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Capital Humano

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Trabajo independiente se afianza como fuente de ingresos para paliar crisis

La necesidad de mejorar los ingresos familiares en medio de vaivenes laborales y económicos posicionó al trabajo independiente como una alternativa para los hogares en México en los últimos dos años. El crecimiento de esta fuente de recursos casi duplicó el de los obtenidos a través del trabajo subordinado.

Foto: Especial

Foto: EspecialCortesía Diego Delso

En los últimos dos años, los ingresos por trabajo independiente en las familias mexicanas crecieron 25.8%, un incremento que casi duplicó el aumento que reportaron las ganancias obtenidas a través del trabajo subordinado, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH).

En el período 2020-2022, los recursos derivados del trabajo por cuenta propia se posicionaron como la tercer fuente de ingresos con más crecimiento para los hogares en el país, sólo por detrás de las remesas (39.2%) y los beneficios provenientes de programas gubernamentales (33.6%), según la ENIGH.

En el comparativo bianual, la población con un trabajo independiente creció 11.9%, para llegar a un universo de 13.3 millones de personas, esto con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

“Esto no nos habla de que nos haya entrado un espíritu emprendedor, si así fuera, los deciles más altos hubiesen tenido un crecimiento más alto en los ingresos por trabajo independiente que los tres deciles más altos; hubo un emprendimiento en pequeña escala. El mayor aumento del ingreso por negocios fue entre los deciles más bajos y los estados más pobres”, apuntó Luis Ángel Martínez, director de Información, Análisis y Estrategia de Qualia Consultores.

A decir del economista, el crecimiento del trabajo independiente como fuente de percepciones económicas estuvo vinculado con la necesidad de los hogares de obtener más dinero ante la poca oferta de trabajo o la pérdida del poder adquisitivo de los salarios frente a la inflación. “Los tres deciles más bajos pasaron al trabajo independiente para poder subsistir”.

En términos generales, en los últimos dos años, los ingresos por alguna fuente de trabajo crecieron 14.3 por ciento. En buena medida, este promedio fue impulsado por el incremento en el subconjunto de ingresos por el empleo autónomo.

La falta de capacidad para generar mejores ingresos se relaciona con “empleos precarios, de mala calidad, en empresas muy pequeñas o el autoempleo como último recurso. Pasa por un repensar la coherencia del sistema fiscal, de protección social y la institucionalidad que genere un mayor crecimiento de las empresas pequeñas en productividad. Hay un exceso de autoempleo y lo que necesitamos es generar oportunidades productivas”, explicó Luis López Calva, director global de Pobreza y Equidad del Banco Mundial, durante un conversatorio organizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El empleo subordinado se mantiene como la principal fuente de percepciones económicas de los hogares. Según la ENIGH, las familias mexicanas tuvieron el año pasado ingresos trimestrales promedio de 35,259 pesos por esta vía, lo que representa un crecimiento de 14.0% respecto a 2020. Por el lado del trabajo independiente, las percepciones trimestrales fueron de 5,416 pesos (+25.8%) y por “otros trabajos”, 1,185 pesos (-13.6%).

En un panorama más amplio, entre 2018 y 2022, los estados con más pérdida de ganancias a través del empleo subordinado tuvieron un repunte en las percepciones por trabajo independiente, como en el caso de Quintana Roo, Jalisco o Guanajuato. “Ante una alternativa de cierre de empresas, las personas tuvieron que emprender por necesidad. Otro caso emblemático es Oaxaca, que tiene casi cuatro veces más incremento de ingresos por trabajo independiente que subordinado”, comentó Luis Ángel Martínez.

Uno de los desafíos que aún se observan en México, puntualizó por su parte Luis López Calva, es que el ingreso per cápita ha quedado rezagado en los últimos años.

“Si tomamos un grupo de países similares a México en nivel de desarrollo como Chile, Brasil, Malasia y Turquía, y observamos el año 2000, México tenía un ingreso per cápita 20% más que Chile, un nivel de 12% más alto que Malasia y casi 18% más que Turquía. Pero Chile ahora tiene poco más de 30% más ingreso per cápita, Malasia tiene casi 40% más, al igual que Turquía. México tiene un desempeño muy limitado y mediocre en términos de crecimiento en los últimos 20 años, nos debe preocupar”, señaló el especialista.

“La pandemia le pegó más duro a los que menos tienen, aumentaron las brechas, no sólo en ingresos y empleos, sino en otros indicadores como el acceso a la alimentación”, puntualizó Graciela Teruel, profesora investigadora de la Universidad Iberoamericana, en el espacio organizado por el INEGI.

La brecha salarial de género persiste

La ENIGH evidencia que la brecha salarial entre mujeres y hombres aún está presente en nuestro país. En promedio, las mujeres ganan 34.8% menos que los hombres. Esta desigualdad en las percepciones por género está “presente en los distintos grupos de edad, niveles de escolaridad y número de hijos de las personas”, advirtió la organización México ¿Cómo vamos? (MCV)

“No son buenas noticias lo que la ENIGH nos revela este año, es un llamado a la acción pública y social para abatir las pobrezas y desigualdades”, expuso Laura Flamand, coordinadora de la Red de Estudios sobre Desigualdades de El Colegio de México, durante el conversatorio.

La especialista destacó que las mujeres dedican al trabajo doméstico y de cuidados el doble de tiempo que los hombres. Por lo que “no es de sorprender que las mujeres tengan un ingreso por trabajo remunerado fuera del hogar un tanto menor”.

Según el análisis de MCV, las brechas de ingreso entre hombres y mujeres son más grandes a mayor edad, menor nivel educativo y mayor número de hijos.

Por ejemplo, “las mujeres con educación profesional tuvieron un ingreso trimestral promedio de 35,444 pesos y los hombres de 49,947 pesos, lo que implica una diferencia en ingresos del 29%. En cambio, las mujeres que contaban únicamente con educación primaria reportaron un ingreso trimestral de 9,845 pesos, contra 17,114 pesos de los hombres con el mismo nivel educativo”, lo que implica una brecha de 42.5% en este renglón, señaló la organización.

“Durante la pandemia, a muchas mujeres ´las descansaron´ —ellas refieren—, las despidieron o no pudieron mantener su pequeño negocio, en esa situación se tomaron decisiones en los hogares que perjudicaron a las mujeres. Es como si hubiésemos tenido un poco de cemento para promover la desigualdad de género en los hogares, y en una crisis esa capa de cemento se vino abajo. En cuanto al trabajo de cuidados no remunerados, de cuidados y acompañamiento escolar, quienes lo asumieron fueron las mujeres”, indicó Laura Flamand.

Periodista especializado en políticas laborales, indicadores de empleo, futuro del trabajo, desarrollo de carrera, recursos humanos y salud laboral. Actualmente es editor de Capital Humano y coconductor del podcast Coffee Break.

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