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¿Qué tipo de inversionista eres?
Cada persona es única. Todos tenemos distinta forma de pensar, de sentir e incluso de manejar nuestras emociones. Nuestros objetivos y conocimiento también son diferentes. Por eso nuestra estrategia de inversión no puede ni debe ser la misma que la de un vecino, un compañero de trabajo o incluso un experto en inversiones. Necesitamos una diseñada para nosotros, que tome en cuenta todo lo anterior.
Muchas empresas de inversiones tienen que realizar, por ley, un “cuestionario de perfilamiento” que intenta entender algunas de estas cosas, aunque tenemos el derecho de invertir como queramos, independientemente de los resultados que arroje.
En muchos casos es un mero trámite para cumplir con la regulación, en otros se utiliza para tratar de empujarnos (vendernos) una de las estrategias de inversión manejadas por esa entidad, que por lo general tienen comisiones elevadas (aunque no lo parezca, pagar una “pequeña” comisión de gestión de 1% sobre el valor de nuestros activos administrados, en el largo plazo, tiene un gran impacto en el valor de nuestro patrimonio).
Estos cuestionarios son bastante genéricos y aunque muchas veces nos dan una “idea” del tipo de inversionista que somos, no son exhaustivos y tampoco suficientes. De hecho, mezclan varias cosas (horizonte, tamaño de nuestro patrimonio, tolerancia al riesgo, conocimientos y experiencia) para arrojar un puntaje del cual depende una estructura de portafolio recomendado.
Entonces, puede ser que a una persona que empieza a invertir con poco dinero, la metan en un portafolio demasiado conservador porque eso es lo que indica el algoritmo.
Por eso creo que la educación financiera y el conocimiento de nosotros mismos es tan importante.
Antes de invertir tenemos que tener muy claro quiénes somos y para qué queremos ese dinero (es decir, qué queremos lograr, qué estamos construyendo). Porque no es lo mismo invertir dinero que recibimos por una liquidación, que invertir para construir un patrimonio a largo plazo (20 años o más).
Además, en cada caso tenemos que entender qué podemos esperar de nuestras inversiones y si nos sentiremos tranquilos con la potencial volatilidad que tendrá nuestro portafolio, sobre todo en periodos de mayor turbulencia en los mercados financieros.
También tenemos que tener una situación financiera relativamente sana. No tiene mucho sentido invertir si estamos endeudados: la prioridad debe ser salir de deudas. Además, será importante tener un fondo para emergencias. Lo peor que nos podría pasar es que un imprevisto nos obligue a echar mano de nuestras inversiones.
La experiencia en inversiones cuenta, aunque no es indispensable si estamos empezando de cero (con poco dinero). No es lo mismo invertir 1,000 pesos que 10 millones.
En el primer caso, una minusvalía de 30% representa sólo 300 pesos, a nadie le gusta pero tampoco es el fin del mundo. Pero en el segundo, ese mismo porcentaje representaría una minusvalía de 3 millones, que pondría nervioso a alguien con poca experiencia en los mercados o con una baja tolerancia al riesgo.
Recordemos que los mercados tienen ciclos, a veces suben mucho, pero a veces en momentos de mucha incertidumbre, caen de manera estrepitosa. Es simplemente su naturaleza. Si entendemos eso y desarrollamos la capacidad de atravesar esas tormentas sin sentir pánico, tendremos buena probabilidad de éxito. De lo contrario, entonces nos conviene irnos hacia un portafolio más conservador, menos volátil, de acuerdo con nuestra propia tolerancia al riesgo.
La tolerancia al riesgo es algo apasionante y es muy difícil de determinar. De hecho, muchas personas piensan que tienen una tolerancia al riesgo alta, pero cuando las cosas se ponen difíciles, se asustan. Otros tienen miedo, invierten de manera demasiado conservadora y su dinero, en lugar de crecer, pierde poder adquisitivo.
No existe inversión sin riesgo, pero el riesgo sí se puede controlar y eso es lo más importante.
En fin, antes de incluso pensar en invertir es importante que te hagas todas estas preguntas para determinar qué tipo de inversionista eres, de dónde partes, cuáles son tus objetivos, cómo manejas tus emociones.
También es importante que estés dispuesto a aprender, para que no dejes en manos de otros un aspecto tan fundamental como es la construcción de tu patrimonio y de tu libertad financiera.
Muchas empresas de inversiones tienen que realizar, por ley, un “cuestionario de perfilamiento” que intenta entender algunas de estas cosas, aunque tenemos el derecho de invertir como queramos independientemente de los resultados que arroje.