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Se confirma la desaceleración
La semana pasada se publicaron las cifras preliminares del PIB para el tercer trimestre tanto en México como en Estados Unidos. Los datos en ambos países confirman una desaceleración notable en la actividad económica pero con algunas particularidades a destacar.
En el caso de Estados Unidos, el PIB del tercer trimestre creció una tasa trimestral anualizada de 2.0% contra el segundo trimestre de este año.
Dicha cifra estuvo por debajo de las expectativas de mercado que se ubicaron en 2.6% y representa una desaceleración notable contra el ritmo de 6.7% observado hace un trimestre.
El menor ritmo de crecimiento se explica principalmente por una fuerte desaceleración en el consumo que registró un avance de apenas 1.6% después de haber crecido una tasa trimestral anualizada de 12.0% en el segundo trimestre.
Esta desaceleración en el consumo coincide con una caída considerable en los índices de confianza del consumidor que a su vez se explica, en buena medida, por el repunte en las presiones inflacionarias y la expiración, en septiembre, de las principales iniciativas de estímulo fiscal incluyendo los programas de transferencias directas a familias y negocios.
Otro factor que contribuyó a la desaceleración del PIB fue una contracción de la inversión después de cuatro trimestres consecutivos de recuperación. La debilidad de la inversión tuvo como epicentro el sector residencial donde debería haber una reactivación en los próximos trimestres. Finalmente, la acumulación de inventarios tuvo un impacto positivo en el crecimiento.
En el caso de México, el PIB del tercer trimestre presentó una contracción de 0.2% contra el segundo trimestre de este año. Dicha cifra estuvo por debajo de la expectativa de mercado que esperaba un crecimiento de 0.1% y es considerablemente inferior al crecimiento de 1.5% observado en el segundo trimestre.
Para hacer la cifra comparable con la de Estados Unidos es necesario anualizar el crecimiento trimestral, lo cual resultaría en una contracción anualizada de aproximadamente 0.9% vs un crecimiento de 2.0% para Estados Unidos.
En el caso de México, la contracción trimestral se explica principalmente por una caída trimestral (sin anualizar) de 0.6% en el componente de Actividades Terciarias.
Este rubro incluye a la gran mayoría de las actividades del sector servicios por lo que la cifra pudo haber sido afectada de manera extraordinaria por la eliminación de la figura de contratación a través de outsourcing. Otro factor detrás de la debilidad del sector servicios pudo haber sido el repunte en la pandemia y la implementación de algunas restricciones a la actividad durante julio y agosto.
Aún es temprano para ver qué tanto de la contracción del PIB en el tercer trimestre fue por factores extraordinarios y cuánto está relacionado a factores de fondo que podrían prevalecer en los próximos trimestres.
La recuperación de la economía mexicana ha estado anclada en dos pilares: el sector exportador y el consumo doméstico, ambos impulsados por la locomotora estadounidense –en el caso del consumo doméstico el fuerte crecimiento en las remesas ha jugado un papel fundamental en el presupuesto familiar de millones de hogares.
Ambos sectores se enfrentan a una réplica interesante en los próximos trimestres. Las exportaciones podrían seguir desacelerándose como consecuencia de las disrupciones en las cadenas de suministro a nivel global mientras que las remesas ya han comenzado a desacelerarse con la conclusión de los programas de apoyo gubernamental en Estados Unidos.
Es muy probable que en las próximas semanas veamos revisiones a la baja a los estimados de crecimiento del 2021 y el 2022 para México que antes de la publicación del dato se ubicaban en 6.2 y 3%, respectivamente.
En otro tema, este miércoles hay un anuncio de política monetaria por parte de la Fed. La atención del mercado estará concentrada en el posible anuncio del calendario para el tapering.