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Falta una cultura de la seguridad en el trabajo para prevenir accidentes laborales
Cada día se producen más de 1.300 accidentes de trabajo en México. El factor humano es la principal causa, afirma Jesús Nava, de SGS, una compañía experta en inspección laboral. El desafío de bajar esa cifra, que implica un gasto de 100.000 millones de pesos al año, les corresponde al próximo gobierno federal y a las empresas, sostiene el especialista.
El panorama nacional en seguridad del trabajo “es retador”. Ésa es la opinión de Jesús Nava, ejecutivo de SGS México, una compañía de origen francés que brinda servicios de inspección y certificación desde 1878.
Mientras que en Japón la tasa de accidentes laborales es de 0.9 por cada 100 empleados, en México es de 2.6, señala Jesús Nava, director de Salud, Seguridad y Medio Ambiente en SGS México, quien cita información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Reforma energética: nuevos empleos, nuevos riesgos
En 2017 ocurrieron alrededor de 500 mil accidentes laborales, de acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Eso quiere decir que cada 63 segundos un empleado sufrió un incidente, y aproximadamente cada 8 horas uno de ellos murió, apunta Jesús Nava.
El especialista subraya que gran parte de esto se debe a que las empresas no siempre identifican los riesgos para sus trabajadores según el tipo de labores. En la industria petrolera, por ejemplo, los accidentes suelen ser más graves que en otros sectores.
La reforma energética ha permitido que, por primera vez en 76 años, compañías privadas extraigan petróleo. Todo este tiempo lo había hecho Pemex. Por una parte, explica Nava, el ingreso de nuevas empresas con otras maneras de trabajar “representa un riesgo” laboral en el sector. Al mismo tiempo, añade, el que haya variedad repercute en que los estándares de seguridad también sean más altos.
El año pasado el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó a la STPS poco más de 94 mil accidentes en el sector comercio. Para el caso de las industrias extractivas fueron 2.716. La probabilidad de que ocurra un percance en las empresas petroleras es menor, debido a que hay más controles, pero si ocurren, el daño suele ser peor. Por eso, la entrada de nuevas empresas supone un reto, indica.
Corrupción, obstáculo para mayor y mejor control
Expertos de SGS, empresa que llegó a México en 1951, estiman que entre 40 por ciento y 60 por ciento de los accidentes laborales no son reportados. El gran desafío está en conocer las cifras reales.
Muchas organizaciones aprovechan la corrupción en este país para evadir revisiones, u ocultar información. La falta de transparencia en una gran cantidad de compañías será una de las dificultades que afrontará el próximo gobierno federal, considera.
Si las nuevas autoridades resuelven el problema de la corrupción, como lo ha prometido el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, “definitivamente tendremos más puestos de trabajo y con mejores parámetros de control”, confía.
Jesús Nava considera que las leyes mexicanas en materia de salud y seguridad laboral son buenas. El problema es que no se cumplen bien. Todo marcharía mejor si las compañías asumieran su responsabilidad “y no necesitaran de un policía, por decirlo de alguna manera, para ejecutarlas”.
Inmadurez de las empresas
Para él se trata de un tema de “madurez”. Es decir, que no terminan por adoptar una cultura de seguridad. En cambio, para cumplir sus obligaciones, muchas esperan a que una autoridad les diga que deben hacerlo.
Este no es un problema solo de México, apunta. La cifra anual de accidentes laborales en el mundo es de más de 300 millones, según la OIT. De esos eventos, 2.3 millones son mortales.
Hay dos formas por las que se podrían concientizar los empresarios de mejorar la seguridad laboral. Una es ver los daños físicos que puede causar un accidente. La otra es ver que “un porcentaje de sus ganancias se van en reparar esos perjuicios”, comenta.
Desde el punto de vista económico, el empresario es quien más gasta cuando ocurre un percance, dice Nava. Al pago de seguros, indemnizaciones, incapacidades y contratar relevos, algunas compañías deben sumar otro monto para cambiar la mala imagen que haya quedado a consecuencia del accidente.
A nivel global, los gastos anuales de las empresas por accidentes laborales representan 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del mundo, según la OIT. “En México cada evento en promedio cuesta 200.000 pesos”, según cálculos de SGS. Juan Nava hace cuentas: 200.000 pesos multiplicados por los más de 500.000 accidentes anuales, da la enorme cantidad de 100.000 millones de pesos.
Factor humano, principal causa de accidentes
Ahora, los accidentes laborales ocurren por tres factores: condiciones físicas del lugar de trabajo, externas y humanas, explica. Las primeras se refieren al estado en que se encuentre al área para laborar y las herramientas para realizar la faena. Las externas tienen que ver con condiciones climatológicas o físicas como lluvias y temblores.
El factor humano se refiere al tipo de personal, si está capacitado, si conoce los riesgos. Pero también a su estado de ánimo, “si está pensando que no tiene dinero, en problemas familiares”, y eso lo distrae de sus actividades.
Más del 90 por ciento de los accidentes son por el comportamiento humano, informa Jesús Nava. Entender cómo razonamos las personas, administrar la presión, la carga de trabajo, la frustración de los empleados, no es fácil, admite. Por ello, es importante crear hábitos, una cultura que dé la pautas para evitar accidentes.
Hacer cumplir la ley
En suma, cuando los próximos funcionarios federales tomen posesión de sus cargos, encontrarán que “las industrias, con o sin cambio de gobierno, van a seguir haciendo lo mismo”. El riesgo laboral es el riesgo laboral, simplifica el especialista. Es decir, para él este tema no tiene que ver con filiaciones partidistas, sino con hacer cumplir la ley, entender las diferencias de las industrias y prevenir accidentes.
Habría problemas, piensa, si los nuevos funcionarios quisieran cambiar totalmente el perfil de las instituciones, como el de la STPS, y partir desde cero. Porque si bien hay varias fallas, hay muchas otras cosas que están funcionando bien. “No avecino cambios sustanciales en la naturaleza per sé del riesgo en el trabajo. La nueva administración debe aprovechar lo existente”.