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Capital Humano

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Inflación presiona el bolsillo de los trabajadores y la expectativa de aumentos salariales

De acuerdo con un estudio realizado por Rankmi, sólo el 42% de las personas trabajadoras está satisfecha con su ingreso actual, lo que se explica en buena medida al aumento de precios de bienes y servicios y la falta de ajustes de sueldo que los acompañen.

Foto: EspecialShutterstock

La inflación y su impacto en el poder adquisitivo están generando un retorno a lo básico en la lista de prioridades de las personas trabajadoras: la expectativa de incrementos salariales. De acuerdo con un informe de la plataforma Rankmi, poco más del 60% de la fuerza laboral en nuestro país está de acuerdo en que las empresas deben hacer ajustes en los sueldos tomando en cuenta el alza en los precios de bienes y servicios, y el desempeño.

“Hace unos años, cuando en términos económicos las cosas iban mejor, factores como el liderazgo y las oportunidades de desarrollo que tenías en la compañía eran tremendamente predictivas de la satisfacción de los empleados, pero hoy en día, con una inflación que ha subido y con perspectivas económicas más malas, esos factores dejaron de ser tan predictivos y hoy es más importante la satisfacción con la remuneración y la estabilidad laboral”, apunta en entrevista Felipe Cuadra, director de Experiencias y cofundador de Rankmi.

El Banco de México (Banxico) estima que la inflación presionará los incrementos salariales hacia el cierre de año. “Creo que el tener inflaciones elevadas por un largo plazo como lo hemos tenido por 20 meses, en el caso de la subyacente con una tendencia creciente, esto en algún punto puede llegar afectar este tipo de negociaciones salariales y generar ciertas presiones”, señaló Irene Espinosa Cantellano, subgobernadora del organismo.

El organismo ajustó su expectativa de inflación para el cierre de la año a 8.1%, es decir, 1.7 puntos porcentuales por arriba del nivel estimado previamente.

“Este es uno de los puntos que nos indica que debemos ser muy contundentes y cuanto antes tratar de inducir esta inflexión en la inflación, porque definitivamente ya estamos viendo un incremento en las expectativas, sobre todo de mediano y largo plazo, y esto sí podría eventualmente transmitirse hacia las negociones tanto de salarios como también hacia la determinación de precios de ciertos productos y servicios”, apuntó Irene Espinosa durante la presentación del informe del segundo trimestre del año.

En ese sentido, la subgobernadora del Banco de México opinó que una acción sostenible a largo plazo es que los incrementos salariales se vinculen a aumentos de la productividad laboral, algo que permitirá el “restablecimiento de la actividad productiva”.

En nuestro país, en la primera quincena de agosto la inflación alcanzó su nivel más alto de los últimos 22 años, luego de observarse un incremento en los precios de 8.62 por ciento.

Por ahora, las cifras de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) muestran que el promedio de incremento salarial que se ha otorgado a los trabajadores sindicalizados es de 6.9%, lo que se ha traducido en términos reales en un decremento -0.54% pues no ha alcanzado a cubrir el impacto del alza en los precios al consumidor.

Por inflación o productividad, pero con aumento

Según la encuesta de Rankmi, el 31% de los trabajadores opina que los incrementos salariales deben realizarse con base en la inflación y otro 32% considera que estos ajustes deben tomar como base el desempeño de cada colaborador.

Lo que sí es un hecho, expone Felipe Cuadra, es que a medida que las condiciones del mercado cambian, los elementos que los colaborades priorizan en el trabajo también se transforman. Esto implica un reto en la retención del talento, agrega el especialista. “Cuando la inflación y el aumento de los costos de vida empiezan a afectar el bolsillo de las personas, si no hay la oportunidad de corregir eso en sus organizaciones actuales, van a mirar hacia otro lado”.

Para Felipe Cuadra, esta demanda de incrementos salariales que se observa en todo Latinoamérica se vincula con otro dato importante: la insatisfacción con el sueldo actual. De acuerdo con el reporte, sólo el 42% de los trabajadores en nuestro país está satisfecho con su remuneración.

“No todo el mundo está satisfecho con su salario. Cuando tú preguntas por qué están insatisfechos, depende mucho del contexto, pero hoy las personas están insatisfechas en gran medida por un contexto de inflación, porque han visto que los costos de vida suben y que el salario no los acompaña. Pero, además, en todo momento hay una percepción de que no se recibe un ingreso acorde a lo que se aporta, esa es la segunda cosa más fuerte que estamos viendo”, señala.

En ese sentido, el ejecutivo expone que hoy los colaboradores quieren que a mayor esfuerzo y mejores resultados, los salarios crezcan. Sin embargo, aunque esto en la práctica suena lógico, el especialista reconoce que es complicado de implementar.

“Las organizaciones para poder tener estos esquemas de remuneración variable y ajustar a resultados, primero deben tener objetivos y luego deben tener un sistema de métricas que sean objetivas, incuestionables y que permitan tener un sustento tanto para los gerentes como para los empleados para decir: esto sí se cumplió y esto no se cumplió”, explica.

Especialistas en Capital Humano han advertido que el impacto de la inflación en los ingresos es uno de los factores que marcarán la agenda de los departamentos de gestión de talento en lo que resta del 2022.  

Los riesgos de ignorar las expectativas

Para el cofundador de Rankmi, uno de los riesgos más claros al no considerar ningún incremento salarial o un beneficio que compense la pérdida del poder adquisitivo es la fuga de talento. Además de esto, también se visualizan riesgos cuando los colaboradores están inconformes con su sueldo y permanecen en la compañía.

“Las personas más insatisfechas tienden a tener un peor desempeño. Si tú estás arrastrando los pies al trabajar, no produces bien y, por tanto, se incrementa este círculo vicioso de baja remuneración, bajo desempeño y baja productividad. Además, las personas que están más desmotivadas tienden a tener más accidentes laborales también y aumenta la cifra de merma, errores… Esto no es un tema trivial”, puntualiza.

Frente a este escenario, el especialista destaca al menos dos alternativas. La primera es ofrecer un ajuste salarial paulatino y revisar las remuneraciones cada seis meses. Pero cuando no hay posibilidad de otorgar un aumento salarial a toda la plantilla, se puede trabajar en el bienestar y beneficios como la flexibilidad para hacer trámites personales, acciones que también son valoradas por los colaboradores y pueden contribuir mucho en la productividad.

Sin embargo, uno de los desafíos para las empresas en México es que el 40% de las personas encuestadas asegura que no tiene un plan de beneficios y entre los que sí cuentan con uno, el 36% está insatisfecho con la oferta, según la encuesta de la plataforma.

Periodista especializado en políticas laborales, indicadores de empleo, futuro del trabajo, desarrollo de carrera, recursos humanos y salud laboral. Actualmente es editor de Capital Humano.

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