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El Empresario

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Los “sí acepto” que postergó e innovó el Covid-19

La mayoría de los eventos nupciales se cambiaron para 2021 y la tendencia será hacerlos más pequeñas.

La mayoría de los eventos nupciales se cambiaron para 2021 y la tendencia será hacerlos más pequeñas.

Después de ocho años de noviazgo, Adolfo y Tania estaban listos para decir “sí acepto” el 20 de junio. Todo estaba listo; sin embargo, los planes se suspendieron por el Covid-19, que obligó la cancelación de todos los eventos sociales desde el mes de marzo.

“Como se planeaba levantar la restricción en abril, todo siguió igual, seguimos haciendo pagos y ajustando detalles con los proveedores, teníamos la esperanza de seguir, pero todo cambió cuando se alargó. El salón decía que podíamos seguir si se normalizaba el 1 de junio, pero finalmente todo se suspendió”, narró Adolfo en entrevista con El Economista.

Ante la incertidumbre, ya planeaban cambiar la fecha por seguridad de los invitados, pero el salón les cobraría 50% del evento como penalización porque el gobierno no había contraindicado algo. Una vez que se amplió la cuarentena, hicieron el cambio sin ningún costo y la nueva fecha será el 30 de enero de 2021.

Como ellos, más de 100,000 bodas fueron afectadas desde marzo, de las cuales 97% se pospusieron y 3% fueron canceladas, de acuerdo a una encuesta realizada por el portal bodas.com.mx.

Fátima también sufrió por la cancelación de eventos aunque no por una boda. Su vestido rosa y el baile de tiempo de vals de Chayanne que tenía planeado con su papá para finales de marzo, tendrán que esperar aunque no saben hasta cuándo.

Crisis en industria de eventos

Desde 2019, Katia Torres comenzó su propia empresa Diventa poesía, encargada de la planeación de eventos sociales, en los que predominan las bodas, que llevaba un buen ritmo pero se detuvo.

Los eventos de enero y febrero se realizaron sin problema, pero en marzo todo se canceló, los contratos que tenía para este año se cerraron y la mayoría de los clientes optó por hacerlos en 2021.

“En marzo teníamos muchas cotizaciones aparte de lo que teníamos cerrado. Por la incertidumbre, en abril y mayo no buscaban nada, estuvimos parados, pero en junio las personas ya comenzaban a buscar opciones para sus eventos. En este tiempo hemos trabajado en remoto, haciendo scoutings y teniendo juntas con los clientes a través de Zoom”, afirmó.

Durante los meses de abril, mayo y junio, la agenda de Katia estaba en su apogeo, pues son los meses más demandados para realizar eventos, sobre todo bodas, las cuales se cambiaron sin ningún inconveniente. Los de noviembre y diciembre siguen en incertidumbre, como los corporativos, cuyos contratos se comenzaban por estos meses algo que ahora, las empresas no lo tienen como prioridad.

A pesar de todo, Katia ha ofrecido múltiples facilidades para posponer los encuentros y seguir brindando la experiencia que caracteriza a su empresa: convertir cada evento en poesía.

Para septiembre, ya están un cumpleaños y bautizo preparados, aunque con una asistencia baja, máximo 30 personas y tomando las medidas de prevención emitidas por el gobierno federal. La asistencia será uno de los grandes cambios en los eventos en la nueva normalidad, por lo que Katia está tomando las medidas necesarias.

De esto también está consciente Adolfo, quien aunque sigue manteniendo el número original de invitados de 130, no sabe si habrá reducciones. La pareja sigue con los preparativos, la opción de cancelar no está en sus mentes, además que si lo hacen, el salón les cobrará el monto completo. Siguen aportando pagos, detallando cosas y teniendo paciencia.

La luna de miel y la misa también se modificaron. El hotel brindó facilidades sin problemas y con la iglesia tardaron por no encontrar al personal en las oficinas.

Oportunidad de reinventarse

Aunque las cosas no han salido como lo esperado, Katia confesó que esto es una oportunidad de reinventar la industria. Por ejemplo, la tendencia serán encuentros más pequeños, petite y microweddings con experiencias más personalizadas y con menor inversión económica.

“Si habían bajado las bodas desde antes de la pandemia, sobre todo porque se pensaba en todo el dinero que se necesitaba, pero esto es un buen pretexto para repensarlo porque pueden hacerlas más pequeñas, con las personas más cercanas. Puede motivar a hacerlas más continuas y ya no te verás mal si no invitas a muchos porque no se puede”.

Asimismo, en lugar de regalar plantas u otros detalles a los invitados, se está optando por dar pulseras de gel antibacterial, cubrebocas grabados, guantes especiales e incluso sanitizadores portátiles, los cuales Diventa ya tiene en su oferta. “Se trata de ser originales”.

También están creando paquetes petite económicos que garanticen una experiencia inolvidable, porque el tamaño del evento no interviene con lo especial.

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Coeditora El Empresario. Periodista especializada en temas de emprendimiento, management, cultura laboral, capitalismo consciente, liderazgo, economía circular y sustentabilidad.

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