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Reprobado
Al día de hoy faltan dos años, cinco meses y 12 días para que finalice el periodo para el cual fue electo el presidente López, por lo que cuando llegue el 30 de septiembre de 2024 se podrá hacer un corte de caja de lo que fue su gobierno. Por lo que se ha hecho desde el 1º de diciembre de 2018 a la fecha, es muy probable que esa evaluación será reprobatoria en varios ámbitos de la política pública. Veamos algunos de los más relevantes.
Crecimiento. En términos del PIB por habitante, el nivel que este tendrá al finalizar 2024 será significativamente menor que el registrado seis años antes. Aunque la pandemia de Covid-19 tuvo por sí misma un impacto negativo, no hay que olvidar que inclusive previo a la epidemia la economía ya había registrado varios trimestres de contracción; más aún, el manejo mismo de la política fiscal durante la pandemia, procíciclica en lugar de contracíclica, agravó el impacto negativo y dejó a la economía en una situación tal que el rebote del PIB ha sido notoriamente débil e insuficiente. Pero más allá de la pandemia y su impacto, lo realmente relevante en términos del crecimiento económico es que durante su gobierno el presidente López se dedicó a debilitar el Estado de derecho, cambiando arbitrariamente las reglas del juego y aumentando la incertidumbre jurídica, desincentivando con ello la inversión. Sin inversión, no hay forma de lograr un proceso sostenido de crecimiento económico.
Salud. Este será sin duda uno de los renglones de política pública peor evaluados; dos serán los aspectos centrales. El primero es la desaparición del Seguro Popular y su sustitución por el notoriamente fallido INSABI, un experimento que además de costar una enorme cantidad de recursos, dejó sin acceso a los servicios de salud a millones de personas. El segundo es la destrucción del sistema de adquisición de medicamentos para las instituciones públicas de salud; con acusaciones nunca probadas de corrupción, el gobierno generó un desabasto de medicamentos sin parangón en la historia del sector de salud mexicano, desde oncológicos para niños con cancer hasta el cuadro básico de vacunación, pasando por toda la gama de enfermedades.
Educación. Sabemos que el presidente, porque así lo ha señalado, no le otorga mayor valor al mérito, como tampoco le da importancia a la educación de calidad como mecanismo de mejora en el bienestar, de ascenso en la escala socioeconómica y como fuente de crecimiento económico. En consecuencia, otorgándole mayor poder, menores responsabilidades a los maestros y a las cúpulas sindicales y sin la obligación de rendir cuentas por su desempeño, el presidente eliminó los mecanismos institucionales encaminados a mejorar la calidad de la educación. Una menor acumulación de capital humano y, por sobre todo, que este sea de menor calidad impactará negativamente a muchas generaciones por venir.
Finanzas públicas. Uno de los aspectos centrales del discurso presidencial ha sido el de la “austeridad republicana” y que durante su gobierno no se incurriría en deuda. La “austeridad” amerita una aclaración: el gobierno ya se acabó lo que se había ahorrado en años anteriores y que estaba en diferentes fideicomisos; hacia futuro solo contará con ingresos corrientes tributarios y no tributarios en un escenario de gasto creciente en pensiones y el servicio de la deuda. La deuda, medida por el saldo de los requerimientos financieros del sector público, sí ha aumentado y es posible que hacia finales del gobierno haya una situación crítica de finanzas públicas.
Corrupción. Ningún avance en el combate a este flagelo y sí un notorio retroceso. El presidente se ha dedicado, por una parte, a debilitar el Sistema Nacional Anticorrupción y, por otra, a favorecer la opacidad en el ejercicio del gasto público, priorizando la asignación directa de contratos públicos.
Inseguridad. Solo cabe decir que “Abrazos, no balazos” nos llevará a terminar con uno de los sexenios más violentos en la historia de México.
Como diría Enrique “El Perro” Bermúdez: al momento de ser electo, “la tenía, era suya y la dejó ir”.
Twitter: @econoclasta