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Capital Humano

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México desaprovecha el talento y el potencial de su población joven

De acuerdo con datos de la OCDE, 46% de los jóvenes mexicanos de entre 25 y 34 años no completó la preparatoria. El promedio de jóvenes sin este nivel educativo entre los países de la organización es de 15%, casi tres veces menor que en nuestro país.

Nuevo León es una de las siete entidades en el país que disminuyeron la tasa de eficiencia terminal de educación media superior. A nivel nacional el indicador en el ciclo escolar 2020-2021 fue de 67.5 por ciento. Foto EE: Archivo

Nuevo León es una de las siete entidades en el país que disminuyeron la tasa de eficiencia terminal de educación media superior. A nivel nacional el indicador en el ciclo escolar 2020-2021 fue de 67.5 por ciento. Foto EE: Archivo

México enfrenta un doble desafío con el talento de su población joven. El sistema educativo no logra que las personas desarrollen suficientes habilidades y el mercado laboral no las aprovecha. Con ello, México pierde una oportunidad de oro para el desarrollo social y económico.

Según el reporte Education at a Glance que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó hace unos días, 46% de los adultos jóvenes mexicanos de entre 25 y 34 años no completó la preparatoria. El promedio de jóvenes sin este nivel educativo entre los países de la OCDE es de 15%, casi tres veces menor que en nuestro país.

El desarrollo del capital humano, entendido como las habilidades y capacidades de las personas, comienza desde el sistema educativo. La OCDE considera que la preparatoria, o su equivalente, se ha vuelto el requisito mínimo para tener las habilidades necesarias para ser exitoso en las economías y sociedades modernas. Por eso preocupa que casi la mitad de los jóvenes mexicanos deje de estudiar antes de terminarla. A ellos les será más difícil encontrar trabajos mejor remunerados, según el mismo estudio.

La educación también sirve como una señal para que los empleadores identifiquen a trabajadores con las habilidades que necesitan para sus vacantes. Para que el capital humano se traduzca en beneficios económicos y sociales, las empresas deben encontrar a personas que puedan usar sus capacidades para ser más productivos en sus empleos.

La primera barrera para sacar provecho del capital humano de los jóvenes ocurre cuando las personas terminan su educación y no encuentran trabajo. Por ejemplo, México tiene una de las tasas más altas de jóvenes de entre 18 y 24 años que no estudian ni trabajan. En promedio, 15% de los jóvenes de los países de la OCDE se encuentra en esta situación. Para los mexicanos, esta cifra es 23%, lo que equivale a que casi una de cada cuatro personas de esa edad no aproveche sus habilidades.

La mayoría de los países de la OCDE tienen niveles más altos de desarrollo social y económico, así como menores desigualdades. La brecha que existe dentro de México entre la región geográfica con la proporción más alta de personas que no terminan la preparatoria y la región con la tasa más baja es de más de 30 puntos porcentuales. Por otra parte, entre los jóvenes de 18 a 24 años, 12% de los hombres no trabaja ni estudia, en comparación con 34% de las mujeres. Atender estas desigualdades es un reto adicional para México.

El desafío de desarrollar y aprovechar el capital humano involucra a las escuelas y las empresas, así que las soluciones también requieren de ambos. Las empresas deben identificar las habilidades que requieren y los sistemas educativos deben apoyar a las personas para que las desarrollen. Para lograr sinergias, es fundamental construir un diálogo cercano entre empleadores e instituciones escolares locales, especialmente en la educación tecnológica y técnica.

Los gobiernos estatales y municipales pueden servir de intermediarios entre ambos sectores. Ellos pueden solicitar a la Secretaría de Educación Pública modificaciones para proponer planes de estudio orientados por la demanda laboral y ajustados a las necesidades locales. Existen casos de éxito como la educación media superior técnica en Chihuahua y Nuevo León, y las universidades en Querétaro y la industria aeroespacial.

Cuando las personas encuentran buenos empleos y las empresas tienen trabajadores productivos, no sólo se benefician ellos: gana el desarrollo de todo el país.

*El autor es investigador del IMCO (@PabloClark)

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