Lectura 4:00 min
Sobrevivir es hacer
Hace un par de semanas estuvo en México el escritor escocés Irvine Welsh.
No soy su fan y no sé exactamente por qué. Bueno, sí sé. O sea, sé que su estilo me parece machacón y sus personajes repetitivos y que nunca podrá salir del universo de Trainspotting. Lo que no entiendo es por qué eso me molesta.
Como todos los de mi generación vi Trainspotting como quien tiene una revelación divina. Cuando agarré el libro me sentí bastante menos emocionada que con la película.
Pero en estos días decidí agarrar de nuevo su libro (me refiero a Trainspotting, desde luego, en su versión en inglés, la versión en español de Anagrama es simplemente ilegible) y a partir de sus páginas y lo que Welsh vino a decir a la Feria Nacional del Libro de León, he confeccionado una serie de buenos consejos para aquel que osa ponerse a escribir.
1. Sobrevivir es hacer. Nunca te quedes quieto en tus penas o tus problemas. Si crees que escribir te ayudará, no dejes que la timidez o la hueva o lo que sea te detenga. Siempre ten una lista de ideas.
2. Ten con quien trabajar esas ideas. Un lector de confianza, riguroso y delicado al mismo tiempo, es una necesidad para un escritor. Escucha las ideas de otros: nunca sabes de dónde saldrá el mejor consejo o cómo encontrarás al próximo personaje si no estás atento a los que te rodean.
3. Ten sentido del humor. Abrázate a él. Si no te burlas de ti mismo y de tu trabajo, más te dolerá cuando lo haga alguien más. Además, la risa te ayudará a ver lo que escribes desde otro punto de vista. Un punto de vista quebrado, si quieres, pero igual funciona.
4. Déjate influir por tus lugares. Uno es de varios sitios: de donde nació, donde creció, donde fue más feliz y donde decidió quedarse. Cada uno de esos sitios tiene un lugar en tu creación. Lo que te sucede entre los cinco y los 20 años dejará una huella imborrable en ti. Úsala.
5. Escribe mucho, mucho, aunque no sea en papel ni en la computadora, escribe en tu cabeza. Recuerda que tus personajes son herramientas y tú decides cómo usarlos. Piensa en Marvel y sus cómics: un universo grandísimo en el que cada héroe o villano tiene su sitio especial. Especial pero siempre móvil.
6. Los escritores suelen madurar en sus 30. Si eres un veinteañero con inquietudes literarias, paciencia. Estás apenas construyendo el canto de sirenas que será tu libro.
7. Cuestiona el tiempo que te tocó vivir. Recuerda la pregunta existencial por antonomasia: ¿por qué estamos aquí? La tecnología ha cambiado la respuesta a esa pregunta; a esa pregunta que puede tener la respuesta que tú quieras. Si tu época te está llevando por cierta corriente de agua, salte de ella y mírala desde la orilla. Ahí tienes un cuento.
8. La cultura cambia. No todo puede quedarse como cuando eras joven. Acéptalo, nótalo, repórtalo. Convierte esas transformaciones en tu historia.
9. No temas leer autores que no sean de tu tiempo. De hecho, hazlo. Lee siempre autores de épocas cercanas o remota. Atrévete a Homero o Tucídides; ábrete a Joyce y a Kerouac; lee lo mismo a Bolaño que a Ayn Rand. Todos formarán dentro de ti un caldo de cultivo del que saldrá el relato que eres capaz de hacer.
10. No tengas miedo al cambio. No te sujetes a tu cultura como un bebé se sujeta a su chupón. Que las cosas cambien sirve. En serio. Si no hubiera llegado el neoliberalismo al Reino Unido, Trainspotting no existiría. De todo suceso se puede sacar una historia. Debes estar presente para atestiguar y contar.