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En México hay 22 millones de trabajadoras del hogar sin salario ni empleo
Oxfam y la Red de Cuidados en México definieron 28 conceptos en torno al tema de cuidados. Uno de ellos es el de las cuidadoras “quemadas” por su complicada labor, la cual la mayoría de las veces hacen solas, sin apoyo del resto de la familia, el Estado y el mercado.
“Ella no trabaja, es ama de casa”: la hemos oído, pensado o dicho, pero quizá poco a poco vamos rechazando esa afirmación. La trabajadora o trabajador del cuidado es aquella persona que cuida de otra, con salario o sin él. Punto. Ésa es la definición del Diccionario de los cuidados: Un enfoque universal e incluyente.
Hemos creído —o hemos querido pensarlo cómodamente así— “que los cuidados se dan naturalmente. Que no tienen costo. Que son resultado del amor materno, incondicional. Que quien los da, los da por gusto, con entrega. Que cuidar es fácil porque lo motiva el amor, lo impulsa el instinto y lo sostiene la condición biológica”, dice Alexandra Haas Paciuc, directora Ejecutiva de Oxfam México en el prólogo del diccionario.
Dicha organización y la Red de Cuidados en México publicaron 28 conceptos, “elaborados con un enfoque comunitario, de género, feminista y de derechos humanos”. El objetivo es aportar información del tema para impulsar “la creación de estrategias, programas y políticas públicas orientadas a reconocer, redistribuir y remunerar de forma justa los cuidados”.
La pandemia de Covid-19 demostró “la urgente necesidad de reconocer que los cuidados son el principal sostén de cualquier sistema económico, social, político y de la vida misma”, señala el documento. También dejó más claro “los desequilibrios en el trabajo” al interior de los hogares, “que afectan, principalmente, a las mujeres y las niñas”.
Fue en el año cero de la pandemia, en noviembre de 2020, cuando la Cámara de Diputados aprobó una reforma constitucional para reconocer el derecho a cuidar y recibir cuidado. La minuta ordena que el Congreso deberá crear la ley del sistema nacional de cuidados. Pero está congelada en el Senado.
Todo implica trabajo de cuidado
En el texto, Alexandra Haas menciona algunos datos para dimensionar el trabajo de cuidados:
- Más de 22 millones de personas trabajadoras del hogar no remuneradas fuera del mercado laboral, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
- El 92% de las personas cuidadoras no remuneradas son mujeres.
- Más de 4 millones (83% mujeres) de personas podrían buscar un empleo, pero no lo hacen por dedicarse a los cuidados en el hogar.
La vida es cuidar y vivir requiere de cuidados. Pero a veces éstos son tan finos en el tejido social, que no los acalzamos a mirar. El diccionario pone la lupa en ellos, por ejemplo, con el primer concepto, Autonomía: “La capacidad de las personas para decidir sobre su propia vida”.
Para explicarlo ponen el caso de una o un adolescente que para identificar su vocación y decidir a qué profesión quiere dedicarse necesita “características físicas, mentales y emocionales, de información y de vivir diversas experiencias”, pero si no contó con ellas, “sólo podrá decidir entre las opciones disponibles”.
En este ejemplo están implicados los cuidados que les deben brindar la familia, el Estado y el mercado para su desarrollo profesional.
Personas cuidadoras en burnout
Cuidados son, según la economía feminista “acciones destinadas a satisfacer las necesidades de cuidado propias o de otras personas, en términos económicos, morales e incluso emocionales (…) Sus objetivos son: proteger, mantener, recuperar y promover las capacidades de las personas”, define el diccionario.
Para Abedel Galindo Meneses, de la Red de Cuidados de México y uno de los autores del documento, un concepto relevante es el de Cuidador/a Quemado/a. Es la persona que “enfrenta escenarios complejos al realizar trabajo de cuidados que pueden afectar su salud”.
Las personas cuidadoras también pueden pasar por el síndrome del burnout, el cual “se caracteriza por la presencia de estrés, ansiedad, depresión, irritabilidad, insomnio, dificultad de concentración, apatía, pérdida de apetito, dolor de cabeza o abuso de sustancias nocivas, entre otros”.
El sistema integral de cuidados es otro punto a poner atención, sobre todo cuando en el país está por aprobarse. Según el diccionario, se trata de “un conjunto articulado de políticas educativas, sanitarias, de salud, vivienda, infraestructura, así como laborales”.
“Estos podrían ser los conceptos inmediatos para que las personas se comiencen a nombrar desde el enfoque del cuidado”, dice en entrevista Abedel Galindo Meneses, de la Red de Cuidados de México.
Privilegios de género estructurales
“Entre las mujeres y los hombres existen diferencias estructurales en su acceso a derechos como la educación, la política, la salud, el trabajo, el salario, entre otros ámbitos”, eso es Brecha de Género, según el diccionario.
En el concepto Jornada de Trabajo señala que las mujeres destinan 50.1 horas semanales al trabajo no remunerado de los hogares, mientras que los hombres dedican 17.6. La Ley Federal del Trabajo establece que una jornada máxima 40 horas semanales, “el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres la rebasa por más de 10 horas”.
Los conceptos Brecha de género y Autonomía “nos muestran la posición privilegiada que tenemos los hombres”, dice Abedel Galindo. Pero ese privilegio puede utilizarse para “pensar en el tema y que, desde nuestra identidad relacionada al género, no miramos lo que cotidianamente otras personas, como las mujeres, sí pueden medir”, agrega el licenciado en Ciencias de la Familia por la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx).
“Yo había recorrido una serie de lecturas y mis investigaciones me habían dado una cercanía al tema. Pero platicar con mis compañeras que se encargan del cuidado desde sus familias y de la creación de políticas sociales ha sido enriquecedor. Fue romper paradigmas”, explica.