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Opinión

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Por qué se apoyan propuestas que destruyen los equilibrios de poderes

El poder debería servir como freno al poder”.

Montesquieu.

En las últimas décadas, de manera sistemática, los indicadores sobre el nivel de democracia mundial han venido decayendo. En muchos países se han llevado a cabo reformas o por lo menos transformaciones de facto, que disminuyen la efectividad de los mecanismos democráticos de control al poder político.

Frecuentemente, la crítica a la democracia es que ésta es limitada y que no sea traslada a otro aspecto o ámbitos evidentemente relevantes, como en el tema económico o que los parámetros de su funcionamiento están a su vez sujetos al poder de facto que ejercen poderes extra políticos como los económicos. Sin embargo, con todas las deficiencias y vicios, los elementos fundamentales de la estructura democrática de gobierno han mostrado históricamente ser los únicos frenos reales al surgimiento de regímenes abierta o encubiertamente autoritarios.

La historia de las sociedades muestra que, casi de manera cíclica y pendular, cuándo las sociedades democráticas enfrentan limitaciones para corregir desequilibrios fundamentales entre las sociedades, se abre la puerta para la existencia de movimientos o propuestas políticas, que señalan como indispensable para hacer las correcciones necesarias, para eliminar esos desequilibrios, la desaparición de instituciones o procesos ligados con la operación formal de la democracia. Según su visión, dichos mecanismos o instituciones no representan a los intereses del pueblo (intereses que, por otra parte, se declaran únicos defensores y representantes) o porque la profundidad de las reformas que se requieren no es alcanzable bajo los controles democráticos existentes.

En un artículo recientemente publicado Can political gridlock undermine checks and balances? de Forteza et al, específicamente se cuestiona por qué los mecanismos de pesos y contrapesos, centrales en los gobiernos democráticos, absolutamente esenciales para prevenir los abusos del poder y el surgimiento de prácticas autoritarias; frecuentemente son cuestionados por los ciudadanos que apoyan las propuestas para eliminarlos, sin entender los impactos de corto y largo plazo para su propia libertad y, consecuentemente, para el desarrollo futuro de las sociedades; no solo en lo político, sino también incluso en lo económico, históricamente incumpliendo incluso las propuestas de mejoramiento a aquellas condiciones que prometían cambiar.

El artículo basa su análisis en un experimento de laboratorio en el que se proponen decisiones a un grupo de personas, encontrando dos conclusiones relevantes. La primera se refiere a que cuando las personas perciben que existe un “estancamiento político” que impide que se tomen decisiones o se ejecuten propuestas, piensan que para que ese estancamiento sea eliminado se quiereeliminar un mecanismo de contrapeso político; aún sin analizar del todo las consecuencias tanto de las propuestas que se pretende acelerar, como de eliminar dichos mecanismos.

Cuando perciben este tipo de estancamiento, tienden por ello a conferirle o aceptar que se lleve a cabo el otorgamiento de poderes especiales o capacidad de reforma ilimitada formal o informal, a actores políticos, sobre todo cuando a cambio éstos prometen cambios estructurales que mayoritariamente se perciben como importantes y de beneficio para grupos importantes de la población.

Ello opera también, cuando los grupos o personas que detentan coyunturalmente el poder son capaces de transmitir la visión de que las fuerzas políticas previas bloquean toda transformación indispensable para la mejora de las condiciones de la sociedad. Ello ocurre cuando se quiere evitar cualquier tipo de ajuste o consenso en el tipo de transformaciones que se propone.

Sin embargo, no existe ninguna experiencia relevante en la historia de la humanidad, en la que la eliminación o el debilitamiento de los mecanismos de contrapeso y control del poder político (de ninguna corriente política) que haya resuelto de manera real y definitiva los problemas estructurales que la sociedad previamente identificaba; o que no haya derivado en una limitación brutal de las libertades individuales y colectivas.

A nivel mundial y México no es la excepción, se vive una coyuntura crucial. Si como sociedad no somos capaces de identificar estos peligros, enfrentaremos un futuro sin soluciones reales a los graves problemas (y desigualdad que vivimos) y con menos libertades para las generaciones futuras.

Los elementos fundamentales de la estructura de gobierno democrática han mostrado históricamente ser los únicos frenos reales al surgimiento de regímenes abierta o encubiertamente autoritarios.

raul@martinezsolares.com.mx

El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo.

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