El peligro de los productos milagro

En renglón aparte hay que ubicar al nicho de los llamados productos milagro, muy vendidos no porque hayan demostrado resultados clínicos, sino gracias a la extensa permisividad para publicitarlos en televisión.

Los llamados potenciadores o vigorizantes sexuales, con infinidad de aditamentos nutricionales que más bien son suplementos alimenticios, se anuncian como la gran solución sin serlo. Conforme cifras de IMS Health, el año pasado este rubro generó en México ventas cercanas a los 40 millones de pesos.

En este estimado se incluyen productos por todos conocidos, debido al cúmulo de anuncios en televisión, como M Force, M Force Mujer, Sukrol Hombre, Sukrol Mujer, Bigenol, entre otros, que se ofrecen como solución a todos los problemas sexuales.

No obstante, de acuerdo con datos de Genomma Lab, las ventas de su marca M Force en el 2008 fueron superiores a 335 millones de pesos, año en el que reportó desagregada esta información.

El problema, dijo el doctor Barrios Martínez, es que no sabemos qué contienen. Si bien es cierto, la etiqueta te puede decir que es ginkgo biloba, ginseng o cualquier otra cosa, la verdad es que como no están tamizados por una vigilancia realmente escrupulosa, entonces no sabemos realmente qué contienen .

La realidad, agregó, es que estos productos son panaceicos, porque se supone que mejora el deseo, la erección, la lubricación vaginal, que favorece el control de la eyaculación y/o que produce orgasmos sensacionales.

Todo es una falacia y por ello la importancia de que verdaderamente sean regulados por la Secretaría de Salud.

El extitular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, Miguel Ángel Toscano, fue insistente con el tema, presentó una propuesta de regulación para productos milagro y los legisladores tienen pendiente legislar al respecto.