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IMAI a análisis
Un dato que no puede pasar por alto es aquel dado a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía respecto al Indicador Mensual de la Actividad Industrial. En tal cifra, se da un puntual seguimiento al comportamiento de cuatro sectores pilares de la economía; la generación y distribución de energía eléctrica y suministro de agua y gas, la minería, construcción y por supuesto, la manufactura. En un ambiente de astringencia económica, mucho preocupa que se encuentre en el panorama una desaceleración de la industria nacional, cuya actividad en México se reduce a un avance mensual en mayo del presente año correspondiente a un modesto 0.08 por ciento. Tal cifra, constituye el menor avance desde un remoto enero de 2017, lapso donde se encontraba un 0.06% de avance para tal indicador.
Se subraya con tinta roja lo que acontece para la industria manufacturera que, en diversas regiones del país, constituye el soporte económico más sólido. En este caso, se cae con respecto al mes anterior un preocupante 1.05 por ciento. Con esto se constata lo que se podía anticipar; hay graves riesgos en el contexto global para un crecimiento sostenido de la actividad industrial, destacadamente en la manufactura ante la ruptura de las cadenas de suministro que no se han podido recuperar desde tiempos de la pandemia.
Sumado a lo anterior, la conexidad existente entre la manufactura en los Estados Unidos, por igual ralentizada, viene a representar un impacto directo de los que varias entidades federativas del país parecen no recuperarse. Así, Aguascalientes, Campeche, Colima y Coahuila se meten en una resbaladilla con caída libre. Ante la apertura económica, la manufactura tenía ya 11 meses de crecimiento a ritmo promedio de 0.36%, el freno que experimenta para el mes de mayo no abona para la recuperación del rezago que se acumula e impide llegar a un nivel similar al que se tenía en el escenario económico de la prepandemia. Ahí, nos encontramos en un rezago de dos dígitos, aproximadamente un 10.7 por ciento.
Con estas cifras se viene a detener una racha de tres meses continuos de crecimiento, para llegar a un estancamiento en el mes de mayo. En tal tendencia, es muy probable que para junio se empiece a experimentar un periodo recesivo para el cual México debe tomar previsiones.
Hay condiciones globales que nos limitan y por las cuales poco se puede hacer. La incertidumbre que deriva del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania es un factor que, conforme pasan los días y se alarga en el tiempo, tiende a presionar los suministros de insumos. Sumamos a lo anterior la ya mencionada presión que deriva desde China y oriente por la ruptura de cadenas productivas sobre todo en el sector automotriz. La vecindad y dependencia con los Estados Unidos es igual factor. ¿Pero qué se hace por fortalecer un terreno donde la inversión pueda menguar los efectos negativos de contexto? Gran pregunta que pronto tendremos que resolver.
Twitter: @gdeloya