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Biocomparables, luz al final del camino
México ya dio el primer paso hacia la producción de los medicamentos biocomparables, como se denomina a los medicamentos similares a los biotecnológicos.
Los fármacos biotecnológicos están marcando un parteaguas en la historia del tratamiento de padecimientos crónicos incapacitantes e incluso potencialmente mortales.
Y de cara al vencimiento de las patentes de los biotecnológicos innovadores (como se llama a los biotecnológicos originales), la industria farmacéutica nacional tiene una gran oportunidad.
Frente a la escasez de buenas noticias, sobre todo, en el ámbito de la salud, considerar como una buena noticia que el gobierno mexicano y los industriales farmacéuticos comenzaron a dialogar sobre la posibilidad de trazar el camino para que México aproveche el vencimiento de las patentes de los medicamentos biotecnológicos, podría parecer exagerado.
Sin embargo, no es una exageración. Aún y cuando al gobierno lopezobradorista le restan 7 meses, el cambio en la perspectiva oficial sobre el tema y la disposición para allanar la ruta regulatoria, es muy esperanzador.
Es una luz al final del camino de la larga y complicada ruta que ha seguido en materia de salud el gobierno lopezobradorista.
El cambio se ha registrado tras la salida del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell y el relevo en el titular de la Cofepris, con la llegada de Alejandro Alejandro Svarch Pérez.
El cambio de perspectiva gubernamental ha permitido en los últimos meses un trabajo coordinado entre las autoridades oficiales, los laboratorios y la academia, específicamente el Instituto Nacional Politécnico, para avanzar en los trabajos que permitan desarrollar una industria nacional de biocomparables.
En la parte privada ha sido fundamental el trabajo de Juan de Villafranca, presidente de Amelaf en el impulso de la convocatoria y reunión entre las partes.
¿Por qué es importante el desarrollo de una industria de biocomparables en México?
Es importante porque si el actual gobierno logra avanzar en los cimientos de la certidumbre regulatoria para el desarrollo de la industria de biocomparables, permitirá que los laboratorios nacionales tracen una ruta con hitos específicos para lograr la industrialización de los biocomparables.
Esos fármacos biocomparables son una alternativa terapéutica con la misma eficacia a menor costo.
De acuerdo con datos proporcionados por la propia industria, hay elementos que dejan ver la dimensión positiva de la producción local de estos medicamentos.
Cuando se fabrican en México, pueden costar hasta un 50% menos que los biotecnológicos innovadores.
Adquirir un medicamento biocomparable fabricado en México permite que el 50% del valor del producto se quede en el país.
Esta cifra puede alcanzar el 90% cuando la materia prima, es decir, el biofármaco, es producida localmente.
En contraste la comercialización de medicamentos biosimilares de importación deja menos del 10% de su valor en el mercado mexicano.
Hay que observar lo que ocurre en el mercado de Estados Unidos.
De acuerdo con la empresa especializada en datos del sector salud, IQVIA, en su Informe de ahorro en medicamentos genéricos y biosimilares de EE. UU. de 2023, los medicamentos genéricos y biosimilares generaron un récord de 408 mil millones de dólares para los pacientes y el sistema de atención médica de Estados Unidos en 2022.
En comparación con 2021, en el que se obtuvieron 373 mil millones de dólares en ahorros en genéricos y biosimilares.
Esta cifra indica ahorros continuos para el sistema de atención médica de EE. UU., incluidos pacientes, empleadores y contribuyentes.
Los genéricos y biosimilares han ahorrado a los pacientes y al sistema de atención médica estadounidense 2,9 billones de dólares en los últimos 10 años.
Por eso, el hecho de que autoridades, industria y academia están avanzando en el desarrollo de la industria de biocomparables en México, es una buena noticia. Ojalá que avancen lo más que se pueda en lo poco que le queda a este gobierno.
