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Opinión

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Ventarrones de Medio Oriente

En un mundo altamente globalizado, es impensable el que no existan consecuencias por lo que ocurre al otro lado del planeta pero que mantiene una conexión poderosa con los derroteros económicos de nuestro país. Así, aunque lejano el conflicto bélico en Israel, bien podría tener diversas repercusiones que, coincidentes con un escenario de astringencia económica ante un año electoral, con compromisos financieros y de deuda pública, podrían poner a México en una situación sumamente incómoda.

En primer término, los patrones de consumo en un escenario beligerante a nivel internacional, sin duda tenderán a tener modificaciones y ello, como ha ocurrido con el conflicto Rusia-Ucrania, puede modificar no solo el comportamiento de los mercados afectados directamente, sino puede también modificar a la baja los niveles de comercio internacional. Se tiende a ser cauto en el consumo, así como se tiende también a generar sobre adquisición de ciertos productos de reserva que provocan escasez y desabasto en diversos renglones comerciales. Ello podría representar una oportunidad para el país si se incrementa la demanda de hidrocarburos y por ello el precio del petróleo se presionará al alza como naturalmente estaría previsto que ocurriera. Sin embargo, ya existe un margen generoso entre el precio estimado del petróleo en el paquete económico para el 2024 y, si existiera una modificación apresurada al alza, se corre el riesgo de generar a su vez una presión inflacionaria que vendría a comprometer el buen funcionamiento de las finanzas públicas. Actualmente, la inflación se ha mantenido a la baja tanto en los Estados Unidos como en nuestro país pero, ir más allá de las actuales tasas de referencia (11.25% para México y 5.5% para Estados Unidos) podría generar una distorsión duradera. Y es ahí donde se puede hacer una enorme bola de nieve ante el incremento de la incertidumbre. La incertidumbre genera volatilidad que afecta de manera directa a la inflación, el tipo de cambio y los intereses. El banco central tendría que entrar a aplicar los frenos para evitar que la situación se descontrole. Y ya que se toca al tipo de cambio, este punto merece especial atención ya que, es sabido que ante la incertidumbre, los grandes capitales tienden a refugiarse en inversiones de bajo riesgo como lo son las monedas más sólidas del mundo. Ejemplos como el dólar, el yen, el franco y la lira son posibilidades para los grandes inversores quienes, con esta acción, presionarían a su vez el tipo cambiario en la paridad peso-dólar.

No hay que desdeñar que Israel se erige como el primer socio comercial de México en el Medio Oriente. A su vez, nuestro país es el segundo socio latinoamericano de dicho país. Existe un estrecho intercambio que de interrumpirse puede derrumbar los más de 1,000 millones de dólares que se comercian entre ambos. Por todo esto, no es deseable la tibieza ni la condescendencia ante la tragedia. Tomar posturas y prevenir escenarios es lo propio; la tormenta puede estarse acercando peligrosamente.

Twitter: @gdeloya

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Guillermo Deloya Cobián es oriundo de Puebla, licenciado en derecho, con especialidad en derecho fiscal, maestro en economía y gobierno y doctor en planeación estratégica y políticas de desarrollo. Actualmente cursa la maestría en escritura creativa en la Universidad de Salamanca. Es articulista y comentarista en diversos medios de comunicación nacionales y locales, ha publicado ocho libros, además de diversos ensayos en temas que van desde lo económico, político y jurídico, hasta una novela histórica ubicada en el siglo XVIII. Es comentarista y analista en temas de política, economía y jurídicos en ADN40. Ha desarrollado una constante actividad docente como profesor universitario tanto en Puebla como en la CDMX. Cuenta con una trayectoria en el sector público de veintiocho años donde ha ocupado cargos en los ámbitos federal y estatal, en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, en la Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública, en el Consejo de la Judicatura Federal y el Gobierno del Estado de Puebla, fue Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, INAFED, de la Secretaría de Gobernación y ha ocupado diversos cargos partidistas.

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