¿La tercera es la vencida?

México nunca ha tenido mucha suerte en los Oscares. Fuera del año de los tres amigos, nuestro país ha conseguido sólo ocho nominaciones en la categoría que solemos llamar Película Extranjera, pero que en realidad es mejor película en idioma extranjero (al inglés). Una cantidad nada despreciable, especialmente si la comparamos con el resto de los países nominados este año: Grecia, Dinamarca, Canadá y Argelia, con cinco nominaciones cada uno.

De esas ocho, las películas de Alejandro González Iñárritu, han merecido dos: Amores Perros en el 2000, y Biutiful este año. Esta última, una coproducción con España que por las reglas de la Academia pasa por mexicana.

No hay que olvidar que González Iñárritu también tuvo la oportunidad de obtener la estatuilla a mejor director por Babel en el 2006. Aunque que ese año la ventaja estuviera en manos de Guillermo del Toro por El laberinto del fauno.

Biutiful, su primer largometraje desde su rompimiento con Guillermo Arriaga, puede no haber recibido la apreciación de la crítica especializada, y sin embargo, se cuela entre las cinco nominaciones de este año. Crédito merecen el agresivo cabildeo de sus distribuidores estadounidenses, pero más que ello la gran actuación de Javier Bardem.

Bardem fue ignorado por los Globos de Oro y los premios de la SAG (el gremio de actores), y es hasta su mención en los BAFTA’s (premios de la Academia británica) que la temporada de premios empezó a pintarle de manera distinta.

El español ya había ganado un Oscar en Sin lugar para los débiles hace cuatro años, y sido nominado en el 2000 por Al caer la noche, donde encarnaba al fallecido escritor cubano Reynaldo Arenas.

Su nominación como mejor actor, es, además de una de las sorpresas de esta mañana, la primera nominación en esta categoría para un actor en una película completamente hablada en español (Al caer la noche era bilingüe).

Es difícil anticipar si González Iñárritu recibirá la ansiada estatuilla en su tercera nominación. De hecho, lo más probable es que esta caiga en manos de la danesa Susanne Bier, la más destacada del grupo (y nerviosa ganadora del Globo de Oro). Aún así, el director, nacido en 1963, se ha consolidado como una de las figuras más destacadas, internacionalmente, de nuestra cinematografía, y eso ya es motivo de celebración.