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Opinión

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El persistente fantasma de la estanflación

Foto: Reuters

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La semana pasada hubo gran expectativa ante le reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos para saber si haría cambios en su política monetaria que permitieran ir controlando las presiones inflacionarias

En tiempos recientes, el foco de los mercados ha estado centrado en las presiones inflacionarias que se han dejado sentir en la economía y la forma en que los bancos centrales están, o estarán haciendo frente a este tema, que hoy con el nuevo sentón económico y los fuertes brotes de Covid-19 en Europa y China, generan renovadas preocupaciones sobre la posibilidad de que se presente un fenómeno de estanflación, que significa inflación sin crecimiento económico, sin duda, un escenario que nadie quiere ver en su economía.

Como es sabido, frente a la actual crisis los gobiernos decidieron aplicar la misma medicina que se aplicó en la crisis del 2008/09, la de inyectar fuertes cantidades de recursos a los mercados a fin de reactivar el consumo que es el motor de las principales economías como la estadounidense. Desafortunadamente la naturaleza de la actual difiere mucho de la anterior.

En 2009 tuvimos una crisis en el sector financiero originado por los famosos créditos subprime o de alto riesgo particularmente otorgados en el sector hipotecario.

La crisis de hoy es originada por una pandemia que provocó que se detuviera gran parte de la actividad económica del mundo, que se cambiara la forma de trabajar al hacerlo ahora desde casa, y en medio se perdieran muchos empleos, y que se interrumpieran las cadenas productivas, lo que hoy ha venido a generar desabasto de diversos productos fundamentales para varias industrias, y que al no encontrarse disponibles en los mercados sus precios suban por la poca oferta de los mismos.

A lo anterior habría que sumarle las enormes cantidades de dinero que se inyectaron a los mercados y a la economía, donde por un lado, y ante la incertidumbre de la duración de la pandemia, la gente fue mucho más conservadora en el uso de esos recursos, mientras que por el otro, los hedge funds aprovecharon las carretadas de dinero para invertir en los mercados en materias primas que se encontraban a precios muy atractivos, como es el caso de los energéticos y los granos, entre otros, que a su vez, en el mercado de contado han generado presiones inflacionarias por el elevado costo al que los han llevado.

En mi opinión no se puede aplicar la misma medicina a dos padecimientos de origen distinto. Habrá que ver cuál es el resultado.

Por lo pronto, la semana pasada hubo gran expectativa ante le reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos para saber si haría cambios en su política monetaria que permitieran ir controlando las presiones inflacionarias, y después escuchar el mensaje de su presidente, Jerome Powell, para conocer cómo van a actuar hacia adelante.

Y como era por todos esperado, la Fed dio inicio a la reducción de compra de activos por 15,000 millones de dólares mensuales para concluir en junio del 2022, es decir, le estará inyectando menos recursos al mercado, y por lo pronto, dejó la tasa de referencia sin cambios en niveles de 0 a 0.25 por ciento.

La Fed sigue pensando que las presiones inflacionarias actuales son un fenómeno transitorio y Powell declaró que no solamente estarán pendientes de la evolución de la economía y las presiones inflacionarias, sino también de la recuperación de los puestos de trabajo y su remuneración.

La crisis del 2009 dejó muy claro que en cualquier momento las presiones inflacionarias pueden provocar que la Fed suba su tasa y que los créditos pasen de baratos a impagables.

Por lo pronto, habrá que estar atentos a que no tengamos una fuerte ola de contagios por la época de invierno que desincentive el crecimiento y retrase de nueva cuenta la integración de las cadenas haciendo persistir el fantasma de la estanflación.

En México, el Banco de México ya ha subido su tasa de referencia y sin embargo persisten los precios elevados y ya hemos tenido muestras de desaceleración económica.

Todo lo anterior redunda en volatilidad en tipos de cambio, tasas de interés, mercados de deuda y de materias primas.

Habrá que esperar si estamos o no ante un fenómeno transitorio, pero por lo pronto, el fantasma de la estanflación persiste.

aga@gamaa.com.mx

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