Lectura 5:00 min
Instalar una arquitectura para una protección social universal, la asignatura pendiente
Pedro Vásquez Colmenares considera que los resultados de la votación del 2 de junio, le da al partido Morena y sus aliados, un capital político con el que no ha contado ninguna administración y pueden emprender las reformas sociales más importantes de la historia de México
La falta de una estructura universal de protección social es la asignatura pendiente más grande del Estado Mexicano. Es hora de que el gobierno que encabezará la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo retome a fondo este problema y siente la transformación social más importante en un siglo: la protección social para todos, así lo consideró Pedro Vásquez Colmenares, experto en pensiones y seguridad social en entrevista con El Economista.
Dijo que la votación del 2 de junio invistió a Claudia Sheinbaum, a su partido y a sus aliados de una manera histórica para gobernarnos por los siguientes 6 años. “Eso les da un capital político con el que no ha contado ninguna administración, lo que les permite y obliga a emprender las reformas sociales más importantes de la historia”.
Explicó Vásquez, quien es profesor de políticas públicas, que para lograrlo, “México y sus tomadores de decisiones requieren unirse en torno a una visión de refundación de la seguridad social laboral para convertirla en una Protección Social Universal incluyente, justa, eficaz y financieramente viable”.
Situación actual
Para Vásquez Colmenares, el tsunami de las pensiones en México ya está aquí. “Ha llegado sigilosamente y pocos lo notaron. Pero la carga social y fiscal ya es enorme. 11% de la población ya es adulta mayor y conforme las proyecciones de Conapo se duplicará en 20 años y triplicará en 35 años. El gasto nacional en pensiones ya es de 2 billones de pesos anuales y será de 3 billones en 2030. El envejecimiento en México ya es imparable. Igual que el aumento del gasto pensionario que ya consume 22% del gasto neto total del país”.
Explicó que de 2018 a 2024, el gasto en pensiones contributivas creció 41% y las pensiones del bienestar a adultos mayores en 879%., lo que equivale a un gasto a precios de hoy de 1 billón de pesos en 2019 y de 2 billones en 2024. El doble de gasto en 5 años. Este gasto ya comprimió las asignaciones a salud, educación, seguridad pública e infraestructura general, con excepción de las mega obras del sexenio”.
El experto dijo que la desigualdad en el gasto actual en pensiones es brutal. “De los 2 billones de pesos del gasto anual, 24% se destina a 12 millones de pensiones del bienestar (no contributivas) y 76% al pago de 5.3 millones de pensiones contributivas. La variación entre las pensiones promedio del IMSS y las que paga Pemex en promedio, es de 10 a 1”.
Insistió en que “la desigualdad más funesta es con los trabajadores informales. Según datos oficiales de INEGI, 55% de la población económicamente activa (PEA) no tiene afiliación al IMSS. Después de 80 años de seguridad social en el país, hemos vivido la ceguera institucional de dejar fuera de la protección social a más de la mitad de todos los mexicanos”.
Fomentar la inclusión
La Protección Social Universal comprende salud, pensiones, prestaciones sociales y vivienda. “Lograr la Protección Social Universal es el mayor rezago histórico del Estado Mexicano durante los últimos 100 años”.
Agregó, que tener “cobertura universal de protección social es un deber histórico y la mejor herramienta democratizadora para resolver nuestras enormes desigualdades sociales. Claudia Sheinbaum tiene en sus manos la posibilidad de encabezar esta cruzada. Su responsabilidad histórica ha llegado junto con su legitimidad electoral”.
Vásquez dijo que el principal defecto de la seguridad social en México es que el sistema está basado solo en derechos laborales.
Si no eres un empleado formal con salario contractual y cotización al IMSS o ISSSTE, para la seguridad social no existes. Esta situación tiene su origen en el diseño de la seguridad social por la OIT desde 1942, cuyo objetivo era la reconstrucción de las economías por la guerra mundial”.
Dijo que ese momento, “se buscó que todos los trabajadores fueran formales y asalariados para darles un paquete de protección social. Pero países como México, con un mercado laboral precario y altamente desigual en oportunidades, no pudieron resolver el crecimiento de la informalidad y que se amplificó con las crisis económicas recurrentes”.
Hay suficiente literatura y diagnósticos sobre la informalidad laboral en México. “Lo que falta crear son los instrumentos públicos que vinculen al trabajo informal con el ahorro para el retiro y un paquete de coberturas en salud.
“Establecer incentivos a aportar individualmente en cuentas personales de retiro donde el Estado te respalde con ahorro solidarios peso por peso. Crear la figura legal del Auto Patrón y la del trabajador digital independiente que contribuya a proteger la pobreza en la vejez, en vez continuar disimulando que no sabemos cuántos están excluidos.
“Establecer cuotas de recuperación en salud asociadas al agrupamiento familiar informal y su promedio de edad. Subsidios focalizados de estas cuotas para grupos vulnerables y poblaciones en pobreza extrema. Todo bajo el paraguas de un nuevo edificio de derechos sociales plasmados en la Constitución, y una reforma financiera que etiquete recursos permanentemente para estos propósitos”.
Explicó que al tiempo que se busque ampliar la cobertura de protección social, deben instalarse estímulos y reglas para disminuir la informalidad laboral en la economía y los mecanismos que promueven y premien la productividad laboral del país.
“Falta una verdadera reforma para instalar la arquitectura de la Protección Social Universal. Falta armonizar las disposiciones constitucionales para delimitar perfectamente la cancha de beneficios a financiar públicamente, evitar duplicaciones injustas de beneficios y definir las fuentes crecientes de fondeo”, concluyó.