Lectura 4:00 min
La administración, el empleo y la mujer
Una de las obligaciones de la administración de cualquier tipo de entidad es mantener un alto nivel de eficiencia y productividad, para tal efecto, la administración tiene que hacerse llegar de personas con los más altos niveles de preparación e impulso para lograr sus objetivos. Dentro de esto, debe lograr que las personas que contrate tengan preparación y ganas de trabajar, así como valores y objetivos alineados con la organización.
En la selección de personal adecuado, la administración responsable diseñará o buscará que sus políticas, metodologías y procedimientos logren interesar a la mayor cantidad de candidatos, mediante el ofrecimiento de varias condiciones de trabajo, remuneraciones y perspectivas que hagan a la entidad muy atractiva para aquellos que cumplan con los perfiles requeridos.
En el mismo proceso, la administración tendrá que asegurarse que todos los candidatos que cumplan con el perfil tengan las mismas oportunidades de conseguir el puesto, independientemente de su origen, género, raza, religión o apariencia física, incluyendo aquellas personas que, teniendo capacidades diferentes, cumplan con el perfil requerido.
Una vez que se han conseguido los candidatos idóneos, la administración deberá cumplir con los requerimientos actuales en cuanto a la equidad e inclusión, para esto, tendrá que lograr que exista una distribución adecuada entre hombres y mujeres y otros elementos de equidad.
Otro de los retos muy importantes de la administración es mantener un ambiente de justicia y equidad en el momento de evaluar a todo el personal a su cargo. Aquí, aparte de los elementos básicos de evaluación son la preparación, conocimientos y experiencia, entran otros aspectos como la responsabilidad personal, el espíritu de colaboración, la mejora continua y la aportación al desarrollo de su área y de la entidad en su conjunto.
Conforme cada persona va cubriendo las expectativas y las va superando, entra el otro reto de la administración que es apoyar el crecimiento del personal y crear las condiciones para que todos tengan la posibilidad de hacer carrera dentro de la organización. Esto quiere decir que cualquier persona que entre en un nivel inferior tiene la oportunidad de desarrollarse y crecer dentro de la organización y llegar a tener algún puesto directivo.
Lo mencionado en el párrafo anterior depende de las aspiraciones de cada persona, hay quienes quieren un trabajo estable que les dé a ellos y a sus familias tranquilidad; por otro lado, hay quien es más ambicioso y quiere tener un progreso sin límite. Estos últimos lo van a querer lograr dentro o fuera de la entidad.
Esto enfrenta a la administración a otro reto, la de retener el talento. El conocimiento acumulado de cualquier entidad puede estar en cualquier tipo de biblioteca que pueda ser accesible a todos los miembros de la organización; sin embargo, la experiencia de los individuos es otro de los factores que coadyuvan al éxito de las organizaciones, por lo mismo, la administración tendrá que procurar retener ese talento, que al final de cuentas, la propia organización ayudó a crear.
Sin embargo, el talento, tiene ego, es decir que la persona talentosa, conoce sus fortalezas y buscará hacerlas valer para lograr sus ambiciones. Es en ese momento en el que la administración tendrá que evaluar si la escala de valores de cada individuo está alineada con los valores de la organización y si existen elementos en los que estos puedan ser diferentes, tendrá que poder distinguir si esas diferencias son lo suficientemente importantes como para perjudicar a la entidad.