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Capital Humano

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El tortuoso escenario que enfrentan las trabajadoras con endometriosis

Millones de mujeres en México viven con endometriosis, incluso muchas de ellas han sido despedidas de sus trabajos por los síntomas extremos e incapacitantes que les ocasiona. Los proyectos de reforma para reconocer esta realidad todavía están en el tintero legislativo.

“Me provoca ansiedad y aumento de peso, llevo 12 kilos. Pero tengo trabajo”. Sin el tratamiento para la endometriosis, que le ha inhibido la menstruación, Cristina Vega no podría haber llegado a la dirección de Análisis de Riesgo en una financiera. Es lo que piensa y quizá no se equivoca. “Pero tengo trabajo”, dice, “y un buen trabajo”, suspira.

“La mayoría de las mujeres que se acercan a nosotras refieren que han tenido problemas en sus trabajos, a varias las han corrido”, cuenta Claudia Larcoti, directora de Relaciones Institucionales de la Fundación de Apoyo a Mujeres con Endometriosis, la única asociación civil en su tipo en el país, conocida como Endometriosis México.

En dicha fundación estiman que en México hay cerca de 13 millones de mujeres con esa condición de salud. Pero para comenzar: la endometriosis se presenta cuando el endometrio, en lugar de ser expulsado, se aloja fuera del útero.

El endometrio es un tejido al interior del útero y que, si no hay embarazo, se desprende y desecha cada mes, eso es menstruar. Pero en millones de mujeres, no sale y se instala en ovarios, trompas de falopio, vejiga, intestinos, vejiga y otros órganos. “Ha habido mujeres que lo han tenido en el pulmón, en el corazón, en el cerebro, en la piel, el tabique nasal”, dice Claudia Lacorti.

“El endometrio va creciendo y desarrollándose, formando quistes, adherencias y tumores”, provocando dolores incapacitantes y otras complicaciones, señala la fundación en su página de Internet.

“El dolor es indescriptible. Recuerdo que llegué a pensar que era mejor morirme. Sufría de desmayos, diarreas intensas, bochornos, escalofríos. Era una pesadilla. Cuando estudié la universidad, falté muchas veces; cuando salí, buscaba trabajos freelance porque no me podría comprometer a ir a la oficina los días que menstruaba”, dice Cristina Vega.

¿Menstruar o trabajar?

La fundación fue constituida hace 13 años para informar a las mujeres, principalmente sobre esta condición. En ese momento, 2010, mucho menos ahora, se sabía muy poco sobre la endometriosis. El tabú de la menstruación y su abordaje patriarcal, en el que el dolor es naturalizado, tuvieron mucho que ver.

Entonces, “muy pocas veces podemos encontrar a un jefe que entienda esta situación. Nos estigmatizan, piensan que eres una chillona. Para ellos, y muchas otras personas, somos la que no sabe ser mujer porque no soporta el dolor, la quejosa, la que otra vez está con sus problemitas. Lidiamos con la problemática médica y con la estigmatización social”, dice Claudia Larcoti.

Ella llegó a Endometriosis México hace 10 años, primero como paciente, y después, cuando mejoró su estado, comenzó a aportar su trabajo voluntario. “Ninguna de nosotras percibimos alguna remuneración, no hay fondos para eso”.

La fundación ha creado un directorio de personal ginecológico especialista en endometriosis, quienes ofrecen consultas a precios bajos. De esa manera, el tiempo de diagnóstico se acorta, pues pueden pasar años sin él.

“Mis dolores comenzaron en la adolescencia, pero en el tiempo de la universidad se agravaron. Mi mamá me llevó con varios doctores y me dijeron de todo, desde que estaba exagerando, que seguramente mi vida sexual era promiscua, hasta que necesitaba embarazarme”, recuerda Cristina Vega, de 36 años.

“Pasaron muchos años para que una doctora me dijera lo que tenía”. Mientras tanto, había intentado entrar al mercado laboral en el área de finanzas, pero la falta de flexibilidad la expulsaba. “Ni yo sabía que tenía endometriosis, ¿cómo podía explicar que necesitaba al menos dos días al mes?”.

Así que aceptó tomar Danazol, un medicamento que le quitó los síntomas, porque dejó de menstruar. Ha subido más de 10 kilos, ha perdido cabello y a veces siente ansiedad. “Pero lo prefiero, no quiero ni recordar cómo era mi vida antes. Y si los dolores regresan, tendría que dejar de trabajar”.

Proyectos pendientes en el Poder Legislativo

En el Senado, en la Cámara de Diputados y el Congreso de la Ciudad de México se han propuesto reformas a la Ley Federal del Trabajo (LFT) para crear licencias laborales menstruales. Las iniciativas contemplan uno, dos o tres días de permiso con goce de sueldo. Otras, plantean el teletrabajo cuando la menstruación es muy dolorosa.

En tanto, el proyecto del gobierno federal para actualizar la tabla de enfermedades laborales también incluye a la endometriosis. Sin embargo, aunque la Cámara de Diputados ya aprobó la reforma, falta el aval del Senado de la República. Pero además, para que sea calificada como enfermedad laboral, la endometriosis debe haber sido causada por el trabajo. Las propuestas de licencia, por su parte, no han avanzado en comisiones.

Pero hay otros obstáculos. El diagnóstico, pues éste sigue siendo tardío, dice Claudia Larcoti. La falta de sensibilización en las empresas es otro gran problema.

Sin políticas que apoyen al personal con endometriosis, expresa, muchas mujeres y otras personas con capacidad de menstruar seguirán sin empleo, en trabajos informales o estancadas en puestos para los que están sobrecalificadas y por los que reciben bajos salarios.

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