfador.Tanto las concentraciones como el debate le dieron la fuerza suficiente como para mantener encendidos a sus seguidores. Habrá que ver ahora si esta movilización es capaz de llevar a millones de votantes el 2 de junio para enfrentar a una poderosa maquinaria aceitada con millones de pesos del erario, y a un Presidente que jamás ha reconocido derrota electoral alguna.

Se vienen tiempos difíciles por el nivel de confrontación generado en estos años. No será una elección fácil.

Ezra Shabot Askenazi es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Analista político y catedrático universitario con 22 años de trayectoria en la UNAM. Como académico ha sido jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Jefe de Planeación Académica en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán.

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