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Desde el 1 de octubre Claudia Sheinbaum deberá enfrentar serios problemas económicos
La reciente revisión a la baja en la proyección del crecimiento del PIB de México, de 1.9% a 1.7% para 2024 y a 1.5% para 2025, según la Encuesta Citibanamex de Expectativas difundida el martes, es un indicador de que las perspectivas económicas del país se están deteriorando. Esta disminución refleja una visión menos optimista de los expertos sobre el futuro económico de nuestro país, lo que tiene implicaciones profundas para diversos sectores y para la población en general. Esta es la más reciente de las diversas revisiones a la baja del PIB elaboradas por instituciones públicas y privadas nacionales e internacionales.
Un crecimiento económico más lento significa, entre otras cosas, una menor producción, empleo y consumo. Las empresas, ante la incertidumbre, serán más cautelosas en sus decisiones de contratación, lo que afectará la creación de empleos y mantendría las tasas de desempleo en niveles elevados. Además, la informalidad laboral, que afecta a cerca del 60% de la población económicamente activa, se mantendrá alta, afectando negativamente la recaudación de impuestos y cuotas del IMSS. Podrían verse afectados sectores como el transporte y la construcción, que representan el 13% de la economía, especialmente aquellos de sus segmentos que aún no han recuperado sus niveles prepandemia. De igual manera, los servicios de esparcimiento, cultura y deporte, así como el sector de alojamiento temporal y preparación de alimentos, que sufrieron caídas significativas durante la pandemia, podrían enfrentar una recuperación más lenta.
La reducción en el crecimiento del PIB generalmente se asocia con un aumento en los niveles de pobreza. Una caída del PIB, que del 1.9% al 1.7% es de 10.5%, resultará en millones de personas adicionales en situación de pobreza y pobreza extrema. La inflación, que sigue afectando desproporcionadamente a los hogares de menores ingresos, agravará aún más esta situación, aumentando el costo de los alimentos y otros básicos, reduciendo el poder adquisitivo de los consumidores.
La posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión añade otra capa de complejidad a la situación económica de México. Una recesión en el vecino país reducirá la demanda de productos mexicanos, afectando negativamente las. Además, las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían a sus familias podrían disminuir, afectando los ingresos de numerosos hogares en México.
Ante este panorama, la respuesta de las políticas públicas será crucial. A partir del 1 de octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum deberá implementar medidas de estímulo fiscal, apoyo a las pequeñas y medianas empresas, y programas de empleo para mitigar los efectos negativos en el mercado laboral y la pobreza. El Banco de México deberá mantener una política monetaria que busque una inflación baja y estable, lo que es esencial para reducir la pobreza. En resumen, la disminución en las estimaciones de crecimiento del PIB para México sugiere un panorama económico menos favorable, con posibles impactos negativos en la inversión, el consumo, la política monetaria y la confianza de los inversores. Es crucial que el gobierno mexicano esté preparado para implementar medidas que mitiguen estos efectos y promuevan un crecimiento económico más resiliente y sostenible.
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