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Semilleros de talento: Alcances, retos y lecciones de los programas de aprendices
Las empresas que cuentan con programas de formación para jóvenes estudiantes tienen experiencias positivas, pero su éxito ha dependido de un acompañamiento real, una remuneración justa y la participación en proyectos bien planeados.
Los programas de aprendices o becarios contribuyen a que las empresas desarrollen talento especializado, con habilidades adecuadas y alineado a la cultura organizacional. Los proyectos exitosos comparten algunas características, quizá la más importante es el compromiso con la formación de jóvenes que se refleja en acciones concretas como una remuneración justa y una mentoría real.
Estos semilleros de talento se caracterizan por ser programas de formación práctica para estudiantes en los últimos semestres de carreras universitarias, con una remuneración promedio de 9,000 pesos al mes, una jornada laboral de entre cinco y seis horas diarias y mentoría personalizada.
“Tenemos que romper el chip de sacar copias. Las personas que ingresan como becarios o practicantes deben sumar valor para aprender sobre el mundo del trabajo”, apunta Josune González, gerente de Diversidad, Inclusión y Cultura de AT&T México.
La empresa de telecomunicaciones cuenta con el programa “Mujeres en STEM”, una iniciativa dirigida a jóvenes que estudian los últimos semestres de una ingeniería para capacitarse por un año en la compañía, con un mentor que las acompaña a lo largo de su estadía. Más de 70 colaboradoras que hoy se desempeñan en diversas áreas de la empresa, incluyendo Recursos Humanos, han egresado de este programa.
Para Josune González, algunas claves que han ayudado a que el proyecto funcione es el compromiso de la alta dirección que constantemente monitorea los avances, pero también la formación de las becarias a través de casos reales de negocio. “Para graduarse tienen que cumplir un proyecto que ayude a la compañía”. Además, la capacitación técnica se acompaña del desarrollo de habilidades blandas.
“Para evitar que la gente diga ‘necesito un practicante o un becario’ y los pongan a hacer actividades que debería hacer un trabajador de tiempo completo, lo que hemos hecho es proponer proyectos de trabajo que tienen impacto directo en la fábrica. Así, cada vez que hay una necesidad de tener un practicante, validamos que exista un proyecto con impacto directo. De esta forma nos aseguramos también de ser atractivos para el estudiante y que tenga un impacto relevante en su estadía”, comparte Rodrigo Olivera, gerente de Recursos Humanos de Siemens Balvanera.
En su planta en Querétaro, la empresa cuenta con un programa de trainees. Se trata de prácticas de seis horas al día (de lunes a viernes) por seis meses, con contrato directo, prestaciones superiores a la ley y sin posibilidad de tiempo extra.
El proyecto está dirigido a estudiantes de último semestre de diversas carreras, principalmente en el campo de ingenierías, contabilidad, logística y negocios, aunque se pueden postular jóvenes de otros programas educativos que se vinculen con áreas al interior de la compañía.
“Esto es un semillero de talento. Nos gusta que la gente se quede con nosotros cuando terminan su programa. Cuando los contratamos por tiempo completo, ya pasaron una curva de aprendizaje, ya conocen la cultura y la compañía. Un 90% de los estudiantes que ingresan con nosotros se queda y esto es el principal indicador de éxito, no sólo del programa sino de la cultura de la compañía”, afirma Rodrigo Olivera.
El balance es positivo, coinciden los ejecutivos, los programas de aprendices les han permitido enfrentar la escasez de talento en algunos campos, cerrar brechas de género e incluso crear nuevos proyectos.
Oportunidad para desarrollar habilidades
“Los semilleros de talento son cruciales porque nos permiten tener un acercamiento temprano con los estudiantes; identificar y desarrollar sus habilidades y competencias desde el inicio de su vida laboral; aprender e innovar con una visión fresca y así tener una base sólida de talento joven interesada y comprometida con los seguros derivado de esta primera experiencia”, dice Alejandra Ramírez, vicepresidenta de Recursos Humanos de AXA México.
La aseguradora es otra de las empresas que ha apostado por el desarrollo de talento juvenil. Desde el 2010, cada año se integran entre 12 y 15 estudiantes de quinto y sexto semestre de diversas carreras como actuaría, administración de empresas, finanzas, mercadotecnia, ingeniería en sistemas e ingeniería en ciencia de datos, entre otras. De los más de 200 jóvenes que se han formado con este programa, 70% se ha incorporado a la compañía.
“Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las nuevas generaciones de estudiantes y profesionales en México es el oportuno desarrollo de las habilidades necesarias para asumir las oportunidades laborales actuales”, indica PwC.
Este año, la firma de consultoría iniciará con su proyecto “The Future Ready”, un programa de formación para jóvenes en el último año de universidad para desarrollar competencias técnicas, digitales y de inglés mientras participan en proyectos reales.
La importancia de los semilleros de talento
Rodrigo Olivera asegura que estos programas contribuyen a combatir la escasez de talento en algunos puestos de trabajo, pero también beneficia a las compañías con nuevos colaboradores con visiones diferentes. “No podríamos ser innovadores sin nuevo talento que llegue a retar lo que hacemos en la fábrica”.
Para Josune González, los programas de becarios no sólo ofrecen ventajas para las empresas, también benefician a los estudiantes para experimentar el campo laboral y definir si las actividades les gustan o no.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en las últimas dos décadas, la brecha de habilidades en los jóvenes se ha ampliado más, esto ha generado mayores dificultades para que se incorporen al mercado laboral y ha impactado en escasez de perfiles adecuados en las empresas.
“Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las nuevas generaciones de estudiantes y profesionales en México, es el oportuno desarrollo de las habilidades necesarias para asumir las oportunidades laborales actuales”, reconoce PwC.
Los semilleros de talento han contribuido al desarrollo de habilidades de alta demanda en los jóvenes y han facilitado su inserción laboral. La experiencia es positiva, coinciden los especialistas en gestión de talento, siempre que se trate de un programa orientado a formar a los estudiantes en un ambiente de prácticas reales, con un acompañamiento e involucrándolos en proyectos reales.