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Opinión

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Moonage Daydream, una visión caleidoscópica sobre David Bowie

Foto: Cortesía

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Moonage Daydream no es un musical, una biopic, un documental biográfico ni tampoco una película de concierto, aunque cada momento invita al espectador a cantar. Es una reflexión y una exploración sobre el artista, el creador y la estrella de rock. Moonage Daydream es una carta de amor para uno de los músicos más importantes e influyentes del Siglo XX: David Bowie

El director Brett Morgen rompe con el estilo tradicional de un documental de música y se aleja de las narrativas lineales como lo hizo en el documental Cobain: Montage of Heck sobre Kurt Cobain y Nirvana y en Crossfire Hurricane, un documental realizado para conmemorar los 50 años de los Rolling Stones. 

Con ayuda de la familia de Bowie, el director tuvo acceso a un vasto archivo visual y sonoro para construir una reflexión sobre el artista. Morgen no está interesado en ofrecernos una narrativa biográfica lineal o utilizar entrevistas contemporáneas para explicarnos a Bowie, quien murió en enero de 2016. Son los pensamientos del propio Bowie y su música los que nos ayudan a construir esta narrativa para ofrecernos una visión caleidoscópica de sus diferentes facetas, su obra y su constante exploración artística multidisciplinaria.

La película se construye con pietaje que los fanáticos y obsesivos de Bowie seguramente ya han visto más de una vez. Desde las icónicas fotografías de Mick Rock, pasando por la mítica presentación de Ziggy Stardust y las Arañas de Marte en Hammersmith Odeon en julio de 1973, así como sus videos musicales, instalaciones de videoarte, presentaciones en televisión, hasta sus múltiples incursiones en el cine en películas como The Man Who Fell To Earth, The Hunger, Merry Christmas, Mr. Lawrence, Absolute Beginners y Labyrinth, por mencionar algunas.   

Es un deleite ver el pietaje capturado por la lente de Pennebaker para el documental Ziggy Stardust and the Spiders from Mars en pantalla grande donde Ziggy y su banda de alienígenas andróginos tocan como si el apocalipsis estuviera a punto de llegar, como en la profecía de “Five Years”, sobre una opresiva iluminación rojiza. Aquella noche Bowie sacrificó de forma ritualística a su extraterrestre andrógino que lo llevó hacia el soul plástico estadounidense. 

El productor Tony Visconti, quien colaboró con Bowie durante los años setenta, ayuda a desmenuzar la música para que el director Brett Morgen pueda transportarnos de un momento a otro, incluso saltar de eras de un compás a otro. Uno de los grandes momentos es una versión en vivo de “The Jean Genie” intercalada con “Love Me Do” de The Beatles con Jeff Beck en las guitarras. También aparece la colaboración que hizo con Philip Glass y Brian Eno en la Heroes Symphony que llevó la música de Bowie al terreno de la música clásica. Y una gratísima sorpresa es la presentación en Saturday Night Live de 1980, acompañado del polifacético Klaus Nomi. 

Moonage Daydream nos confirma que David Bowie siempre buscó formas para reinventarse. Tal vez David Bowie siempre fue una construcción ficticia sobre la cual David Robert Jones pudo construir nuevas identidades: Ziggy Stardust, el Duque Blanco, el enfant terrible de Berlín, Jared, el rey de los goblins o el Mayor Tom. 

Brett Morgen utiliza el formato IMAX para presentar en toda su majestuosidad a Bowie. La película es una experiencia multisensorial que al igual que su objeto de estudio no puede quedarse estático en la pantalla. Y como en la Rosa Púrpura del Cairo o un video de A-HA, parece que Bowie sale de la pantalla para llevarte por un viaje mágico y misterioso. Bowie nunca quiso quedarse en ninguna de sus personalidades y aunque tomó inspiración del pasado para construir sus nuevas identidades, siempre estuvo interesado en mirar hacia el futuro. 

Moonage Daydream es una invitación para cantar y bailar como si estuvieras en un concierto. Brett Morgen nos deja con ganas de volver a explorar todas las facetas artísticas y musicales de David Bowie. Nos invita a ser nuevamente seducidos por su pistola de rayos del espacio y regresar a esa música que parecía que venía de otro planeta.  

“Keep your electric eye on me, babe 

Put your ray gun to my head

Press your space face close to mine, love

Freak out in a moonage daydream”.

antonio.becerril@eleconomista.mx 

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Coordinador de Operaciones Online. Periodista. Desde el 2019 escribe la columna semanal sobre música “Mixtape” en El Economista. Ha sido reportero de tecnología y negocios, startups, cultura pop, y coeditor del suplemento de The Washington Post y RIPE.

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