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Salarios equivalentes: Inegi resuelve controversia por impactos del salario mínimo
El Inegi presentó un nuevo indicador del mercado laboral: los salarios mínimos equivalentes, herramienta que permitirá comparar sin distorsiones la evolución de los niveles de ingreso de la población ocupada.
El actual gobierno puso en marcha desde finales de 2018 una política de recuperación salarial que ha dado como resultado cuatro incrementos históricos al salario mínimo. Desde entonces, el valor del referente ha pasado de 88 a 172 pesos diarios, por lo que dejó de ser comparable en el tiempo para medir algunos indicadores.
Una de las distorsiones que generó la comparación de los salarios mínimos después de los incrementos sustanciales fue sobre la Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación (TCCO), la cual contempla a la población que trabaja menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, a los que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y a quienes laboran más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos.
A raíz de los aumentos históricos del referente salarial, al realizar el comparativo anual la TCCO abarcaba cada vez a más personas, es decir, a quienes su situación laboral había empeorado. Sin embargo, esto ocurría porque al elevarse la referencia, más personas se registraban en un rango de ingreso más bajo que el que tenían un año antes.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) subrayó que la comparación de la población ocupada categorizada por salarios mínimos generaba “conclusiones erróneas” luego de los incrementos históricos en el referente. Para contrarrestar esto, el organismo presentó un nuevo indicador: el salario mínimo equivalente, el cual permite comparar en el tiempo a la fuerza laboral y sus niveles de ingreso sin generar distorsiones.
“En 2019 y los años subsiguientes, los aumentos en los salarios mínimos fueron significativamente por encima de la inflación, por lo que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, emitió una nota en el mes de mayo de 2019 que advertía a los usuarios sobre la comparabilidad temporal de la información de la población ocupada clasificada en salarios mínimos nominales y de toda la información en la que se involucra al salario mínimo nominal”, apuntó el organismo.
El salario mínimo equivalente es el valor en pesos para adquirir la misma cantidad de bienes y servicios que se compraban con el salario mínimo diario del periodo base. “Busca corregir el sesgo en la comparabilidad de la información estadística clasificada en términos de salarios mínimos nominales, tomando como referencia el salario mínimo de un periodo base, actualizado con el nivel general de precios”, precisó el Inegi dentro de una nota técnica presentada junto con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del segundo trimestre del año.
Comparando salarios equivalentes, desde el 2018 hasta la fecha se observa una reducción de la población ocupada en el perfil salarial más bajo y una redistribución en los niveles de ingresos más altos, es decir, una tendencia a la inversa que los resultados obtenidos al comparar salarios mínimos nominales.
Salarios equivalentes, la situación ha mejorado
Con esta nueva medición se puede determinar que en los últimos cuatro años la población ocupada que gana hasta un salario mínimo se redujo del 38 al 33% y la que percibe entre uno y dos salarios mínimos creció tres puntos porcentuales para ubicarse en 32% en el segundo trimestre de 2022.
“Hemos señalado desde que iniciaron los incrementos sustanciales al salario mínimo en 2019, que comparar a la población en rangos de salario mínimo entre años es erróneo. Usando el salario mínimo vigente en enero de 2022 se calcula un salario mínimo equivalente para periodos previos usando el Índice Nacional de Precios al Consumidor. Es decir, se lleva el salario mínimo de 2022 a pesos de cada período para poder clasificar a la población trabajadora”, explicó en redes sociales Luis Felipe Munguía, presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami).
La distribución de la población ocupada también ha mejorado en los rangos salariales de dos a tres salarios mínimos al pasar de 8 a 10% entre 2018 y 2022. Con un crecimiento más moderado, de 0.8 puntos porcentuales en ese mismo período, la población que percibe de tres a cinco salarios mínimos se ubicó en 4% en el último trimestre.
“Aunque en términos de distribución parece que no hay mucho cambio, es más evidente cuando se ve el número de personas. Hay 26% de personas más ganando de uno a dos salarios mínimos equivalentes, 32% más ganando de dos a tres, 25% más de tres a cinco y 16% más ganando más de cinco salarios mínimos equivalentes”, señaló Luis Felipe Munguía.
Una buena herramienta de comparación
Carlos Ramírez, director de Desarrollo de Negocios de Integralia Consultores, reconoció que este nuevo indicador era “necesario” porque nunca se habían registrado incrementos salariales tan abruptos. “La metodología se había quedado rezagada y finalmente se hizo lo correcto, que era cambiar y considerar lo que ha pasado con los aumentos del salario mínimo y, en ese tenor, considerar cómo se han movido las escalas en los distintos rangos salariales”.
Con el nuevo indicador, destacó Carlos Ramírez, se aprecia algo normal y esperado: el número de trabajadores registrados con hasta un salario mínimo ha caído de manera importante por los incrementos en el referente.
Por otra parte, los salarios equivalentes muestran una mejoría en las condiciones críticas de ocupación, indicador que se deterioraba al comparar anualmente salarios mínimos nominales. “Si la TCCO se calcula con rangos de salarios equivalentes, se observa que, a partir de 2018, empezó a registrar cambios menos bruscos con cada aumento del salario mínimo nominal, comportamiento acorde con lo esperado, como resultado de la política de recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo”, señaló el INEGI.
Para Carlos Ramírez es innegable que hay un cambio en la estructura salarial del país y es un cambio que se aprecia en otros indicadores como el de la pobreza laboral. “Hay que reconocer que la política del aumento del salario mínimo ha paleado en buena medida los efectos tan nocivos que se han tenido por la inflación”, opinó.
En ese sentido, el especialista consideró que los salarios equivalentes son un indicador que ayuda a mostrar de manera más aterrizada los efectos de los cambios en el salario mínimo con el paso del tiempo.
“En general, de acuerdo con los salarios mínimos equivalentes de enero de 2005, se observa que la distribución de los ingresos de los ocupados muestra una recuperación del poder adquisitivo de los salarios en los últimos años, al reportarse un porcentaje mayor de ocupados en niveles salariales más altos, comparado con lo que muestran los salarios mínimos nominales. Considerando como base enero de 2022, al ser mayor el nivel del salario equivalente, la distribución de la población ocupada por rangos de salarios tiende a concentrarse en el rango de hasta un salario mínimo y más de 1 a 2 salarios mínimos”, señaló el Inegi.