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Capital Humano

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Empleo juvenil, el más débil en la recuperación; el de adolescentes, el más dinámico

A diferencia de los otros grupos de edad, las personas de 20 a 29 años conforman la población que más rezagada está en la reactivación del mercado; la de adolescentes, en tanto, fue la que más creció respecto de los niveles prepandemia.

La ocupación de las personas de entre 20 y 29 años no ha logrado recuperarse. Foto: Cuartoscuro

La ocupación de las personas de entre 20 y 29 años no ha logrado recuperarse. Foto: CuartoscuroCuartoscuro

El empleo de los jóvenes ha sido uno de los más afectados por la pandemia y el que más ha tardado en recuperarse; en cambio, el de adolescentes es el que más ha crecido. Los más recientes resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) confirman las proyecciones de aumento del trabajo infantil y adolescente a causa de la crisis económica mundial por la pandemia de covid-19.

Mientras la participación laboral de las personas de entre 20 y 29 años está 3.9% por debajo de lo reportado antes de emergencia sanitaria, la de quienes tienen entre 15 y 19 años ha aumentado 3.3 por ciento.

Según la ENOE, en el primer trimestre de 2020, justo antes de las restricciones a las actividades económicas no esenciales por la pandemia, el mercado laboral reportó 12 millones 364,278 jóvenes de 20 a 29 años en una ocupación. En el segundo trimestre de este año esa población se redujo a 11 millones 876,470 personas; el déficit en la recuperación es de 487,808 plazas.

A la par de la reducción del empleo de jóvenes, con la pandemia aumentó el número de adolescentes que participan en el mercado laboral. La ENOE para el primer trimestre de 2020 muestra que había más de 3 millones 110,000 adolescentes de entre 15 y 19 años ocupados. Al segundo trimestre del 2021 ya había 3 millones 214,373 en una ocupación, lo que representa un crecimiento de 3.32% de la mano de la covid-19, el mayor aumento entre los diferentes segmentos por edad.

Con excepción de los mayores de 65 años, una población considerada vulnerable y donde también se observa una ocupación menor a los reportado antes de la pandemia (-2.1%), el resto de los grupos de edad de adultos han aumentado su proporción de personas con una ocupación. 

Entre las personas de 30 a 39 años ocupadas hay un crecimiento de 1.76% respecto al dato del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para el primer trimestre de 2020. En el grupo de 40 a 49 años el aumento en la ocupación es de 1.54% y en el de 50-59 años, de 3.05 por ciento.

Crisis económica y cierre de escuelas, los motivos

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha estimado que por cada punto que aumenta la pobreza, el trabajo infantil y adolescente incrementa 0.7 por ciento. Así que esta información que ha revelado el Inegi este jueves “era algo que lamentablemente se veía venir”, señala en entrevista Tania Ramírez, directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).

En 2019 ese sentido, la proyección sería de 3.5 millones de niñas, niños y adolescentes trabajando. En México es legal, con algunas condiciones, contratar a quienes ya cumplieron 15 años, por ello la ENOE incluye a adolescentes y señala que son 3.2 millones este año, pero no incluye a los demás menores de edad, para ese grupo ha diseñado la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI).

Las medidas de confinamiento para menguar los contagios de la covid-19 provocaron que muchas personas perdieran sus empleos, por lo que muchas familias “echaron manos de los recursos disponibles para su supervivencia, y el trabajo infantil y adolescente es uno de ellos. No debería ser así, pero si existiera una verdadera garantía de derechos humanos quizá la circunstancia en nuestro país hubiera sido otra”, apunta Tania Ramírez.

Además de la pérdida de empleos de las personas adultas, el cierre de las escuelas ha sido “absolutamente determinante” para el aumento del trabajo de adolescentes. Gran parte de esta población “se ha ido al mercado laboral y ese es un camino de muy difícil retorno. Es muy difícil recuperarles”, sobre todo cuando sus familias siguen viviendo en condición de pobreza y en una discriminación estructural en la que el Estado no asume su responsabilidad.

Las escuelas son un espacio de protección también del trabajo infantil, señala la activista. Por la discusión de si se regresa a clases o no ya debería estar superada. La discusión ahora tendría que ser el cómo, es decir, de manera segura, gradual y voluntaria.

Por el lado de la ocupación juvenil, “algo que fue crucial en la caída y la falta de recuperación del empleo de la gente de 20 a 29 años es la distribución de su ocupación y la caída de los sectores donde están concentrados sus trabajos”, expuso Ana Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Además de concentrarse en las actividades económicas más afectadas y con un déficit en su recuperación, el empleo para los jóvenes se ha complicado por su vulnerabilidad ante despidos. “Es más fácil y menos costoso en términos de liquidación y salario dejar ir a los trabajadores de ese grupo de edad que a las personas que tienen una carrera más avanzada”, explicó la especialista del IMCO.

En ese sentido, Siegfried Seedorf, especialista de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle, consideró que el empleo juvenil se ha visto afectado por la situación de las empresas ante el contexto económico, las cuales priorizan trabajadores con experiencia, quienes también están aceptando percibir menos sueldo por la crisis de desempleo.

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