Fratricidio en el TEPJF

En público, Reyes Rodríguez Mondragón se ostentó como presidente del Tribunal Electoral. Pero en privado —como consta en el oficio firmado digitalmente por cinco magistrados y en el comunicado oficial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación— no incurrió en usurpación de funciones.

El ministro presidente, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, recibió a los magistrados rebeldes. Antes desayunó con el Ejecutivo federal y hablar sobre la crisis que paralizó al TEPJF resultaba inevitable. El emplazamiento para “estabilizar el funcionamiento” de ese órgano jurisdiccional quedó rebasado, con la exigencia de la renuncia formulada más temprano, desde Palacio Nacional.

Reyes Mondragón y los cuatro magistrados que respaldaron su unción como presidente del Tribunal fueron atendidos por Zaldívar, en su calidad de presidente del Consejo de la Judicatura Federal. De allí, el G5 se esfumó. Y José Luis Vargas Valdez quedó solo en espera de sus colegas, a quienes había convocado a una sesión privada. El diálogo, imposible.

Ambos magistrados llevan dos años en un pleito que ha escalado hasta el ridículo dentro de ese órgano judicial. Egresados de la Escuela de Derecho del ITAM, pertenecen a dos bloques de expertos en derecho electoral que tomaron caminos distintos en el calderonismo. Llegaron a la Sala Superior hace cinco años, cuando fueron electos en el Senado de la República, después de haber sido seleccionados por el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Rodríguez Mondragón venía de la sala regional del TEPJF con sede en Monterrey. Vargas Valdez, del litigio privado. Ni en las aulas del ITAM ni en el IFE ni en los gobiernos panistas habían coincidido.

Paradojas de la formación neoliberal: con apenas cuatro décadas, la escuelas para abogado de ese instituto privado colocó a muchos cuadros en la Administración Pública Federal en los últimos tres sexenios.

La colonización de los órganos autónomos fue una primera etapa en el asalto al poder. De la mano de Alonso Lujambio, Juan Molinar Horcasitas y Santiago Creel llegaron al IFE y después al IFAI. Los abogados itamitas tardarían más para llegar al poder Judicial y su primera escala fue el Tribunal Federal Electoral, creado en 1990.

Víctor Blanco Fournieres fue el primer director de la licenciatura en derecho. Y después, José Ramón Cossío. Ambos coordinaban el claustro de profesores que formaron una oleada de abogados especializados en derecho electoral cuya primera generación cuenta a Pedro Salazar Ugarte, Ezequiel González Matus, José Luis Vargas Valdez. En las siguientes egresaron Carla Humphrey, Reyes Rodríguez Mondragón y Roberto Gil Zuarth.

Blanco creía que la ética más que enseñarse, se practicaba en la cotidianidad. Los egresados de esa escuela neoliberal son tan competitivos como los politógolos o los economistas. A diferencia de Reyes Mondragón, Vargas Valdez fue electo magistrado del Tribunal Electoral sin hacer carrera en el poder Judicial.

Posgraduado en Pompeu Fabra, regresó a México después de sus estudios doctorales para ingresar al IFE, donde fue asesor jurídico de los consejeros Rodrigo Morales y Juan Molinar Horcasitas, quien lo incorporó a su equipo en la Secretaría de Gobernación, en el 2001.

En el 2006 encabezó el equipo de abogados que asesoró al presidente consejero del IFE, Luis Carlos Ugalde, para defenderse de las acusaciones de fraude formuladas por el entonces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador. Y entonces ingresó al Tribunal Electoral, como secretario instrucción en la ponencia de la magistrada María del Carmen Alanís.

En el 2007 ingresó al CISEN en atención al llamado que le formuló Guillermo Valdés Castellanos y en el 2010 el presidente Felipe Calderón lo nombró titular de la FEPADE, en sustitución de Arely Gómez. En el primer trienio del peñismo, Vargas Valdez no tuvo cargos públicos. Su lugar en la Fiscalía Especializada fue ocupado por Santiago Nieto Castillo.