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Ahorro para el retiro: bajo amenaza
Las políticas monetarias que instrumentaron prácticamente todos los bancos centrales del mundo durante 2020 y 2021 para financiar crecientes déficits fiscales como mecanismo para enfrentar el choque generado por la pandemia de covid finalmente se materializó en una mayor tasa de inflación. Este fenómeno monetario (la inflación es siempre en todo lugar y en todo momento un fenómeno esencialmente monetario aunque haya choques reales que la afectan como ha sido la invasión rusa de Ucrania) ha impactado en casi todo el mundo de forma tal que está se encuentra en niveles no registrados en las últimas dos décadas.
La respuesta de los propios bancos centrales, tardía por cierto, ha sido instrumentar a lo largo de este año políticas monetarias restrictivas que tienen por objeto reducir la tasa de inflación hacia los niveles considerados como su objetivo de largo plazo (2% en casi todos los países desarrollados, 3% en México). Así, la Reserva Federal de Estados Unidos aumentó su tasa de interés de fondeo de 0.25% al inicio del año a su nivel actual de 3%, el Banco Central Europeo de 0 a 1.25%, el de Canadá de 0.5 a 3.25% y el del Reino Unido de 0.25 a 2.25%; el Banco de México, por su parte, la ha incrementado del nivel de 5.5% en que cerró el año pasado a su nivel actual de 9.25 por ciento.
Naturalmente, cuando los bancos centrales aumentan su tasa de fondeo impactan al alza a casi todas de tasas de interés. Por ejemplo en México, la tasa de rendimiento de los CETES a 28 días pasó de 5.49% el 30 de diciembre de 2021 a 8.90% en la subasta del 11 de octubre pasado, los de 91 días de 5.52 a 9.89%, los de 182 días de 6.30 a 10.32% y los de 364 días de 6.95 a 10.64 por ciento. Este aumento que han experimentado las tasas de interés se refleja, en consecuencia, en un menor precio de los bonos, lo que reduce el valor de los portafolios que contengan estos instrumentos financieros.
Por otra parte, las políticas monetarias restrictivas, al incidir sobre la demanda agregada, puede generar presiones recesivas en las economías. Esto tiende a reflejarse en el valor de otros activos financieros como son las acciones de las empresas que cotizan en los mercados accionarios. Así, en lo que va del año en Estados Unidos el Dow Jones ha caído 18.5% y el S&P500 en 25%, en el Reino Unido el FSTE100 en 7.3%, en Japón el Nikkei en 6.3% y en México la BMV en 14.7 por ciento. Esto también se refleja en un menor valor de las carteras que contengan estos activos.
Así, lo que se ha observado en prácticamente todo el mundo es que el aumento en las tasas de interés y la caída en el precio de las acciones ha repercutido en una minusvalía de los portafolios de ahorro (erróneamente llamados de inversión); esto es lo que le ha sucedido al valor de los activos que administran las afores en las cuentas individuales de ahorro para el retiro propiedad de los trabajadores. De acuerdo con la CONSAR, en lo que va del año ha habido una minusvalía de 473,000 millones de pesos; esta es solo una pérdida contable y no se realiza a menos que se vendan los activos. Es de esperarse, porque así ha sucedido en el pasado, que las minusvalías desaparezcan cuando, a medida que se reduzca la tasa de inflación las tasa de interés empiecen a bajar y los mercados accionarios se recuperen. La minusvalía registrada es solo contable y, muy importante, transitoria.
Ya sabemos que el presidente López no entiende el funcionamiento del sistema financiero ni el porqué de la minusvalía registrada en las cuentas individuales de retiro, pero afirmó que evaluará el sistema de ahorro para el retiro. Esto debe encender todas las alarmas en la oficina del secretario de Hacienda así como en cada uno de los hogares mexicanos porque existe el peligro de que el ahorro que tienen los trabajadores para su retiro desaparezca.
Al cierre de septiembre de 2022 el saldo en las cuentas individuales de los trabajadores ascendió a 4.86 billones de pesos (más de la mitad del presupuesto público para el próximo año). Es mucho dinero y siempre está la tentación para un gobierno populista como es este de apropiárselo, más aún cuando ya se le acabaron los recursos para financiar sus obras faraónicas, “fortalecer” a Pemex y a la CFE y seguir pagando sus programas sociales/electorales. Si el presidente se apodera de esos recursos (por ejemplo con una afore gubernamental en lugar de las privadas) los trabajadores perderán su riqueza y sus pensiones; téngalo por seguro.
Twitter: @econoclasta