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Opinión

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Monopolio estatal de dádivas

En México, se estiman más de 5,500 organizaciones civiles que se dedican a acciones filantrópicas y comunitarias...

La cultura de la filantropía en México ha avanzado mucho en las últimas décadas; sin embargo, está por debajo de lo que se tiene en otros países de población e ingresos similares. Pese a que Estados Unidos es diferente en esos dos factores con México, esa sociedad tiene una práctica del altruismo mucho más arraigada. Bastan unos indicadores: En 2020, el total de recursos que los estadounidenses donaron a diversas causas, organizaciones y fundaciones fue de 472,000 millones de dólares, equivalentes al 2.3% del PIB. De ese total, la mayoría, 69%, fue aportado por individuos. El resto corrió a cuenta de las corporaciones, fundaciones y legados. Se tienen identificadas 1.54 millones de organizaciones civiles que reciben donativos para su vocación de caridad y ayuda. Las principales son las que se dedican a alimentación, ropa, medicinas y tutoría educativa, siendo las organizaciones religiosas las donatarias más importantes.

Estos datos provienen del National Philantropic Trust (www. nptrust.org), donde también se señala que, en 2020, a pesar de la pandemia, el 86% de los adultos “económicamente más pudientes”, incrementaron sus donativos. En México, se estiman más de 5,500 organizaciones civiles que se dedican a acciones filantrópicas y comunitarias y que reciben donativos por cerca de 8,000 millones de pesos (mmp, unos 400 millones de dólares) al año. Para los individuos, la deducción fiscal de esos donativos, es un incentivo que favorece la solidaridad y fomenta la cultura de la filantropía.

La medida que los diputados aprobaron como parte de la Miscelánea Fiscal 2022 de limitar las deducciones de esos donativos, es un artero golpe para el funcionamiento de esas organizaciones. El SAT señaló que esa limitación responde a abusos que se han detectado en el 4% de las personas físicas donantes que llegan a deducir hasta 500 millones pesos. Si es así, hay que castigar a los infractores, pero no a todos los donantes.

Considerando la deducción actual de 35% de los 8 mmp de donativos, los deducibles serían 2.8 mmp, así que lo que se recaudaría con esa medida es poco significativo. Pero muchas organizaciones que dependen de pequeñas donaciones de particulares verían amenazada su operación y hasta su subsistencia. El Teletón, por ejemplo, que cumple una función esencial de auxiliar a niños necesitados que no pueden ser atendidos por el gobierno, sufriría una afectación importante.

La motivación de limitar esta deducibilidad es política y electorera. El presidente no quiere aceptar que estas organizaciones juegan un papel de aliadas con el gobierno, pues complementan lo que éste no puede ofrecer en términos de asistencia alimentaria, atención médica, cultura, deporte, etcétera. En línea con su tendencia estatista y de menospreciar a la sociedad civil, este gobierno quiere el monopolio de otorgar beneficencias, aunque no pueda cumplir cabalmente con ello. No tolera que la sociedad sea solidaria y actúe con altruismo por su cuenta. Ojalá los senadores den reversa a esta aberración que es un obstáculo para consolidar una cultura de generosidad social.

Twitter: @frubli

Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.

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