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Opinión

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Anaya: héroe o traidor

Es el niño aplicado del salón. Siempre hace la tarea, no deja nada a la improvisación. Piensa sus movimientos con cálculo de ajedrecista, mantiene su estrategia contra viento y marea y en la mayoría de los casos se sale con la suya.

Es el niño aplicado del salón. Siempre hace la tarea, no deja nada a la improvisación. Piensa sus movimientos con cálculo de ajedrecista, mantiene su estrategia contra viento y marea y en la mayoría de los casos se sale con la suya.

Contra lo que muchos auguraron, finalmente se logró el Frente Amplio Democrático con PAN, PRD y MC. Por supuesto que ello supuso la voluntad de muchos actores, no sólo la de Anaya, pero él era el principal interesado y será quizá el principal beneficiado, porque hoy por hoy, es el mejor candidato posible. Y digo posible porque Margarita Zavala lo supera en todas las encuestas, pero ella es justamente la afectada de la alianza, acusada, con razón o sin ella, del delito de portación de marido incómodo. Margarita no supo, o no pudo, separarse lo suficiente de Felipe Calderón y eso le costará muy caro. Si hubiera que apostar hoy quién será el candidato del Frente, los momios a favor de Ricardo Anaya estarían cinco a uno.

Anaya fue también el blanco de reportajes por enriquecimiento ilícito de su familia política. La acusación fue poco sólida, pues nunca mostraron qué había hecho o dejado de hacer el presidente del PAN para favorecer a sus parientes, pero la operación para divulgar el contenido fue con toda la mano. Al final de cuentas Anaya pudo darle la vuelta y vincular la acusación con el tema del nombramiento del fiscal, un asunto sumamente sensible para una buena parte del círculo rojo, que se ha comprometido en serio con este tema, y que Anaya transformó en una batalla personal. A final de cuentas, y a pesar de que un grupo de senadores panistas se pasó del otro lado, el Frente consiguió parar el pase automático del procurador Raúl Cervantes (el Ferrari, hay que decirlo, ayudó, y mucho).

Los detractores de Ricardo Anaya señalan, con razón, que el joven político tiene una ambición desmedida y que ha utilizado a su partido, manejado los tiempos y construido las alianzas en función de su proyecto personal. Todo es cierto. Sus formas son poco ortodoxas y algunos podrían calificarlas de poco éticas. Para muchos panistas es el gran traidor, pero él es alguien que juega con las reglas, en los dos sentidos de la palabra: las respeta y a la vez las manipula. Así gana las partidas.

A pesar del golpeteo de los últimos 15 días, Ricardo Anaya es hoy políticamente más fuerte que antes. Salió con moretones y raspones pero fortalecido. Sabe que si es candidato, los calderonistas y la propia Margarita Zavala terminarán por apoyarlo porque la otra opción es que su peor pesadilla, ver a AMLO presidente, termine convirtiéndose en realidad.

El Frente nació anotando una victoria para su causa. Derrotaron al PRI, y Morena prefirió ser espectador en esta batalla. Pero si de alguien deberían preocuparse Morena y López Obrador es de Anaya. No sé si les pueda ganar, es demasiado temprano para hacer escenarios electorales, pero de que va a ser kriptonita pura para el Peje y un dolor de cabeza para Morena, no tengo la menor duda.

El héroe y el traidor suelen ser dos caras del mismo personaje, diría Borges (y en el cuento, también presidente de un partido).

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