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Moda tras bambalinas: Productividad se triplica a costa de salarios precarios
En los últimos 15 años, las personas trabajadoras de la industria de la moda aumentaron tres veces su productividad y le generaron a las marcas cuatro veces más valor agregado. En cambio, los salarios en el sector han crecido a un menor ritmo y la mayoría de ellos se mantiene por debajo del umbral de la pobreza.
La sostenibilidad económica de la industria de la moda y, sobre todo del modelo productivo del fast fashion y del ultra fast fashion —encabezado por Shein—, recae en las espaldas de millones de personas trabajadoras que laboran cada vez más duro, durante más tiempo y con los mismos salarios empobrecedores.
En los últimos 15 años, la producción bruta por cada persona que labora en la industria de la moda creció 221%, es decir, se triplicó. En 2003, cada trabajador y trabajadora le generó a las marcas 180,000 pesos en productos fabricados, para 2018, la productividad per cápita aumentó a 579,000 pesos, según el reporte La precariedad no pasa de moda.
Pero los salarios que reciben ni siquiera se duplicaron en este mismo lapso. En 2003, el personal operativo ganó, en promedio, 35,000 pesos en todo el año; para 2018, creció a 70,000 pesos anuales, de acuerdo con la investigación de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza (ACFP).
Estas últimas cantidades incluyen sólo el sueldo, ni una retribución más. Pero al observar las remuneraciones, que incluyen el salario, las contribuciones al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) e Infonavit, prestaciones y reparto de utilidades, tampoco se ve un avance similar al de la productividad, pues crecieron 104% en el mismo periodo. Mientras en el año 2003 la remuneración total anual por persona fue de 49,000 pesos; para 2018 esta fue de 100,000 pesos por año.
En cambio, el valor agregado (VA) de cada persona trabajadora a la empresa se cuadruplicó. Cabe mencionar que el VA es lo que aporta el personal para que las organizaciones crezcan y tengan más ventas; por ejemplo, la calidad de los productos, los diseños, los detalles de las prendas. En 2003, éste fue de 104,000 pesos por persona; para 2018 subió a 396,000 pesos, lo que representa un aumento de 282% per cápita. Estos beneficios fueron para los dueños de las compañías.
¿Quién le sigue el paso a la moda?
La moda rápida (fast fashion) es aquella que se mantiene en tendencia de forma breve. Al mismo tiempo está fácilmente disponible para las personas consumidoras y a precios asequibles para la mayoría. Todo esto provoca una alta demanda de las prendas y, por lo tanto, se requiere de mayor producción.
“A nivel mundial, cada año se compran 80,000 millones de prendas, lo que se traduce en 1.2 billones de dólares para la industria de la moda mundial”, según el informe La injusticia ambiental global de la moda rápida, publicado en BMC, plataforma de investigaciones en ciencia, tecnología, ingeniería y medicina.
Pero la producción para el ultra fast fashion, moda que es todavía más acelerada, en tendencia en cuestión de días, incluso. Este modelo de negocio lo encabeza Shein que, según la agencia de noticias Reuters, planea abrir una fábrica en México.
Para producir esas grandes cantidades de ropa a bajo costo, las empresas recurren “a subcontratación de la producción en países de ingresos bajos y medianos”, dice el documento de las investigadoras Raquel Bick, Erika Halsey y Cristina Ekenga.
También, como lo muestra el informe de ACFP, a bajos salarios y a otras estrategias para reducir los costos de nómina, como evitar que el personal se organice para defender sus derechos laborales.
A mediados de junio, el gobierno estadounidense presentó la primera queja laboral, en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), contra una empresa textil.
De acuerdo con la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR, por siglas en inglés) la maquiladora Industrias del Interior (INISA), donde se confeccionan prendas en serie, obstaculizó la libertad de asociación y a la negociación colectiva de las trabajadoras y los trabajadores. Denuncia que tendrá que ser analizada por las autoridades mexicanas.
Tendencias laborales que no pasan de moda
En la industria de la moda en México trabajan más de 3.1 millones de personas, señala el reporte con base en datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
De dicha población, la gran mayoría tiene un empleo formal en este sector. Pero eso no significa que tengan condiciones laborales dignas, pues al menos 2.3 millones de personas (72% del total de quienes están ocupadas en esta industria) “carecen de ingreso laboral suficiente para superar el umbral de pobreza; es decir, ganan menos de 8,600 pesos al mes”.
En tanto, al menos 1 millón de personas en estas actividades labora más de 48 horas semanales, el 53% no tiene afiliación al IMSS, el 41% carece de contrato estable y casi la totalidad, el 93%, carece de organización sindical.
“En la industria de la moda en México, sólo 190,000 personas (9%) ganan salarios dignos”, es decir, entre 20,000 y 40,000 pesos al mes, apenas 3% gana más de ese rango.
El estudio de ACFP se enfocó en 4,414 empresas grandes y medianas en el sector de comercio al menudeo (retail), universo conformado por 2,971 supermercados, 1,112 tiendas departamentales y 331 tiendas comerciales.
Aunque este grupo de organizaciones representan tan sólo el 0.01% del total de las unidades económicas de la industria de la moda, son las que captan “más de la mitad del total de ingresos de la industria: 1 billón 127,000 millones de pesos al año”.
Asimismo, estas compañías ocupan al 30% del personal del sector, tienen una producción anual de 343,800 millones de pesos, 41% del total, y generan 235,000 millones de pesos de valor agregado.