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Tapering y alza en tasas podrían adelantarse
Las expectativas de crecimiento económico en Estados Unidos se han revisado constantemente al alza durante los últimos meses. De acuerdo a la encuesta de expectativas económicas publicada por el Wall Street Journal, el promedio de los pronósticos de crecimiento del PIB para el 2021 pasó de 4.3% en enero a 6.4% en abril y no sorprendería que la siguiente encuesta arroje un número cercano a 7 por ciento.
De la mano del aumento en las expectativas de crecimiento del PIB, también se ha observado un alza en los estimados de inflación. De acuerdo a la misma encuesta del WSJ, la inflación anual esperada al cierre de junio de este año pasó de 2.5% en la encuesta de enero a 3% en abril; mientras que la inflación anual esperada para diciembre pasó de 2.1 a 2.6 por ciento.
Aunque el mercado ya esperaba cierto repunte en la inflación, la realidad ha rebasado todos los pronósticos. En abril, la cifra de inflación anual llegó a 4.2%, su nivel más alto desde el 2009. A pesar de la sorpresa en la magnitud del dato inflacionario, la Fed ha mantenido su discurso de que el repunte es un fenómeno pasajero que debe ir perdiendo fuerza conforme avance el año.
El argumento detrás de este discurso es que así como la llegada de la pandemia en el 2020 provocó una caída abrupta, pero temporal, en la inflación, el proceso de reapertura está contribuyendo a un alza que también es abrupta y temporal. Para la Fed, el repunte inflacionario se debe a la combinación de: i) un fuerte incremento en el consumo de ciertos bienes y servicios, que se habían pospuesto a raíz de la pandemia; y ii) escasez de algunos bienes como resultado de cuellos de botella en las cadenas de suministro globales a raíz de la apertura dispareja de sectores y países.
El escenario central de la Fed contempla que ambos factores se irán desvaneciendo durante los próximos meses. No obstante, aunque la Fed sabe que existe el riesgo de que el repunte inflacionario sea más persistente, por ahora ha mantenido su mensaje de privilegiar su objetivo de pleno empleo.
En una entrevista otorgada a Yahoo Finance este martes, el vicegobernador de la Fed, Richard Clarida subrayó que aún faltan 8 millones de empleos por recuperar para alcanzar el nivel pre-pandemia y que la Fed quisiera ver avances sustanciales en este frente antes de cambiar su postura monetaria. Adicionalmente, Clarida comentó que, al ritmo de creación de empleo mensual promedio de 500,000 puestos observado en los últimos tres meses, la recuperación de los 8 millones de empleos se demoraría hasta agosto del 2022.
Aunque Clarida dijo que la Fed anticipa una aceleración en el ritmo de recuperación, también reconoció que la preocupación principal en el mapa de riesgos de la Fed sigue siendo un mercado laboral débil y no un repunte inflacionario. A pesar de esto, algunos observadores (como el ex-secretario del Tesoro Larry Summers) y dos presidentes regionales de la Fed (Patrick Harker de Filadelfia y Robert Kaplan de Dallas) han expresado que la Reserva debería comenzar pronto la discusión sobre el momento adecuado para iniciar el tapering, es decir, la reducción de su programa de inyecciones de liquidez.
Aunque Harker y Kaplan no forman parte del FOMC, su opinión ha avivado la discusión sobre el cronograma del comienzo de la normalización de la política monetaria.
El nuevo marco de referencia para la política monetaria ha hecho que la Fed dé prioridad a los datos que se van publicando sobre sus expectativas (más outcome-based que outlook-based), Clarida transmitió que la Fed no será rehén y que cuando sea momento de actuar lo hará. Los mercados poco a poco han empezado a descontar que el anuncio del tapering podría adelantarse a finales de este año, pero esperan que la tasa de interés de referencia se mantendrá sin cambios hasta principios del 2023.
Esta expectativa podría adelantarse dependiendo del desempeño de los datos de empleo e inflación de los próximos meses. Apostaría que la Fed acabará subiendo la tasa de referencia la primera mitad del 2022.