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Opinión

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¿En dónde está la OEA?

Foto: Reuters

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Unas semanas antes de que el Congreso peruano aprobara la destitución de Pedro Castillo la Organización de Estados Americanos (OEA) visitó Lima para evaluar la situación política, sin embargo, en nada sirvió su presencia, o porque no anticipó lo que venía o porque hizo mal diagnóstico.

La solución de la crisis terminará siendo a través de una acción internacional que promueva el diálogo entre sectores del país divididos desde hace tiempo.

Durante los últimos cinco años, el secretario general del organismo Luis Almagro prácticamente ha desarrollado una estrategia monotemática en el seno de la OEA: Venezuela.

En diciembre de 2022, políticamente se ha fortalecido Nicolás Maduro, escenario totalmente distinto al que seguramente pensó Almagro hace un lustro.

Los enfoques estratégicos han sido erróneos en la ruta crítica de Almagro. Por ejemplo, entre el 5 y 7 de octubre pasados, Lima fue sede de la Asamblea quincuagésima de la OEA. El tema central elegido por el ministro de Exteriores peruano para que pudiera debatirse entre los Cancilleres americanos fue: “Juntos contra la desigualdad y la discriminación”.

Los temas que elige el país sede, siempre serán de interés para su agenda doméstica, es decir, para Perú lo importante era analizar durante la Asamblea acciones contra la desigualdad social y la discrecionalidad en el trato con integrantes de estratos sociales, sin embargo, Luís Almagro olvidó el tema central para dedicar el tiempo a analizar el caso de Rusia.

Otro ejemplo del desenfoque estratégico de Almagro al frente de la OEA fue cuando se metió en asuntos internos del secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard.

Ocurrió el 4 de junio del año pasado luego de que el funcionario mexicano criticara la labor de Almagro al frente de la OEA. Enojado, Almagro grabó un video para responderle: “Hablando de mala gestión, como yo soy buena gente, por mi parte le deseo (a Ebrard) que ninguna obra más que él haya hecho como jefe de Gobierno de la Ciudad de México se derrumbe, sin perjuicio de mi solidaridad de las víctimas de la línea de metro”.

Ahora, con lo ocurrido en Perú, la OEA ha guardado silencio en lugar de promover una reunión extraordinaria para abordar propuestas.

Para Jefferson Nascimento, investigador del Instituto de Estudios Sociales y Políticos (IESP) de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), una eventual solución a la crisis peruana pasa por una acción internacional que promueva el diálogo entre todos los partidos políticos. En este sentido, el especialista cree que la crisis puede no resolverse en vísperas de las elecciones anunciadas por la presidenta Dina Boluarte.

La región Latinoamericana permanece vulnerable desde el ángulo de las instituciones democráticas.

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