Maternidad, la decisión más castigada por el mercado laboral

Ser madre, en palabras de muchas mujeres que han atravesado esta etapa, es un gran regalo. Paradójicamente, ser madre también puede ser una de las decisiones más castigadas en el mundo del trabajo. 

Debido a la profunda desigualdad de género que impera en las sociedades, las mujeres que se convierten en madres enfrentan importantes desafíos para ingresar, permanecer o crecer en el mercado laboral.

Cuando la maternidad llega a la vida de las mujeres comienzan a estrellarse con mayores brechas de ingresos laborales, menores oportunidades de crecimiento, menor visibilidad en sus trabajos e incluso, en algunos casos, las mujeres se enfrentan a despidos injustificados o discriminación.

Aunque estas problemáticas ya existen incluso para las mujeres que no son madres, las cifras exponen que la maternidad profundiza estas brechas.

Por ejemplo, en el grupo de mujeres y hombres sin hijos se observa una brecha de ingresos medios de 21%, de acuerdo con cifras de la Enigh (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares).

Ese nivel es significativamente menor si se observa la brecha de ingresos entre las mujeres y hombres que son padres y madres. En el grupo de quienes tienen cuatro hijos o más, la brecha de ingresos por género trepa hasta 57 por ciento. 

Otro de los patrones observados es que el ingreso promedio de la mayoría de las mujeres cae con la llegada de los hijos. Para los hombres la historia es otra, convertirse en padres no afecta sus ingresos.

Sobrecarga de tareas de cuidados

De acuerdo con un análisis de México, ¿cómo vamos?, la desigualdad en el ingreso que representa la maternidad para las mujeres, en contraste con la paternidad para los hombres, está relacionada con las diferencias en la distribución del tiempo que destinan a labores remuneradas y no remuneradas. En otras palabras, se explica por la sobrecarga de tareas de cuidados que recae en las mujeres.

En México las mujeres dedican cerca de tres veces más tiempo que los hombres al trabajo del hogar y tareas de cuidado.

Al corte del 2022, se observó que las mujeres dedican, en promedio, 48 horas semanales de su tiempo al trabajo del hogar. Adicionalmente, algunas dedican casi el mismo tiempo a sus jornadas de trabajo remunerado. 

Por su parte, los hombres destinan apenas 24 horas a la semana a estas tareas.

Se observa también que 9 de cada 10 personas que abandonan el mercado laboral antes del retiro son mujeres. La principal razón es: necesitan ese tiempo de trabajo para cuidar a sus hijos, enfermos o adultos y para dar mantenimiento a sus hogares.

Nunca antes había sido tan visible la necesidad de un Sistema Nacional de Cuidados con perspectiva de género. La intervención pública, privada y civil en el trabajo de cuidados es fundamental para generar mayor igualdad y justicia social.

La maternidad, vista desde fuera, sigue siendo paradójica. Mientras la sociedad y las leyes siguen castigando a las mujeres mexicanas que deciden no ser madres, el mercado del trabajo se encarga de expulsar a quienes sí deciden serlo.

De acuerdo con la organización México, ¿cómo vamos?, las políticas públicas implementadas a través de un sistema integral deben facilitar el acceso de las familias a sistemas de cuidados integrales que permitan, especialmente a las mujeres, ejercer el derecho efectivo al trabajo.

Adicionalmente, es fundamental que un Sistema Nacional de Cuidados también priorice que todas las personas que lo necesiten reciban los cuidados óptimos y oportunos; así como que los cuidadores realicen estas tareas en condiciones dignas.

ana.garcia@eleconomista.mx