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Capital Humano

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¿Qué ocultan los relatos personales de movilidad social en las redes?

Historias de trabajo duro que se comparten en Twitter pasan por alto que, en la última década, siete de cada 10 personas experimentaron pobreza y que la única movilidad social lograda por la mitad de la población fue desplazarse hacia donde están las personas menos pobres.

Foto: Especial

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“Pero ahora nos quieren hacer creer que eso es imposible y que seguro hay algo sucio en esas historias de movilidad”. Con esa frase, concluyen centenares de tuits dirigidos acerca del éxito profesional, laboral y económico luego de haber iniciado en la pobreza.

Sin embargo, hay un hecho comprobable: la movilidad social en nuestro país es prácticamente nula, como lo señala la economista Graciela Teruel en su libro Dinámicas de la pobreza en México, publicado este año por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).

En su investigación, la ex consejera académica del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) demuestra que “la pobreza y vulnerabilidad en México permanecen, por lo tanto no hay cambios”.

En 2022, el economista Raymundo Campos decía en su libro Desigualdades, por qué nos beneficia un país más igualitario, también publicado por el CEEY, que tres de cada cuatro personas en México que nacen en condiciones de pobreza no podrán salir de ella.

Según Teruel, “en una década, casi la mitad de los mexicanos entraron y salieron de la pobreza en algún momento”. Siete de cada 10 personas en el país experimentaron pobreza, al menos una vez, en ese periodo. Y si bien el 50% de la población logró una movilidad, lo hizo en términos de su situación de pobreza.

En este tramo de las precampañas rumbo a la Presidencia de México, ha surgido una especie de competencia sobre quién sufrió más carencias y quién tuvo que trabajar más en empleos precarios, romantizando la pobreza, eximiendo al sistema político y económico de su responsabilidad por crear desigualdad. Probablemente la persona ganadora será quien viva con holgura económica porque “le echó ganas sola”, a pesar de experimentar diferentes opresiones.

La tendencia en Twitter, iniciada por la precandidata derechista Xóchitl Gálvez, no toma en cuenta varios factores, como el tiempo que se tiene que trabajar para conseguir un poco más de lo mínimo indispensable, o que lo obtenido a base del triple esfuerzo no era más que lo que les correspondía por derecho.

Tampoco hablan de la discriminación sistemática por género y clase, no abordan el racismo histórico que impide u obstaculiza el acceso a la educación, el empleo y la salud, entre otros espacios. No mencionan las violaciones a los derechos humanos de las personas de las disidencias sexogenéricas. 

No eres pobre, pero estás a punto de serlo

El empleo es un aspecto intrínsecamente vinculado con la pobreza”, dice Graciela Teruel. A través de éste se obtiene ingreso monetario, pero también se accede a derechos sociales fundamentales, como la seguridad social y los servicios de salud.

La investigadora, con base en datos de Coneval, identifica cinco grupos de pobreza:

  1. No pobreza persistente
  2. Vulnerabilidad persistente
  3. Pobreza transitoria
  4. Pobreza persistente
  5. Pobreza crónica

En su reporte, indica que “los pobres crónicos y los pobres persistentes son quienes tienden a realizar actividades agrícolas o artesanales” debido a las altas tasas de informalidad y muy bajo acceso a la seguridad social y servicios de salud. El 42.5% está en esa categoría.

Sin embargo, el 17% de las personas que laboran en áreas administrativas también viven en condiciones de pobreza crónica.

Mientras la narrativa en Twitter vira hacia identificar y ponerle rostros a la movilidad social, la investigadora habla de la “movilidad en la pobreza”. Es decir, las entradas y salidas a la precariedad.

Las “fallas de mercado y trampas de pobreza vinculadas al funcionamiento de las instituciones” son el primer factor que influye en la movilidad en la pobreza. Es decir, las “regulaciones en el mercado laboral” y la discriminación en el empleo, por ejemplo.

Como segundo factor se encuentra la “vulnerabilidad a eventos que afectan la riqueza de los hogares y sus miembros”, como los problemas de salud y la pérdida de empleo.

El tercer elemento es la vulnerabilidad a las crisis económicas, desastres naturales y cambio climático. Por ejemplo, las personas con salarios bajos tienen menos posibilidad de enfrentar recesiones económicas y crisis de inflación.

Es cierto, dice la investigadora, que muchos hogares logran escapar de la pobreza, “pero permanecen al borde del precipicio”. Generalmente tienen altas tasas de informalidad y autoempleo “y acceso limitado a sistemas de protección social y servicios de salud adecuados”.

Profesionista no es igual a riqueza

“Mi mamá tenía doble plaza de maestra y cocinaba, lavaba la ropa, limpiaba la casa y sacó adelante todos mis hermanos, hoy todos son unos profesionistas. Pero ahora nos quieren hacer creer que eso es imposible y que seguro hay algo sucio en esas historias de movilidad (Sic)”, dice uno de los testimonios en twitter.

Otro dato que se distorsiona en esas historias es que la educación abre las puertas automáticamente a empleo digno y, por lo tanto, a una vida con las necesidades básicas satisfechas, incluyendo el descanso y el esparcimiento.

De acuerdo con Data México, de la Secretaría de Economía (SE), en el primer trimestre de 2023, la fuerza laboral de profesionistas y técnicos fue 9.5 millones de personas, cuyo salario promedio mensual fue de 7,000 pesos trabajando 37.4 horas a la semana.

“Soy hijo de la educación pública, mi tenacidad me llevó a los privilegios de mejor educación. He ganado a pulso lo que tengo. Nadie me lo regaló. Pero ahora nos quieren hacer creer que eso es imposible y que seguro hay algo sucio en esas historias de movilidad”, expresó otro usuario en Twitter.

“La escolaridad reduce la probabilidad de pertenecer al grupo en pobreza crónica en aproximadamente 1.14 puntos porcentuales por cada año extra de escolaridad que alcance la persona”, según indica la investigación de Teruel.

Pero la probabilidad de ingresar al grupo de no pobreza es de menos del 1% y en cambio hay mayor posibilidad de ubicarse en el grupo de pobreza transitoria

Por ejemplo, las personas docentes, con nivel superior de estudios, se mantienen fuera de la pobreza la mayor parte del tiempo, pero no “poseen las condiciones necesarias para evitarla del todo”.

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