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Capital Humano

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Ni generación de cristal ni ninis, “reconozcan nuestro potencial laboral”, exigen jóvenes

La edad, la forma de vestir y los tatuajes son los principales motivos de exclusión laboral contra la población joven, así como la condición económica, su lugar de vivienda y la complexión corporal, señala la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno.

Foto: Shutterstock

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“Ser joven no es sinónimo de irresponsabilidad”, reprochó María Fernanda Torres Sánchez, de la organización Servicios la Juventud (Seraj). “No somos ninis ni generación de cristal ni generación de mazapán. Las etiquetas son falsas pero su efecto es real”, dice un grupo de jóvenes que ha lanzado una campaña contra los prejuicios que les impide conseguir trabajo.

En México, de cada 100 jóvenes que buscan empleo, 19 no lo obtienen. Mientras que para las personas adultas esa cifra es de 11 de cada 100. Entre los múltiples factores que provocan que la tasa de desempleo juvenil sea mayor a la de trabajadoras y trabajadores en edad adulta, están las etiquetas .

Los estigmas, prejuicios y etiquetas producen exclusión y “son una forma de violencia que le abre la puerta a más violencia”, señaló la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno en conferencia de prensa virtual para presentar la campaña, con motivo del Día Internacional de la Juventud que se conmemora el 12 de agosto.

De acuerdo con Brenda Martínez, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, fue la filósofa Montserrat Nebrera quien llamó “generación de cristal” a los hijos y las hijas “de una generación trabajadora y luchadora, la Generación  X, que además, vivió en una época de carencia”.

Las personas nacidas después del año 2000, “especialmente quienes nacieron a partir de 2010”, han cargado con una etiqueta de fragilidad. Esa generación “surge en el seno de una crianza respetuosa, con apego”, explica en el número 3 de la revista ¡Goooya!, de la UNAM.

“¿Educar con respeto, amor y apego es malo?, ¿es mejor educar con gritos, golpes y desinterés? Esa visión pasada, y hasta machista, está viviendo procesos de transformación y cambio”, señala en el artículo Los doce estereotipos de la Generación de cristal. Por eso se critica a quienes no aceptan malos tratos, malas condiciones de trabajo y, al contrario, pretenden desnormalizar los distintos tipos de violencias en todos los espacios, incluido el laboral.

“La generación de cristal es la generación de la libertad, del cambio, de la evolución, vienen de padres que empezaron a darse cuenta que repetir moldes está mal”, concluye.

“No digo que vengo de Ecatepec”

La edad, la forma de vestir y los tatuajes son los principales motivos de exclusión contra esta población, señaló María Fernanda Torres. Pero también otras circunstancias como la condición económica, su lugar de vivienda y la complexión corporal.

“Hemos trabajado con jóvenes de Ecatepec, Estado de México; de la alcaldía Cuauhtémoc, de la Ciudad de México, y de Monterrey, Nuevo León, y nos han comentado que en las entrevistas de trabajo prefieren no decir los lugares de donde son oriundos”, detalló la especialista.

La razón para no mencionar el lugar donde viven cuando se les pregunta es porque “esto ha derivado que los reclutadores no continúen con el proceso de selección, como si sus competencias dependieran de eso”.

Desde la Alianza han recabado testimonios de jóvenes a quienes les han negado el empleo porque llevaban el cabello pintado de algún color “no convencional”, o porque tienen tatuajes y perforaciones. “Todos estos elementos que componen parte de nuestra identidad se ven comprometidos para encontrar un empleo”.

Según la Encuesta Nacional de Discriminación (Enadis), el 40% de la población justifica llamar a la policía cuando un grupo de jóvenes se ha reunido en una esquina y el 60% está de acuerdo en que la mayoría de las personas jóvenes son irresponsables.

Mujer y joven, mayor exclusión

“Si dejáramos atrás las etiquetas discriminatorias y reconociéramos el potencial que la generación de jóvenes representa para el desarrollo del país” la historia sería otra, dice María Fernanda Torres. “En México vivimos más de 32 millones de personas jóvenes, la mayoría con una escolaridad superior a la de nuestros padres”.

Pese a ello, 7.5 millones de jóvenes no tienen empleo. Y de quienes sí han conseguido uno, 10.8 millones no tienen ingreso suficiente para lo más básico y 9.4 millones carecen de acceso a salud y seguridad social, agregó.

“Para las mujeres jóvenes la exclusión es aún peor: 24 de cada 100 están desempleadas, o sea, hay más 1.8 millones de mujeres que no consiguen trabajo”, apuntó Jaqueline García Cordero, coordinadora de Desarrollo de Líderes Jóvenes en Youth Build México.

“Además, hay 3.7 millones de mujeres jóvenes que ni siquiera tienen la oportunidad de salir a buscar un trabajo remunerado o continuar sus estudios por realizar tareas domésticas o de cuidados en su casa, sin remuneración”.

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