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El mensaje: primeras impresiones
El domingo 5 de abril, a las 5 de la tarde, era el momento ya anunciado en el que López Obrador presentaría su quinto informe trimestral. La coyuntura hizo que coincidiera con pronósticos de una recesión económica mundial que inevitablemente golpeará a México y que generaría la pérdida de empleos en muchos sectores. Cuando los empresarios le demandaban señales claras de apoyos, el mensaje se tornaba importante para todos. No pretendo manejar las cifras que seguro los economistas analizarán, sino enumerar lo que para mí fue lo más importante.
1. El presidente intentó de nuevo, como lo ha hecho en sus mañaneras, mandar un mensaje positivo, asegurando que sus medidas serán no sólo suficientes, sino que su plan de gobierno seguirá adelante como si no estuviéramos en la mitad de una tormenta: no se hizo para atrás en ninguna afirmación anterior: no se contratará deuda, seguirá con sus obras (Santa Lucía, Dos Bocas, Tren Maya, etcétera) y sus programas sociales crecerán.
2. Basa su optimismo, nos dice, en que generará 2 millones de empleos “plenos” (lo que interpreto como formales y permanentes y no sólo sujetos de programas sociales), pero parece que su dicho se fundamenta en las obras de gobierno que no interrumpirá o en las que iniciará; es decir, ve al gobierno como generador de empleo y no como facilitador para que la economía los genere.
3. Para los empresarios no veo ningún guiño, los anuncios de no incrementar impuestos, de devolver el IVA, de créditos a pequeñas empresas formales e informales (sin dar detalles de las condiciones) son anuncios que ya se conocían y que no atienden lo que solicitaban las cámaras empresariales; éstas esperaban prórrogas para el pago de servicios, impuestos y otros gastos; subsidios para el pago de nóminas, fondos de apoyo a sectores de importancia (turismo, aviación, entre otros).
4. Nos previene de un anuncio próximo, donde empresarios comprometerán inversión en el sector energético; es una buena noticia, pero no es inversión inmediata, es dinero que se tendrá a lo largo de muchos meses y esperando buenas condiciones para hacerlo, por ejemplo, a que el precio del petróleo tenga mejores perspectivas.
5. Anuncia más austeridad en el gobierno; es correcto lo que hace, en estas épocas de crisis lo que menos queremos es una burocracia gorda, así que recortará gastos en publicidad, viáticos, contratación de obras (que no es gasto burocrático, por cierto) y dos cosas más que creo le generarán reacciones, si no las explica bien: “reducción de sueldos de subdirector hasta presidente” y “eliminarán aguinaldos”. Ambas cosas afectan derechos laborales y no significan grandes ahorros.
6. El dinero para apoyar sus programas lo obtendrá del fondo de estabilización y de los fideicomisos que se acaban de cancelar, dadas las condiciones y considerando que no se contratará deuda pública, era la única opción factible.
7. Para activar la economía, además de los programas sociales, abre créditos para vivienda; esto también es positivo porque podrá activar una parte del sector construcción.
8. Pemex tendrá más dinero al reducir su carga fiscal. Aunque para el presupuesto de la petrolera esto es una muy pequeña parte, no creo que las calificadoras lo registren.
En resumen, el presidente, como acostumbra, dobla la apuesta, vuelve a mencionar a los conservadores, neoliberales, neoporfiristas, como responsables del desastre actual y a la corrupción como la verdadera plaga que nos dejó un sistema de salud y un país destruido; no cancela nada de sus planes ni modifica su visión. Como modelo, opta con apoyar un Estado fuerte sin voltear a ver al sector privado, apuesta por incrementar el consumo popular como motor de la economía, deja a los empresarios, de todos tamaños, la responsabilidad de buscar apoyos en otro lado y les agradece su solidaridad en este momento. En resumen, fue un mensaje con mucha ideología.