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Industria de la moda le toma la medida a las mujeres para explotación laboral
La organización feminista La Círcula documentó diversas violaciones a los derechos de las mujeres en la industria de la moda. Encontró que las maquilas las prefieren porque les significan obra de mano barata y una baja probabilidad de que formen un sindicato para defenderse.
“Las mujeres son las personas preferidas” para trabajar en la industria de la vestimenta global, concluyen crudamente las abogadas de La Círcula, una organización jurista feminista, luego de una investigación sobre las condiciones laborales de las mujeres en ese sector.
A la industria de la moda, las mujeres le representan mano de obra barata, las consideran más obedientes; le viene de maravilla que por circunstancias sistémicas ellas acepten los empleos precarios que ofrecen en sus maquilas y, además, que cumplan con jornadas irregulares.
Algunas maquilas han encontrado espacios para también utilizar la fuerza de trabajo de niñas y niños. Esto es parte de lo que hallaron las integrantes del Círculo Feminista de Análisis Jurídico, nombre completo de la organización tras el reporte Reforma laboral: Análisis desde una perspectiva de género y de la industria de la moda.
Apenas se asoma la primavera, pero las colecciones para esta estación ya no están en tendencia. Las personas consumidoras son impulsadas a pensar en lo que viene para el invierno y, sobre todo, a comprarlo. Cada prenda que adquirimos, la utilizamos entre siete y 10 veces y luego la desechamos, dice Selma Maxinez, de La Círcula.
El negocio de la indumentaria quiere producir lo más rápido posible al menor costo. Así que el modelo de muchos empresarios se basa en “salarios de miseria”, subcontratación y jornadas de hasta 18 horas.
En todo el mundo, las mujeres son la mayor parte de la fuerza laboral en este sector; en México ellas representan el 68 por ciento. En tanto, el 57% de todas las personas que trabajan en la confección de prendas de vestir en nuestro país y que no cuentan con salario fijo, contrato por escrito o seguridad social es mujer, señala el informe.
“Dos de cada tres personas que trabajan en la industria de la moda sin remuneración son mujeres. Casi seis de cada 10 personas subcontratadas también son mujeres”.
A nivel nacional, esta industria genera más de 2.1 billones de pesos de ingresos anuales, “lo que representa el 2.4% del PIB del sector manufacturero”. De esas ganancias, las empresas destinan sólo 4% al pago de salarios, según la agrupación de organizaciones civiles Acción Ciudadana Frente a la Pobreza (ACFP).
“Casi dos tercios de quienes trabajan en ese sector no tienen un ingreso suficiente para comprar dos canastas básicas necesarias para mantenerse a sí mismas y a otra persona”, señala ACFP.
Las mujeres visten de precariedad
“A finales de los años setenta comenzaron a instalarse múltiples plantas ensambladoras en ciudades fronterizas como Tijuana, Ciudad Juárez, Matamoros, Mexicali y Nogales”, recuerda La Círcula en el informe.
La firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) impulsó la industria y “principalmente fueron mujeres quienes tomaron estos trabajos” porque el esquema de las maquilas “consiste en mano de obra barata y estímulos fiscales para gobiernos locales”. De esa manera, “comenzaron a desplazarse por todo el país” con el mismo modelo.
A medida que creció “el desempleo entre los hombres y que fue cayendo el salario mínimo, se ‘empujó’ a las mujeres a buscar trabajos a fin de encontrar medios para ayudar con los ingresos de la familia”. Y así, feminizaron la mano de obra mexicana en esta actividad económica.
Son varias las razones por las que las mujeres se han convertido en las predilectas de esta industria. Las mujeres en México se ocupan de cerca del 80% del trabajo del hogar y de cuidados no remunerado, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
No sólo carecen de dinero, sino también de tiempo, apuntan las abogadas de La Círcula. Por eso aceptan un trabajo de confección que pueden hacer en sus casas, pero de manera informal, con salarios muy bajos, sin seguridad social ni ninguna prestación.
O toman el trabajo en la maquila, con horarios que podrían venirles bien al inicio, pero que pronto descubren que pueden ser de hasta 18 horas continuas, como documentó la organización feminista. “A las mujeres se les contempla como más obedientes, de modo que es menos probable que se unan a sindicatos, en comparación con los hombres, por lo que tienden a aceptar llevar a cabo trabajo repetitivo y monótono”.
Otra ventaja para las maquilas es que, “en cuestión de habilidad, a las mujeres se les atribuye mayor capacidad para trabajos minuciosos que requieren mayor velocidad”.
La violación a sus derechos laborales
Algunas de las violaciones a los derechos de las mujeres trabajadoras en la industria de la indumentaria documentados por La Círcula son:
- Espacios de trabajo reducidos, con poca ventilación o en condiciones insalubres
- Falta de contratos escritos
- Salarios precarios
- Largas jornadas que incluyen tiempo extra, rebasando el límite legal semanal
- Tiempos de descanso mínimos
- Carencia de primas de antigüedad
- Menos días de vacaciones y de incapacidad por maternidad
- Aguinaldo menor a lo que estipula la ley
“Y si comenten un error, son multadas hasta con dos terceras partes de su salario”. También laboran bajo modelos de subcontratación que ya están prohibidos por la Ley Federal del Trabajo (LFT).
La cadena de suministro fragmentada con un alto nivel de tercerización, vuelve más complicada la inspección laboral. “Las grandes empresas de la industria indumentaria contratan a medianas empresas para la maquila de sus productos y estas últimas, a su vez, subcontratan a pequeñas y micromaquiladoras”. Algunas operan prácticamente en la clandestinidad.
Recomendaciones y buenas prácticas
La reforma laboral de 2019 puso en marcha un nuevo sistema de justicia laboral y creó nuevas condiciones para democratizar a los sindicatos y promover la organización de las trabajadoras y los trabajadores para defender sus derechos.
Para esta investigación, mediante 102 solicitudes de acceso a la información, el equipo de La Círcula consultó a las autoridades encargadas de implementar la reforma para saber qué están haciendo para incorporar la perspectiva de género.
Los cuestionamientos fueron dirigidos a los poderes Ejecutivo y Judicial federales y estatales. La gran mayoría no respondió, y de las que contestaron, pocas tienen acciones reales para transversalizar la perspectiva de género, y menos resultados concretos.
Entre las pocas buenas prácticas, destaca que San Luis Potosí instaló una unidad de igualdad de género en el Centro de Conciliación Laboral.
Y aunque la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) ha hecho un gran trabajo y acciones que se ven, dice Selma Maxinez, en materia de género la dependencia respondió que “solamente han emitido el Plan de Acción para incorporar la perspectiva de género en la instrumentación de la reforma al sistema de justicia laboral”.
Ni las secretarías locales ni la federal señalaron la inspección como una acción para garantizar los derechos de las mujeres en el ámbito laboral.
Por lo tanto, la opacidad y clandestinidad de las empresas y la falta de acciones con perspectiva de género en la implementación de la reforma laboral tienen como consecuencia “que el acceso a la justicia laboral sea sumamente complicado” para las mujeres, adolescentes, niñas y niños que están empleados en la industria de la moda.
Por ello, una de las recomendaciones puntuales a la STPS es que “ponga en marcha a la brevedad el Plan de Acción”. También le piden acompañar el proceso de reforma y creación de leyes para implementar el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre violencia laboral.
Y al Poder Judicial le solicitan “reforzar las acciones para transversalizar la perspectiva de género en el nuevo sistema de justicia laboral”, entre muchas otras recomendaciones que contiene el amplio informe.