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Opinión

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¿El embajador de EU apoya la reforma eléctrica de AMLO?

Foto EE: Hugo Salazar

Foto EE: Hugo Salazar

¿Estados Unidos ha cambiado de posición en torno a la reforma eléctrica que promueve AMLO? Las palabras del embajador Ken Salazar mandan una señal en esa dirección, “la reforma eléctrica del presidente López Obrador es necesaria y se deben entender las razones del presidente… en los foros se irá entendiendo más la reforma y al final vamos a estar muy juntos (Estados Unidos y México)”.

El embajador Salazar es un político experimentado y es difícil pensar que emitió un mensaje público sin reflexionar sobre el impacto que tendría. Los principales portales de noticias en México la convirtieron en su nota principal ayer por la tarde. No es para menos. Se trata de un asunto fundamental para Estados Unidos y para México. El gobierno de Biden quiere retomar el paso y recuperar el liderazgo global en economía verde.

México juega un papel estratégico en esta visión: es el mayor cliente de derivados del petróleo para las empresas de Estados Unidos, además de socio industrial que requiere producir con energía limpia a bajo costo. ¿Puede México tener una política energética radicalmente diferente a la de Estados Unidos y Canadá? El gobierno de AMLO ha hecho del nacionalismo energético uno de los ejes de su proyecto de gobierno. Es lógico que sea uno de los temas clave en la relación bilateral y que haya más diferencias que coincidencias. El problema es que la competitividad de la región América del Norte frente a otras regiones depende de un buen acuerdo entre México y Estados Unidos en materia energética.

¿Cómo leer las palabras de Salazar? En forma y fondo hay un contraste enorme respecto a los mensajes que habíamos escuchado de Estados Unidos y las empresas estadounidenses en los últimos meses. El embajador no hace referencia a las obligaciones de México en el T-MEC ni a la agenda en transición energética de su presidente Biden. Se refiere a su experiencia como legislador y lanza un guiño a AMLO: “el presidente López Obrador tiene razón de decir vamos a hacer cambios para lo mejor del pueblo”. Imposible no ver las contradicciones que implica esto con lo dicho hace dos semanas por Jennifer Granholm, secretaria de Energía. Ella habló de “preocupaciones reales de la administración Biden-Harris con respecto al posible impacto negativo de las reformas energéticas propuestas por México en la inversión privada estadounidense”.

Antes que la señora Granholm, hubo alrededor de 20 comunicados de organizaciones empresariales estadounidenses y legisladores de ese país. Ayer mismo, desde Estados Unidos, el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Bryan Nichols, dijo: “El trabajo que hemos estado haciendo es para hacer que México tenga energía verde y confiable, que las inversiones de Estados Unidos en México reciban un trato igual al de compañías mexicanas reciben tal y como lo establecen nuestros acuerdos internacionales, incluyendo el USMCA”.

¿Estamos ante un triunfo diplomático de AMLO y el canciller Ebrard? Así parece. Lo dicho por Salazar reconoce como legítima la reforma eléctrica y elogia el ejercicio de parlamento abierto para discutirla y difundirla. Queda por ver si la iniciativa de López Obrador se queda en los términos que fue enviada o tiene cambios sustanciales.

¿Qué tal si la manifestación de apoyo del embajador Salazar es parte de un acuerdo con el gobierno mexicano para que la versión final incorpore las observaciones de Estados Unidos? Esta es una de las lecturas posibles. Ken Salazar estaría evitando una confrontación abierta con AMLO y dándole margen de maniobra al presidente mexicano para salvar cara y salir con bandera desplegada en su narrativa nacionalista. Si hubiera cambios en la reforma eléctrica, no sería porque Estados Unidos presionó, sino porque los mexicanos lo decidimos así.

Todo esto son especulaciones. La prueba del ácido de la reforma eléctrica estará en cómo define algunos temas: ¿Será la CFE la empresa preponderante en el sector eléctrico? ¿Habrá cancha pareja para los privados que produzcan electricidad? ¿Desaparecerán los órganos reguladores? ¿Tendrá preferencia de despacho la electricidad producida con fuentes renovables? ¿Habrá energía a precios competitivos y con abasto seguro para los grandes consumidores industriales? ¿Habrá demandas internacionales por los cambios en las reglas del juego?

Estamos en el territorio de la especulación porque el embajador Salazar nos llevó hacia allá. ¿Sus declaraciones son prueba de astucia diplomática o de ingenuidad… una genialidad o una metida de pata? Los próximos días nos darán la respuesta. Ya lo dijo Miles Davies, uno de los genios del jazz: cuando una nota se sale de lo esperado, las siguientes notas que se tocan nos permiten saber si el intérprete desafinó o produjo una improvisación genial.

lmgonzalez@eleconomista.com.mx

Licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara. Estudió el Master de Periodismo en El País, en la Universidad Autónoma de Madrid en 1994, y una especialización en periodismo económico en la Universidad de Columbia en Nueva York. Ha sido reportero, editor de negocios y director editorial del diario PÚBLICO de Guadalajara, y ha trabajado en los periódicos Siglo 21 y Milenio. Se ha especializado en periodismo económico y en periodismo de investigación, y ha realizado estancias profesionales en Cinco Días de Madrid y San Antonio Express News, de San Antonio, Texas.

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