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Del papel a la práctica, el gran desafío de los derechos de las trabajadoras del hogar
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indica que el 70% de las personas que realizan trabajo doméstico remunerado no tiene prestaciones laborales; sólo el 1% de las empleadas del hogar cuenta con contrato por escrito.
La mayoría de las empleadas del hogar en México, el 50%, alcanza una jornada semanal de menos de cuatro días, según información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). “No es fácil, sobre todo después de la pandemia de covid-19, que completen por lo menos cinco días laborales, aunque asistan con diferentes personas”, dice Marcelina Bautista, defensora de los derechos de esta población.
Esto es un problema para lograr su afiliación a la nueva fase del programa piloto de trabajadoras del hogar de Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), señala una de las principales líderes, no sólo a nivel nacional, sino internacional, del movimiento de lucha de las trabajadoras del hogar.
Este 22 de julio es el Día Internacional del Trabajo Doméstico. Y según las últimas cifras del Inegi, más de 2.2 millones de personas de 15 años y más se dedican a actividad de manera remunerada, aunque el año pasado eran más de 2.4 millones.
El 9% de las mujeres que trabajan lo hace en el empleo doméstico. Mientras que el 1% de los hombres económicamente activos están ocupados en ese sector. Sin embargo, también aquí hay una división sexual del trabajo, ellas cuidan de personas, lavan y planchan, preparan alimentos, ordenan los hogares. Ellos son jardineros, choferes, vigilantes y porteros.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indica que el 70% de las personas que realizan trabajo doméstico remunerado no tiene prestaciones laborales. Sólo el 1% de las empleadas del hogar cuenta con contrato por escrito, mientras que el 16% de los choferes y vigilantes han podido firmar uno.
“No son esporádicas”
Hace unos días, el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (Caceh) publicó su Agenda Nacional para Reivindicar los Derechos de las personas que se dedican a esta labor. Fue Marcelina Bautista, quien fundó y dirige esa organización, quien la dio a conocer.
Uno de los 10 puntos de esa agenda, explica la activista, es vigilar que el requisito de cumplir con 20 días de trabajo mensuales para tener aseguramiento completo mes a mes “no quede en la Ley del Seguro Social (LSS), porque excluye a aquellas que van dos días a una casa, por ejemplo, y que llevan mucho tiempo así porque no pueden conseguir más trabajo”.
La reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) de 2019, en la que se incluyó el capítulo XIII dedicado a ese sector, definió que “persona trabajadora del hogar es aquella que labore las horas diarias o jornadas semanales establecidas en la ley”. Según el artículo 61, “la duración máxima de la jornada será: ocho horas la diurna, siete la nocturna y siete horas y media la mixta”.
Para la defensora de derechos, la interpretación que el IMSS pudiera estar tomando sobre quién puede ser calificada como empleada del hogar o no está equivocada. El Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “dice que no pueden llamarse trabajadoras del hogar quienes en su vida sólo trabajaron una vez en esto y ahora están en otro empleo”.
Aunque no laboren la semana completa “no se les puede llamar ‘esporádicas’. Es otra de las observaciones que haremos (a la iniciativa de reforma de LSS que está en el Senado). Dicen que como trabaja un día o dos a la semana es esporádica, pero resulta que lleva 20 años yendo a una casa a trabajar esos días. Ahí hay una relación de trabajo”.
Los responsables
Casi el 94% de las más de 2 millones de trabajadoras del hogar en el país labora en la modalidad de entrada por salida, según la OIT. En promedio, trabajan 36.2 horas a la semana. El 32.7% gana menos de un salario mínimo y el 41% gana entre uno y dos, según ha podido recopilar la investigadora Graciela Bensusán.
Desde que el programa piloto del IMSS inició, en abril de 2019, la afiliación ha ido en aumento. Incluso en todos estos meses de pandemia, y a pesar de que la tasa de desempleo para este sector llegó a 33% en junio de 2020. A junio de 2021 había 33,475 personas inscritas, esto representa el 1.3% del total de esta población.
Según ha dado a conocer el IMSS, el 92.5% de los trabajadores y las trabajadoras del hogar afiliadas informan que cotizan entre 21 y 31 días al mes. De acuerdo con el Inegi, el 17% de este grupo trabaja 20 días al mes; 23% labora 24 días y 6% no descansa, pues trabaja los 7 días de la semana. Es decir, 46% labora entre 20 y 31 días.
“La nueva fase del programa piloto beneficia a quienes trabajan de planta principalmente, que son la minoría”, comenta Marcelina Bautista, no sólo porque pueden completar los días de cotización, también porque tienen que convencer a un solo empleador para que las registre. “Muchas de las que trabajan de entrada por salida laboran casi todo el mes, pero no todos sus empleadores asumen su responsabilidad” de pagar el seguro.
“Existe la opción de que las personas empleadoras las anoten por más días, pero eso no es justo para quienes sí son responsables. Porque si hay más empleadores que ocupan a la trabajadora, ellos no se están haciendo cargo de las obligaciones que contraen al requerir y gozar de los servicios que presta esa empleada, quien merece todos los derechos como cualquier otro trabajador”.
La crisis por la pandemia ha reducido no sólo el empleo sino los días de trabajo, comenta la activista. “Ahora tenemos trabajadoras que antes laboraban de planta que ya sólo van dos veces a la semana, cuando mucho, y están buscando más trabajo, pero no encuentran”
Por un cambio cultural
El pasado 3 de julio entró en vigor en México del Convenio 189 de la OIT. En este país “tenemos los derechos más avanzados del mundo para este gremio, el problema es la implementación”,
“Falta que se implementen todos”. No es que sean una realidad a partir de la ratificación de ese convenio por parte de México, o de que el Congreso reformó la LFT para reconocer algunos de sus derechos, el problema estructural y sistemático que han enfrentado por más de un siglo no se ha resuelto. “No están firmado contratos, no hay un avance sustantivo en la seguridad social”, dice.
“Las personas no asumen el compromiso que adquieren cuando contratan a una trabajadora del hogar y no reconocen que sus hogares se convierten en un centro de trabajo”, con diferencias al resto, pero que igualmente deben proveer de un sitio digno para ellas, con seguridad e higiene laboral, apunta.
Por ello, otro de los puntos de su agenda nacional es incidir en la elaboración, diseño y aplicación de políticas públicas alineadas al Convenio 189.
En los próximos meses seguirán apoyando la propuesta de un ingreso mínimo vital, la cual fue presentada por varios grupos parlamentarios en el Congreso, incluido Morena. “Y que se garantice un seguro de desempleo para las trabajadoras del hogar” afectadas por las crisis de la pandemia, “siniestros u otras emergencias naturales”.
También van a promover la ratificación del Convenio 190 y la Recomendación 206 de la OIT “para erradicar todo tipo de violencia y acoso en el mundo del trabajo”, un problema que ellas padecen de manera recurrente. En general, comenta, seguirán fomentando “un cambio cultural, la revalorización del trabajo del hogar, el reconocimiento pleno de los derechos de quienes se dedican a esta labor”.