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El aire del mar: energía para aprovechar
México debe utilizar todo su potencial de energías renovables en el corto y mediano plazo si quiere captar mayor inversión privada, nacional y extranjera, y si está dispuesto a tomar medidas serias para cumplir con sus compromisos internacionales de reducción de emisiones para 2035.
Una de esas oportunidades, aún no explorada, está en los campos eólicos marinos. Según el reporte de Global Offshore Wind Report del 2022, el crecimiento de esta fuente de energía renovable se ha acelerado de manera importante, principalmente en China. Tan sólo en el primer trimestre de 2022, se instalaron 6,759 MW de capacidad eólica marina, en comparación con 1,627 MW durante el primer semestre del 2021. Cabe destacar que el tiempo de instalación de un parque marino (offshore) es de al menos de cuatro o cinco años, mientras que un campo terrestre (onshore) puede estar en operación en sólo un par de años.
De acuerdo con el comunicado emitido por la World Forfum Offshore Wind, el pasado 20 de febrero, en el 2022 se instalaron 33 nuevos parques eólicos en el mar, de los cuales 25 fueron en China, cinco en Vietnam, uno en el Reino Unido, uno en Corea del Sur y uno en Italia.
Sin embargo, a pesar del acelerado crecimiento de esta fuente de energía limpia en China, Europa todavía es el principal productor de energía eólica marina. Pero no todos los países europeos han incursionado en esta fuente. En España, por ejemplo, fue sólo recientemente que se emitió un ordenamiento de sus aguas marinas: el pasado 28 de febrero, el Consejo de Ministros aprobó los planes de ordenación de las demarcaciones, con lo que se delimitaron 18 polígonos con vocación natural para la instalación de parques eólicos. España es el quinto país en el mundo con capacidad de energía eólica terrestre, con casi 28 GW de capacidad instalada, pero no había incursionado en su lecho marino.
México tampoco tiene un ordenamiento marino de esta naturaleza, no se ha definido qué áreas de nuestra costa podrían tener una vocación para instalar molinos de viento. Las Secretarías de Energía, Medio Ambiente, Economía y Marina tendrían que trabajar de manera conjunta para avanzar en las tareas a realizar con dicho propósito. Avanzar en lo que le resta a esta Administración sería un catalizador para que el próximo gobierno inicie con la posibilidad de aprovechar la riqueza natural de nuestro país para impulsar las energías renovables, y no sólo en tierra.
El próximo sexenio podría ser el primero en décadas con la oportunidad de arrancar su primer año, es decir 2025, creciendo al cuatro por ciento. Para hacerlo necesita atraer mayor inversión en manufactura e invertir más en infraestructura. Ambas demandarán energía, y no de cualquier tipo: tendrá que ser renovable.